California y cuatro grandes fabricantes de autos trazaron una hoja de ruta para alcanzar vehículos menos contaminantes hasta 2026, en un desafío al gobierno del presidente Donald Trump que busca relajar los estándares impuestos por su antecesor.
El gobierno del estado más rico y poblado de Estados Unidos anunció el jueves el acuerdo al que llegó con Ford, Honda, Volkswagen y BMW, que apuesta por una reducción paulatina de las emisiones de sus vehículos en los próximos años.
«Pocos temas son más apremiantes que el cambio climático, una amenaza mundial que pone en peligro nuestras vidas y nuestros medios de subsistencia», dijo el gobernador Gavin Newsom en un comunicado.
«California, una coalición de estados y estos fabricantes de automóviles están liderando el camino en políticas inteligentes que hacen que el aire sea más limpio y seguro para todos nosotros», agregó.
Newsom instó asimismo «al resto de la industria automotriz que se nos una, y que el gobierno Trump adopte este compromiso pragmático en lugar de buscar un cambio regresivo. Esto es lo correcto para nuestra economía, nuestra gente y nuestro planeta».
El acuerdo con California es una versión relajada del plan impulsado por el expresidente Barack Obama: las automotrices ganan un año para asumir el objetivo inicial, que se alarga hasta 2026, y tienen más flexibilidad para reducir las emisiones con 3,7% anual durante cinco años, en lugar de un 4,7%.
Para 2026, los nuevos modelos deberán ofrecer un rendimiento de 50 millas por galón de combustible -en lugar de las 37 millas actuales-, equivalente a 4,7 litros por cada 100 kilómetros.
Desde hace décadas, California tiene la atribución de imponer estándares anticontaminantes más estrictos que a nivel federal, aunque Trump quiere acabar con esta exención.
Luego de casi un año de consultas, el nuevo reglamento de Trump debe estar listo este verano boreal.
Es probable que California y otros estados lo lleven a juicio de inmediato, dejando a los fabricantes inseguros y con temor de que se apliquen dos estándares en el mercado estadounidense.
«Estamos todos de acuerdo en que un marco que garantice una solución nacional es el mejor escenario», declararon los fabricantes en un comunicado.
Falta saber si los otros constructores se sumarán a la causa, especialmente Fiat Chrysler, General Motors y Toyota, que junto con Ford dominan el mercado.
– «Truco publicitario» –
Mary Nichols, reguladora ambiental de California, dijo que el «acuerdo representa un camino factible y aceptable para lograr las metas de California y la industria automotriz».
«Si la Casa Blanca no está de acuerdo, seguiremos adelante con nuestros estándares actuales y trabajaremos con los fabricantes individuales de automóviles para implementar estos principios», siguió.
El acuerdo fue acogido por varias asociaciones ecologistas y por la oposición demócrata.
«Pido a todos los fabricantes de automóviles que tomen este camino de responsabilidad y aprovechen esta importante oportunidad», dijo el senador demócrata Tom Carper.
Dan Lashof, director para Estados Unidos del World Resources Institute, celebró el acuerdo como «un avance» en el «tratamiento de lo que ahora es la mayor fuente de contaminación».
Lashof criticó además «los irresponsables esfuerzos del gobierno Trump para hacer retroceder al país en el tema climático, sin importar como afecte a familias y negocios».
Pero la agencia reguladora del medio ambiente, la EPA, que encabeza la campaña para revertir el plan de Obama, tachó el acuerdo de un «truco publicitario».
«No hace nada para impulsar un estándar nacional único que ofrezca certeza y alivio para el consumidor estadounidense», zanjó Michael Abboud, portavoz del organismo en un comunicado enviado a la AFP.