COVID-19 ataca por igual a las economías danesa y sueca pese a tácticas distintas

Las economías danesa y sueca se han visto afectadas de forma similar por la crisis de la COVID-19, a pesar de las estrategias distintas de ambos países para afrontar el coronavirus: Dinamarca fue uno de los primeros en cerrar y abrir la vida social y económica; Suecia apostó por una táctica suave.

Las últimas previsiones hechas por la Comisión Europea (CE) sitúan a ambos países entre los que menos afectados se verán por la pandemia y estiman que mientras el Producto Interior Bruto (PIB) danés caerá un 5,2 %, el sueco lo hará un 5,3 %, frente al 8,3 % de media de toda la Unión Europea (UE).

A diferencia de la mayor parte de Europa, Suecia optó por no cerrar ni escuelas, ni bares, ni restaurantes, ni comercios, aunque impuso restricciones, lo que le permitió una subida mínima de una décima en su PIB en el primer trimestre.

Dinamarca, aunque no confinó a su población como tampoco hizo ningún país nórdico, cerró fronteras, instituciones y comercio a mediados de marzo, cuando apenas había contabilizado un muerto, y fue uno de los pioneros en iniciar una reapertura lenta y progresiva un mes después.

Caída de la economía

La economía danesa cayó un 1,9 % entre enero y marzo, y el consumo se redujo un 29 % de principios de marzo a principios de abril, con respecto al mismo período de 2019, frente a un 25 % en Suecia, según un estudio de la Universidad de Copenhague a partir de datos de operaciones hechas con tarjeta de crédito.

Pero la tendencia se ha revertido en los meses siguientes, coincidiendo con la reapertura progresiva de la sociedad danesa: en junio, mientras en Dinamarca el consumo estaba casi al nivel del año pasado, en Suecia se mantenía un 7 % por debajo, de acuerdo con un análisis de Nordea, el mayor banco escandinavo.

El desfase es mayor con Noruega y Finlandia, donde las operaciones subieron un 6 % interanual, y puede entenderse por la excepcionalidad sueca: mientras sus vecinos han reducido al mínimo los contagios, Suecia registra aún unos 30 fallecidos por día y tiene una tasa de mortalidad por COVID-19 muy superior.

«Es difícil de explicar, sorprendente, quizás haya mayor sensación de seguridad en los otros países. Lo que podemos constatar es que quizás haya demasiada psicología, que el miedo a ser contagiado hace que la gente no vaya tanto a bares o de compras», dice a Efe Helge Pedersen, economista jefe de Nordea.

Las exportaciones danesas se redujeron de media un 5,3 % entre febrero y abril con respecto al año pasado, situándose en abril en el nivel más bajo en dos años; en Suecia, la caída fue del 17 %.

La explicación al desfase entre los dos vecinos, ambos con economías abiertas en las que las mercancías que se venden al exterior suponen más de la mitad de su PIB, radica en la naturaleza de sus exportaciones, más que en medidas económicas nacionales.

«Suecia está más expuesta a las coyunturas internacionales, ya que vende sobre todo coches e industria pesada; Dinamarca, medicinas y alimentos. En cualquier circunstancia se necesitan esos productos. La estructura de las exportaciones danesas hace que sean menos vulnerables a este tipo de crisis», señala Pedersen.

Compañías como Volvo, Volvo Cars o Scania pararon su producción varias semanas por problemas con la cadena de suministro en Europa y el resto del mundo a causa de las medidas restrictivas decretadas en muchos países, lo que hizo inútiles los esfuerzos del Gobierno sueco por mantener en marcha la actividad económica.

Eso explica por ejemplo que mientras el número de nuevos parados entre marzo y mayo subiera un 70 % en Dinamarca, pero más del 100 % en Suecia, aunque el número final de desempleados no se conocerá hasta que finalicen todos los expedientes de regulación de empleos temporales (ERTE) aplicados en este tiempo.

En Dinamarca se le han aplicado ERTE a unas 239.000 personas; en Suecia, que tiene algo menos del doble de población, a unas 468.000.

Esa ha sido una de las herramientas usadas para minimizar los daños económicos por los respectivos gobiernos, que han lanzado varios paquetes millonarios de ayudas a los distintos sectores económicos, aun a costa de multiplicar su deuda pública.

Que ambas economías gocen de finanzas públicas sanas y bajo endeudamiento ha permitido generosas ayudas, y deja todavía margen para medidas adicionales de apoyo en caso de que fuesen necesarias.

Caída del PIB

Las previsiones de los bancos nacionales apuntan a una caída menor del PIB a la de los países de la zona euro: del 4,1 % en Dinamarca y del 4,5 % en Suecia; y a una recuperación en 2021: del 4,2 % en el primero, del 3,6 % en el segundo.

Pero la incertidumbre sobre el efecto real cuando sean eliminadas todas las ayudas y sobre la posibilidad de una segunda oleada del virus, contra el que la inmunidad de grupo desarrollada en Suecia aun insuficiente es mucho mayor que en sus vecinos, dificultan la posibilidad de hacer balances definitivos.

«La cuenta final no se podrá hacer hasta dentro de uno o dos años, cuando haya vacuna. Pero son dos de los pocos países que se podían permitir grandes paquetes de apoyo», afirma Pedersen, que cree que el sistema de bienestar nórdico sale «reforzado» y que se acentuarán las diferencias con los países del sur de Europa.EFE