«El estado de excepción por catástrofe se levanta a partir de este momento», declaró la ministra chilena del Interior, Carolina Tohá.
La alta funcionaria dijo que «también quedan sin efecto las decisiones (…) respecto al toque de queda», por lo que «hoy deberíamos tener un día normal».
En pleno verano austral, el 95% de los 20 millones de chilenos sufrió la tarde del martes la inusual interrupción del servicio que sumió al país en el caos y el desconcierto.
El apagón, que se inició a las 15H16 (18H16 GMT), afectó a una vasta zona que va desde la región de Arica y Parinacota (norte) hasta la región de Los Lagos (sur).
En respuesta a la emergencia el gobierno decretó el estado de excepción por catástrofe e impuso un toque de queda desde las 22H00 locales del martes hasta las 06H00 del miércoles.
Así, los chilenos retornaban a las calles luego del fin del toque de queda. Las personas se movilizaban a sus trabajos, y autos y autobuses transitaban por las calles.
El metro de Santiago funcionaba con normalidad en todas sus líneas, luego de que el martes hubo que evacuar a sus pasajeros y cerrar sus estaciones por la falta de energía.
El martes en la capital millas de personas tuvieron que caminar por horas en medio de unos 30 grados de temperatura para regresar a sus hogares.
El apagón hizo que el gobierno cancelara las clases del miércoles de 300.000 estudiantes.
Además, se suspendieron partidos de fútbol y la tercera noche del Festival Internacional de Viña del Mar.