Casi 400 muertos en un devastador tsunami en Indonesia

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Desde su inauguración en 2006, el puente de Ponulele constituía uno de los elementos más icónicos de la ciudad de Palu. Una flamante obra de ingeniería con arcos de metal de 20 metros que se extendía por otros 126 para conectar el oeste y el este de la ciudad indonesia.

«Es un hito emblemático para el turismo de Palu», aseguraban las autoridades locales en sus páginas de información sobre la metrópoli sita en las Islas Célebes.La imagen de la imponente estructura metálica retorcida y tumbada por la fuerza de la naturaleza resumía hoy los efectos devastadores de la serie de terremotos y el tsunami que golpearon a esta región ubicada al norte del archipiélago asiático.

Según informaron medios locales como Kompas, cerca de 400 personas murieron y centenares permanecen desaparecidas en Palu y la cercana villa de Donggala, una zona donde residen cerca de 600.000 habitantes.Uno de los movimientos sísmicos alcanzó los 7,5 grados y fue seguido de olas que llegaron a medir 3 metros de altura. El suceso se produjo en torno a las 6:00 de la tarde hora local.

Las primeras cifras oficiales de víctimas hablan de 384 muertos, 540 heridos y 29 desaparecidos, pero el portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho, asumió de inmediato que esos guarismos están destinados a aumentar de forma significativa, ya que Jakarta no tiene contacto con numerosas partes de esa región, ya que la sacudida provocó un colapso de la electricidad, las comunicaciones y las conexiones telefónicas.

«Hay muchos muertos, pero no sabemos exactamente cuántos», aseguró Muhammad Syaugi, un miembro de los equipos de rescate a la agencia Afp.»Pensamos que hay decenas o cientos (de víctimas) que no han sido sacados de los escombros.

El principal centro comercial de Palu se ha hundido y el hotel Rua Rua se ha derrumbado. Tenía 80 habitaciones y 76 estaban ocupadas», indicó Sutopo.Un fotógrafo de Afp residente en la zona contó decenas de cuerpos sin vida sólo en Palu. Muchos de ellos aparecieron flotando en la costa tras ser arrastrados por el tsunami.

El epicentro del principal temblor se produjo a unos 80 kilómetros al norte de Palu, más cerca de Donggala, una pequeña aldea pesquera ubicada a unas dos horas de carretera que quedó totalmente incomunicada con el resto del territorio.

El tsunami arrasó casas enteras Las imágenes difundidas por las redes sociales de ese país permiten apreciar la devastación que dejaron ambos sucesos, con carreteras reducidas a puzzles de asfalto troceado y decenas de las precarias viviendas locales -construidas muchas con maderos y láminas de aluminio- convertidas en puro despojo.

Otra foto de uno de los hospitales locales permitía ver a decenas de víctimas tendidas en colchones o sábanas alineadas en el suelo, o en camas dispuestas en la explanada de entrada del edificio, cuyos doctores y enfermeros se declararon desbordados por la catástrofe.»Hay treinta cadáveres en el hospital. Tenemos casos que necesitan ser operados y requerimos especialistas para tratar a 12 personas y 9 que sufren traumatismo craneal», refirió Komang Adi Sujendra a la cadena Metro TV.

Un vídeo casero dejó ver como la ola del tsunami se abatía sobre una costa que ya estaba medio anegada, arrasando casas y vehículos, y generando el terror entre los residentes que veían acercarse la pared de agua desde un aparcamiento elevado. Posteriormente, la grabación mostraba el enorme caudal marino adentrándose por las calles de la ciudad medio inundada.

Según un testigo citado por Kompas, entre las personas cuyo destino se desconoce figura parte del amplio contingente de casi 250 oficiales de las fuerzas de seguridad que se habían desplazado hasta esa localidad para controlar un festival que se celebraba en una playa cercana.»De repente se produjo el primer terremoto, seguido del pánico. Algunas personas huyeron de la playa.

Después de eso vimos que el agua se abalanzaba (sobre la costa) de forma repentina y se acrecentó el pánico. Después hubo un terremoto más grande y el nivel del mar siguió aumentado», declaró un superviviente, que sólo fue identificado con el nombre de Adrián.