Miles de migrantes hondureños que salieron en caravana de su país con el objetivo de llegar a Estados Unidos superaron este viernes un bloqueo de policías y militares en Guatemala y lograron entrar a México, tras forzar entre empujones y gritos sus enormes vallas fronterizas.
«Voy feliz, no vamos haciendo nada malo, solo queremos trabajo», dijo a la AFP una mujer que llevaba de la mano a una pequeña niña en medio de la marcha masiva que ingresó por el puente internacional que cruza el río Suchiate, que separa a Guatemala de México.
Los hondureños, que intentan escapar de la violencia y pobreza en su país, superaron al grito de «¡Sí se puede!» una barrera de decenas de policías y militares que se apostaron con vehículos blindados. También lograron, entre gritos y empujones, derribar una valla metálica que les impedía el paso hacia la frontera.
Se trata de cerca de 4.000 hondureños que salieron en caravana el sábado pasado de la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, tras una convocatoria divulgada por redes sociales.
La llegada del éxodo masivo a México estuvo marcado por momentos de tensión entre las familias hondureñas y las fuerzas de seguridad.
Vestida con una camiseta anaranjada, una mujer de 27 años coreaba junto con sus compatriotas: «¡Somos migrantes, no delincuentes!».
«Se les pide que nombren una comisión para que dialoguen con funcionarios del Instituto de Migración (de México). No sigan poniendo en riesgo a los niños y mujeres», gritaba un oficial por un alta voz, mientras la multitud forcejeaba con decenas de policías para cruzar la frontera.
Gases lacrimógenos y disparos de balas de goma fueron lanzados por los policías contra los migrantes que estaban en la orilla del río. Uniformados, migrantes y algunos periodistas resultaron heridos en los choques.
– «Un momento de crisis» –
Esta marea migratoria desató la furia del presidente Donald Trump, quien amenazó con cortar la ayuda económica a Guatemala, El Salvador y Honduras si no contenían la caravana, cuyo avance también pidió detener a México, so pena de cerrar con militares la frontera sur de Estados Unidos.
«Estamos rápidamente llegando a un punto que parece ser un momento de crisis: cifras récord de migrantes», dijo el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo al canciller mexicano Luis Videgaray durante una conferencia de prensa conjunta en Ciudad de México.
«La política migratoria de México la define México, así como la política migratoria de Estados Unidos la define Estados Unidos. Somos países amigos, somos socios, vecinos, somos países soberanos», replicó Videgaray, quien se reunió el jueves con el jefe de la ONU, Antonio Guterres, para solicitar apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para atender las solicitudes de refugiados de la caravana.
«El camino ha sido muy duro, muy tremendo pero no hay trabajo en Honduras», señaló Glenda Salvador, de 20 años, entre la multitud reunida en el parque de la localidad, a unas calles del puente internacional que une a Guatemala y México.
Salvador decidió salir de su país con sus dos pequeños hijos de 1 y 2 años,y sus dos hermanas Karen (17) y Dianixia (22), que también viaja con su bebé. Las tres añoran encontrar un trabajo en Estados Unidos.
En México, helicópteros de las fuerzas de seguridad sobrevolaron la zona fronteriza mientras migrantes, funcionarios y activistas comentan sobre su incierto futuro.
Funcionarios del instituto de Migración de México estaban preparados para recibir en «grupos pequeños» a los migrantes para tramitar sus solicitudes de refugio o visa humanitaria, que es la única forma bajo la cual el gobierno mexicano ha dicho que los dejará pasar la frontera.
Con una tasa de homicidios de 43 por cada 100.000 habitantes, Honduras es considerado uno de los países más violentos del mundo.