Un cura católico que admitió haber abusado sexualmente de menores en Pensilvania fue condenado el viernes a una pena de dos años y medio a 14 años de cárcel, el segundo sacerdote en ser encarcelado tras la difusión de un estremecedor informe sobre los abusos del claro en ese estado.
El cura, David Poulson, de 65 años, se declaró culpable en octubre tras ser acusado de agresiones sexuales e intentos de agresión de dos menores de ocho y 15 años en su diócesis de Erie, en el noroeste de Pensilvania.
Poulson agredió sexualmente a uno de los menores “más de 20 veces en la casa parroquial”, subrayó el fiscal federal de Pensilvania Josh Shapiro en un comunicado. “Obligó a la víctima a confesarse, y (también) a confesar ante Poulson los abusos” cometidos por el cura, agregó.
El sacerdote tambien intentó agredir varias veces a los varones en un chalet que poseía en el campo.
El caso del padre Poulson figura en el informe publicado en agosto por el fiscal federal de Pensilvania, que detalla décadas de abusos sexuales en este estado cometidos por más de 300 sacerdotes en más de un millar de niños y adolescentes, así como los esfuerzos de la jerarquía católica por ocultarlos.
Poulson confesó incluso en 2010 al obispo de Pensilvania en esa época, Donald Trautman, que le atraían los niños y jovencitos. Pero el obispo, que se jubiló en 2012, lo dejó pese a todo ejercer su ministerio, contentándose con cambiarlo de parroquia. El padre Poulson recién fue suspendido en 2018, dijo el fiscal Shapiro.
Si bien la mayoría de los casos citados en el informe judicial ya prescribieron, dos curas fueron inculpados en el marco de la investigación: Poulson y John Sweeney, este último condenado el mes pasado a entre 11,5 meses y cinco años de cárcel por haber abusado de un niño de 10 años en la década del ’90.
El informe de Pensilvania estremeció a la Iglesia católica estadounidense y desató investigaciones penales en varios otros estados del país.
En diciembre, la fiscal de Illinois publicó un informe parcial que indica que cerca de 700 curas de ese estado del medio oeste estadounidense fueron acusados de agresiones sexuales de menores a lo largo de varias décadas.
Estos informes han animado a fiscales y a asociaciones de víctimas a relanzar los esfuerzos para poner fin a la prescripción de crímenes de abuso sexual de menores, una batalla que hasta ahora no ha tenido éxito.