China prometió hoy «ampliar inexorablemente» su apertura e impulsar una globalización «más beneficiosa para todos», en medio de críticas de instituciones como la Unión Europea (UE), que acusó recientemente al país de «anteponer la ideología al crecimiento» o de «alejarse» del resto del mundo.
«Ha habido algunos malentendidos sobre nuestro nuevo patrón de desarrollo, que se centra en la economía nacional pero que también mantiene una interacción positiva con los mercados internacionales», indicó hoy Zhao Chenxin, subdirector de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR), en una rueda de prensa en los márgenes del XX Congreso del Partido Comunista (PCCh) que se celebra esta semana.
Según el funcionario, «es un error pensar que al centrarse en la economía doméstica, China va a reducir sus esfuerzos de apertura o que se vaya a convertir en una economía ‘autosuficiente’».
Agregó que la globalización económica es «una tendencia irreversible» y que el gigante asiático está «profundamente integrado en la economía global y en el sistema internacional».
«Las industrias de China y de muchos otros países están altamente interconectadas y son interdependientes», acotó, al tiempo que justificó que China necesita ahora «un desarrollo de mayor calidad y más eficiente, justo, sostenible y seguro».
Asimismo, Zhao aseguró que el país «intensificará aún más sus esfuerzos para alentar la inversión extranjera», y que la economía del gigante asiático -mañana, martes, dará a conocer los datos del PIB del tercer trimestre del año- «ha registrado una tendencia a la recuperación notable».
Las declaraciones del funcionario llegan en medio de las amenazas de la Casa Blanca de «desacoplarse» con China -acaba de prohibirle al gigante asiático adquirir semiconductores y chips con tecnología estadounidense- o de que la Cámara de Comercio de la UE en el país acusase a Pekín de «anteponer la ideología al crecimiento» y de «alejarse» del resto del mundo.
En aquel informe, publicado a finales de septiembre, la Cámara lamentó que este último año ha supuesto un «importante cambio» en la manera en la que las empresas europeas evalúan a China, entre otros motivos por la estricta política de Covid cero del país, ante lo cual han movido el foco desde las oportunidades de inversión a otros aspectos como la resistencia de las cadenas de suministro o la dificultad de hacer negocios.
Asimismo, la UE está «reevaluando y actualizando» su postura política, «tomándose más en serio» los mensajes que llegan de Pekín, entre los que la Cámara cita la campaña de autosuficiencia anunciada ante las tensiones geopolíticas con Occidente, que también hacen que las empresas europeas «analicen muy cuidadosamente los riesgos» ante el temor a devenir en «víctimas de una disputa política».
La organización reclamó a China «más transparencia y previsibilidad», ya que, pese a que el país asiático «todavía tiene un importante potencial de crecimiento y unas bases manufactureras y polos industriales de nivel mundial difíciles o incluso imposibles de replicar en otras partes», el compromiso de las firmas europeas «ya no puede darse por sentado». EFE