«La sociedad cubana no está preparada para debatir o aceptar el matrimonio homosexual», asegura la especialista en Psicología Yanet Cruz Hoyos, quien en los últimos diez años estudia la caracterización sociosicológica de individuos en comunidades habaneras.
Un recorrido por localidades de La Habana arrojaría coincidencias con la percepción de Cruz Hoyos. El machismo, de un arraigo histórico en la isla, ha sido desconocido por el régimen en sus debates sobre la inclusión del matrimonio gay en las reformas constitucionales que se llevan a cabo bajo la dirección del general Raúl Castro.
«Es otra imposición más del Gobierno y la consecuencia será el agravamiento solapado de la discriminación de género que impera en nuestra sociedad», alega Alina Santos, funcionaria de la Federación de Mujeres (FMC).
Respecto a los derechos ciudadanos, las reformas constitucionales incluirán la no discriminación por identidad de género, origen étnico y discapacidad. «Pero una cosa es el respeto a los derechos y otra cosa es aceptar que los homosexuales se casen y hasta adopten hijos. Al menos debería tenerse en cuenta que la sociedad cubana es muy respetuosa de las tradiciones familiares», opina Serafín Alfaro, carpintero y santero.
Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual, habría declarado que su proyecto de ley modificaría el Código de Familia vigente. Aunque es posible que en las reformas a la Constitución se incluyan cambios en ese sentido, en concreto no se especifican cuáles.
Al menos cinco nominaciones de la Iglesia Cristiana, fundamentalmente la rama metodista, se han pronunciado contra el matrimonio gay mediante una campaña que tiene como lema: «Estoy a favor del diseño original».
Mientras atiende a su clientela en una cafetería de Los Sitios, Evaristo Barrientos responsabiliza al gobierno de crear con esta aprobación un caos social: «Imagínate cómo vamos a educar a nuestros hijos y nietos si mañana no habrá diferencias entre el papel de una mujer y un varón. Supongo que también tendrán que cambiar el sistema de enseñanza en las escuelas».
Entre las demandas de la comunidad LGBTI -con respaldo de la denominada Iglesia de la Comunidad Metropolitana- además del reconocimiento legal del matrimonio entre homosexuales y de las familias que formen, se encuentra la posibilidad de adopción de niños por parte de parejas gay.