Según expresara el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Carlos Franca, hace pocas jornadas, el gobierno de Jair Bolsonaro estaría considerando reactivar las relaciones diplomáticas con Venezuela, en virtud del acercamiento de Washington a Caracas por la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania, reseña Sputnik.
«En un momento en que los Estados Unidos analizan una excepción al embargo a las exportaciones venezolanas de petróleo [como consecuencia del conflicto en Ucrania] realmente me parece que nosotros podremos pensar en reevaluar esa cuestión de la relación diplomática», sostuvo el diplomático en una audiencia ante el Senado.
Según la agencia rusa, Franco condicionó el movimiento a que el gobierno venezolano dé muestras «en favor de la libertad de prensa, la liberación de presos políticos y unas elecciones libres».
«Si en algún momento eso es posible podremos empezar por el restablecimiento de las relaciones consulares, pero tengo dudas de que eso sea posible», deslizó.
El canciller brasileño admitió que desde diversos puntos del espectro político están en alza las peticiones de restablecimiento de las relaciones bilaterales, suspendidas abruptamente desde que Bolsonaro llegó al poder y se alineó con la política de la Casa Blanca sobre Venezuela.
«Es una cuestión que nos preocupa y que es objeto de reflexión diaria», manifestó en su discurso ante la Cámara Alta del Parlamento.
De acuerdo a lo señalado en el reporte de Sputnik, esta presión para cambiar la política exterior hacia Venezuela «viene sobre todo de sus aliados del llamado ‘centrao’, compuesto de partidos más escorados hacia el centro-derecha y normalmente con una visión más pragmática y menos ideologizada de la política».
En una línea semejante a la del canciller se pronunció el senador Chico Rodrigues, representante del estado de Roraima, fronterizo con Venezuela. Rodrigues dijo a O Globo que Brasilia baraja la opción de reabrir cuando menos un consulado para atender a los cerca de 25.000 brasileños que residen en Venezuela. «La ruptura de relaciones dificulta el comercio, cuestiones personales, dificulta muchas cosas», alegó el parlamentario.
Sin embargo, informes locales apuntan que la campaña electoral supone una piedra de tranca para estos fines.
Bolsonaro, que aspira reelegirse para un segundo mandato, tendría muy difícil convencer a su electorado de la necesidad de regularizar las relaciones diplomáticas con su vecino, cuando ha pasado más de tres años atacando al gobierno venezolano y poniéndolo como ejemplo de lo que supuestamente ocurre cuando la izquierda llega al poder.
Del lado del expresidente Luiz Inácio «Lula» da Silva, que figura como favorito para las elecciones de octubre, si bien son conocidas sus cercanías con el Gobierno Bolivariano, un aproximación en el marco de una campaña disputada puede convertirse en un arma arrojadiza en manos de sus opositores, que utilizarían el asunto para acusarle de mirar a otro lado ante los presuntos desmanes de la administración de Nicolás Maduro.