Conozca el terrible relato de los migrantes del «Opens Arms» antes de llegar a Italia

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«Casi me vuelvo loco». Mohamed, un joven libio, vivió una espera interminable a bordo del «Open Arms», antes de llegar el martes por la noche al atestado centro de acogida de Lampedusa.

«Éramos unos cincuenta, cociéndonos como espaguetis en nuestro barco, el motor se paró y fuimos rescatados por el ‘Open Arms’», cuenta Mohamed, de 23 años, con los ojos abiertos, penetrantes. «Después de eso, me aislé durante varios días en el fondo del barco».

El martes por la mañana, el fiscal de Agrigento (Sicilia) inspeccionó el barco y decidió, para sorpresa general, que los rescatados debían desembarcar en esa isla, situada entre Italia y Túnez. Algunos, desesperados, se habían lanzado al agua para alcanzar la isla a nado.

El informe del fiscal, citado por medios italianos, describe pasajeros sumidos en un «contexto emocional extremo […] entre la percepción de la muerte en caso de retorno a su país y la esperanza de una nueva vida, aunque haya que lanzarse al mar y nadar hasta la isla para conseguirla». Un contexto que hacía «imposible la evaluación de los riesgos individuales y colectivos», y que lo convenció para ordenar su desembarco y abrir una investigación «contra desconocidos» por secuestro de personas.

Los 147 ocupantes del «Open Arms», algunos de los cuales llevaban 19 días en el mar, llegaron el martes por la noche al centro de acogida de la pequeña isla, llamado «hot spot».

El miércoles, bajo un calor abrasador, la policía empezó a controlar la identidad de los rescatados del barco humanitario, principalmente africanos, confinados en el centro de acogida con muchos tunecinos que llegaron en otros buques.

– 200 migrantes en dos edificios –
Son más de 200 en dos edificios diseñados para 96 personas, según una fuente del centro, que explicó que algunos podrían ser trasladados a partir del jueves a otros centros de Sicilia, en Trapani o Caltanissetta.

«No es una cárcel», subraya uno de los policías del centro, donde el ejército controla las llegadas y salidas. Para «aliviar» la carga del centro, los migrantes son transferidos al cabo de unos cuantos días a otros lugares de acogida, sobre todo en Sicilia. El centro de Lampedusa, llamada «la puerta de Europa», ha llegado a albergar hasta 600 migrantes, pero una parte de los edificios resultó dañada por un incendio causado por algunos usuarios.

Los migrantes que iban a bordo del «Open Arms» se quedaron el centro durante todo el día, descansando tras una larga travesía. Gran parte de la tripulación del navío, declarado secuestrado por la Justicia italiana en un puerto siciliano, regresó a España.

Al caer la tarde, un turista se detuvo para tomar una fotografía del imponente portal del centro, sin bajar de su descapotable.

Los migrantes que ya llevan varios días aquí salen sin permiso en pequeños grupos para ir a la ciudad, a unos cientos de metros del «hot spot», para comprar cigarrillos o fruta.

En la calle peatonal que desemboca en el puerto, repleta de gente, se cruzan con cientos de turistas, entre terrazas llenas de gente. Los tunecinos dan gracias a dios por haber podido llegar sanos y salvos a la isla.

Por su parte, a Mohamed, que pagó 500 dólares para cruzar el Mediterráneo, le gustaría ir «a donde sea en Europa» para trabajar, quizá a Sicilia, o a Francia, donde tiene familia.