Bashar al-Assad va por su tercera reelección en Siria bajo fuertes críticas de Occidente

Siria realiza este miércoles 26 de mayo sus elecciones presidenciales sin mayores sorpresas y bajo la crítica de países de Occidente. Con unos contrincantes a la medida, el actual presidente, Bashar al-Assad, aspira a convertirse de nuevo en el mandatario de este país, que aún sigue en guerra. Las fuerzas de seguridad desplegadas en carreteras y lugares públicos resguardan los comicios donde votan más de 18 millones de ciudadanos en 12 mil colegios electorales.

En estas elecciones también participan con al-Assad, el exviceministro de Asuntos Parlamentarios, Abdulá Salloum Abdulá y el líder de la oposición interna tolerada en Siria, Mahmud Marai, el único opositor al que se le permitió participar.

Los opositores en el exterior, no pudieron presentarse a los comicios de acuerdo con la actual constitución y “lo han declarado como ilegítimo”. El proceso tampoco admitió observadores internacionales. Bashar al-Assad está en el poder desde el año 2000, después de la muerte de su padre, quien era el presidente en ese entonces.

Países como Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Estados Unidos rechazan los comicios, alegando “que no serán libres ni justos”. Asimismo, agregaron que apoyan «las voces de los ciudadanos sirios, incluyendo la sociedad civil y la oposición del país”.

El mandatario sirio respondió inmediatamente a estas críticas alegando que no le dará importancia a las opiniones del mundo occidental acerca de la validación de estas elecciones. “El valor de estas opiniones es cero… como estado, no nos importa en absoluto las declaraciones. Pero más importante que lo que diga el Gobierno, es lo que diga el pueblo…», declaró a los reporteros antes de ejercer su voto.

Exiliados políticos que viven principalmente en capitales occidentales están recopilando pruebas que esperan puedan llevar a al-Assad a juicio por cargos de crímenes de lesa humanidad.

Tercera reelección de al-Assad y su cuarto mandato

El 17 de julio de 2000, al-Assad se convirtió en Presidente, sucediendo a su padre, Hafez al-Assad, quien murió en el cargo un mes antes de terminar su mandato, luego de gobernar Siria desde el año 1971 a partir de un golpe de estado.

En el 2007 se organizó en Siria una elección donde vuelve a ser elegido Al-Assad (hijo), luego convocó en el 2014 otro sufragio que se llevó a cabo sólo en áreas controladas por el gobierno sirio durante la guerra civil que vivía el país, y fue criticado por la ONU.

En esas últimas elecciones, fue la primera vez en 50 años que se presentó más de un candidato tras enmendar la Constitución, luego que se iniciarán las protestas en 2011, en el marco de la primavera árabe. Al-Assad obtuvo el 88,7 % de los votos.

El 15 de marzo de 2011 comenzó una manifestación a favor de la democracia en la ciudad de Deraa, en el sur del país, inspirada en lo que estaba pasando en los países árabes del norte de África, pero el gobierno sirio utilizó la fuerza para minimizar a la disidencia.

Iniciaron estallidos de protestas en todo el país para exigir la renuncia del presidente Bashar al-Asad. La violencia se intensificó de manera rápida. Los partidarios de la oposición tomaron las armas y la nación se sumió en una guerra civil.

El presidente de Siria ha sobrellevado la guerra por 10 años. Lo ha hecho con la ayuda de Rusia, que envió aviones de combate, e Irán.

«El país que al-Assad está gobernando es una sombra del país que era Siria hace 10 años», dijo Wael Sawah, un exprisionero político en el exilio en Estados Unidos. «La estructura de la sociedad ha cambiado, al igual que la economía. Es una sombra de lo que era Siria».

Costo humano y económico de la guerra

La Red Siria por los Derechos Humanos (SNHR), una de las organizaciones encargadas de documentar la guerra en el país de Medio Oriente, maneja la cifra de más de 227.000 civiles asesinados desde marzo de 2011 hasta ahora. Sin embargo, los investigadores estiman que otros 250.000 combatientes de todos los bandos también han muerto.

SNHR ha documentado también 149.361 detenidos que se encuentran en las cárceles de Siria. Muchos encarcelados arbitrariamente por participar en protestas pacíficas o por expresar opiniones políticas disidentes, según Human Rights Watch y Amnistía Internacional.

Por otra parte, la mitad de la población siria, calculada en 23.000.000 de personas para el 2011, se ha visto obligada a huir, según la ONU. 5,5 millones viven como refugiados en la región, principalmente en Turquía. Otros cientos de miles están dispersos en 130 países, y otros 6,7 millones han sido desplazados dentro del país, incluidos unos 2,5 millones de niños.

Y quienes decidieron no huir requieren asistencia humanitaria y de protección. Casi el 90% de la población vive en la pobreza, según la ONU y las agencias de ayuda occidentales.

La economía de Siria se encuentra en su peor estado desde el inicio del conflicto y los economistas dicen que el desafío es evitar que se deteriore aún más. La libra siria perdió tres cuartas partes de su valor, y los alimentos alcanzaron una inflación de 200%, según el Banco Mundial (BM).

Asimismo, el BM ha estimado las pérdidas acumuladas del PIB de 2011 a 2016 en 226 mil millones y advirtió que cuanto más dure el conflicto, más difícil será la recuperación, ya que las pérdidas se vuelven más persistentes con el tiempo.

Con información Reuters y EFE