Brasil volverá a partir de enero del próximo año a aplicar tarifas para la importación de vehículos eléctricos que estaban extintas desde 2015, según anunció la Cámara de Comercio Exterior (Camex) de Brasil.
Los automóviles eléctricos o híbridos fabricados en el exterior pagarán desde enero un arancel entre el 10% y el 12%, que subirá gradualmente hasta el 35 % en 2026, de acuerdo con la Camex, un consejo interministerial responsable por las políticas comerciales.
La medida pretende ayudar a la industria nacional desarrollando la cadena de producción del sector y acelerando la reducción de las emisiones de dióxido de carbono de la flota brasileña, de acuerdo con el servicio estatal de noticias Agencia Brasil.
Esto coincide con la retomada de la política del incentivo al uso del etanol de caña de azúcar, un biocombustible que tuvo su auge en los primeros Gobiernos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y que ahora en su tercer mandato vuelve a tomar fuerza.
Detalles de la medida en Brasil
La Camex publicó un documento con los detalles de la aplicación progresiva del impuesto, que llegará al 35%, el máximo permitido entre los países miembros del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
La tabla tiene en cuenta el tipo de vehículo, fuente de carga de la batería y el uso destinado para los mismos, en los que los camiones tendrán el incremento de manera más acelerada y ya en 2024 pagarán el 35% máximo estipulado.
No obstante, las empresas tienen hasta el 30 de junio de 2026 para seguir importando con exención hasta determinadas cuotas de valor, también fijadas por modelo y que van desde los 582 millones de dólares en 2024 hasta los 159 millones en el último año.
Brasil aplicaba desde 2015 un arancel cero para la importación de eléctricos y piezas, y ofrecía descuentos en otros tributos, lo que ha contribuido para convertir el país en el mayor mercado de América Latina, con una flota de 126.504 vehículos eléctricos e híbridos.
El 40% de esa flota fue matriculado sólo en 2022.
Subsidios en Brasil
Los subsidios, que han conseguido abaratar en 35% el coste de importación, han supuesto que Brasil haya dejado de recaudar 3.600 millones de dólares desde que la norma está en vigor, según un estudio de la consultora Bright Consulting.
No obstante, el sector estaba dividido frente a esos subsidios.
La Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea) se ha opuesto a esos beneficios fiscales, aunque compañías que forman parte de la entidad, como General Motors, defienden la exención de impuestos como incentivo para la producción local.
De otro lado, la Asociación Brasileña del Vehículo Eléctrico (ABVE) defiende no sólo la reducción de impuestos, sino la necesidad de «ampliar» las «políticas públicas» para favorecer al sector, como afirmó a EFE en marzo el presidente de esta patronal, Alberto Maluf. EFE