El sacerdote chileno Tito Rivera, acusado de violar a un hombre en la Catedral de Santiago, calificó este lunes como un “montaje con fines de lucro” las denuncias en su contra y reiteró que “el 50 % de los sacerdotes chilenos son homosexuales”.
“Existe una realidad de pecado que es indesmentible y que se vive al interior de la Iglesia por estos días, no reconocerlo es taparse los ojos con las dos manos”, afirmó Rivera en una declaración pública que leyó a los medios de comunicación.
Rivera aseguró la semana pasada en un programa de televisión que “el 50 % de los sacerdotes chilenos son homosexuales” y que en la institución se da “el ambiente” para relaciones homosexuales, palabras que fueron rechazadas por el Arzobispado de Santiago, Ricardo Ezzati, que pidió al Vaticano su salida inmediata del ministerio sacerdotal.
El sacerdote insistió hoy en su tesis de que al interior de la Iglesia chilena hay “un número considerable” de religiosos homosexuales, situación que, subrayó, pudo corroborar a lo largo de casi cuarenta años en el sacerdocio.
“Urge detectar qué porcentaje de nuestros ministros son pedófilos, porque la pedofilia sí es un delito en que el responsable es irrecuperable y un peligro para la sociedad”, declaró.
El sacerdote también denunció una cultura de encubrimiento de las denuncias por abusos sexuales en el clero chileno, un tema que ha llevado a la Iglesia del país austral a la peor crisis de su historia.
“Durante mi experiencia, mi superioridad tuvo como hábito otorgar una segunda o tercera oportunidad a aquellos sacerdotes que fueron denunciados y fueron cambiados de parroquia o de ciudad, olvidando por completo a las víctimas“, señaló Rivera.
El cura es investigado por, presuntamente, haber violado a un hombre identificado como Daniel Rojas en un dormitorio de la Catedral de Santiago en el año 2015.
Según un reportaje de Radio BioBío, el hombre llegó a la catedral a pedir ayuda para comprar unos medicamentos para su hija y fue atendido por Rivera, ex rector de la iglesia de las Agustinas, quien le ofreció un vaso de agua que contenía droga, le llevó a un dormitorio del segundo piso y le violó.
Rivera, que la semana pasada reconoció haber sostenido relaciones sexuales con otros hombres, sostuvo este lunes que la denuncia de Rojas es un montaje, y añadió que el denunciante “parece gozar con las fantasías sexuales” que relató.
“Nunca imaginé que ayudarlo con la mejor de mis intenciones iba a servir para crear esta tremenda maquinación”, manifestó.
La Conferencia Episcopal de Chile (CECh) publicó el pasado agosto una lista con los nombres de 42 sacerdotes y un diácono condenados, por la Justicia civil o la canónica por abusos sexuales a menores.
La Fiscalía chilena investiga 148 casos de presuntos abusos sexuales cometidos por personas vinculadas a la Iglesia católica, mientras que el número de víctimas asciende a 255, según informó el pasado enero el fiscal nacional, Jorge Abbott.