Va una semana del piloto de reapertura de cuatro establecimientos y no todos tienen las mismas medidas. Incluso hay unas a las que usted se puede negar.
“Exitoso, positivo y muy esperanzador”, es la calificación que da el gerente del Centro Comercial Santafé, Andrés Hernández, al piloto de reapertura de los centros comerciales en Bogotá. Junto a este, el Distrito seleccionó el de Hayuelos, Gran Estación y Unicentro como los primeros en abrir sus puertas para recibir a los clientes de los negocios que se han reactivado.
El ambiente es diferente al habitual. Las frecuentes aglomeraciones en las plazoletas de comida, ascensores y cines han sido reemplazadas por filas de personas con tapabocas que guardan distancia. Ya la gente no va a “parchar” —como lo dijo la alcaldesa de Bogotá—, sino a pagar recibos, abastecerse o arreglar su celular. Un ejemplo de lo que los líderes políticos llaman “la nueva normalidad”.
Desde la entrada se notan los protocolos. A las personas se les impide el ingreso si no usan mascarilla. Además, deben pararse sobre un tapete desinfectante, mientras que personal del centro comercial pregunta si presentan alergia al alcohol, antes de poner sobre sus manos una dosis del tipo glicerinado. También se les toma la temperatura con termómetro infrarrojo. Si alguien marca más de 37,8 °C lo llevan a un lugar aislado, donde es atendido por la Cruz Roja.
Adentro reinan las filas. Cada tienda tiene en la entrada un letrero que indica el máximo de personas que pueden estar de manera simultánea. Esto depende de los metros cuadrados de cada local y, para ello, también se cuenta a los empleados. Si se llega al tope, el personal del comercio indica a los compradores que deben aguardar, hasta que les corresponda el turno.
Al ingresar a un almacén de ropa se evidencia que parte del protocolo se repite; es decir, se vuelve a desinfectar la suela de los zapatos y a recibir gel antibacterial. Como norma interna, algunos almacenes de ropa solo permiten a los clientes probarse hasta dos prendas, que si no las compran, pasan a un período de “cuarentena” de 48 horas, para luego ser vaporizadas.
“La caída en las ventas ha sido significativa. En un día normal atendíamos hasta 100 personas, hoy por mucho llegamos a diez. A varios de mis compañeros les adelantaron las vacaciones, a otros, que llevaban dos meses cuando comenzó el confinamiento, les finalizaron el contrato”, comenta una empleada.
En varios puntos de los centros comerciales hay dispensadores de gel antibacterial. En Unicentro incluso hay puestos de lavado de manos portátiles. Otra medida es que solo se permite el ingreso de dos personas por ascensor, priorizando a quienes presentan dificultades para movilizarse; en los parqueaderos se impide que dos vehículos queden juntos y los comercios de comida solo son para domicilios o para que la gente vaya, compre y lleve a sus casas.
Entre Unicentro y Santafé hay diferencias. En el primero, por ejemplo, implementan un sistema de flechas en el piso que indican a los visitantes el sentido en el que deben caminar, para mitigar el contacto cercano. En el segundo se escanean las cédulas para llevar registro de quiénes ingresan. Según el centro, es por si el Distrito pide los datos para realizar un cerco epidemiológico.
El director de Fenalco Bogotá – Cundinamarca, Juan Esteban Orrego, asegura que es normal que se presenten estas diferencias, pues esta semana lo que se adelanta es un piloto, por lo que todas estas medidas están sujetas a mejoras. “Estamos haciendo correctivos, como cambiar la forma en la que se hacen las filas y el ingreso a los parqueaderos”, comentó.
En cuanto al suministro de datos personales, como los relacionados con la cédula, según el Centro Comercial Santafé, nadie está obligado a suministrarlos; por lo tanto, no se considera requisito para ingresar. Y es que en la entrada de ciertos establecimientos, como en Panamericana, se piden datos adicionales como dirección de residencia, identificación y correo. No obstante, quienes se niegan a suministrarlos, igual pueden entrar.
Tenga en cuenta que la ley de protección de datos le da el derecho de conocer cómo se usará su información. Además, si voluntariamente decide entregarlos, también puede comunicarse después y pedir que sean eliminados. Santafé aseguró que los almacenarán mientras dure la emergencia. Por ahora, se espera que el lunes finalice el piloto de reapertura y comiencen a funcionar otros centros comerciales, cuando les aprueben protocolos de bioseguridad.
Además, este piloto se vio empañado por el comportamiento evidenciado en un video que circuló en redes sociales. En la denuncia ciudadana se explica que en un almacén de Falabella había aglomeración de personas. Al respecto, la alcaldesa le recordó a los comercios que el incumplimiento de una sola tienda puede significar la terminación del piloto de todo el centro comercial. También dijo que la eventual implementación de la alerta naranja en la ciudad, no imposibilitaría que otros centros comerciales se suman a este piloto.
Esta “nueva normalidad”, en la que en horas pico estos establecimientos alcanzan a tener un aforo del 8 % al 10 % de su capacidad y donde la crisis ha obligado a algunas marcas a cerrar, parece dar los primeros pasos para cambiar la forma en que vivimos, incluso se planean eventos en su parqueadero como autocinemas, autoteatros, autoconciertos y hasta automisas, para ampliar la oferta, pero manteniendo el valioso aislamiento.
Así avanza en plan de reactivación en un centro comercial de Bogotá. Estas son las primeras impresiones de los ciudadanos – https://t.co/RNdrQKe5oB pic.twitter.com/646Oty6Kq8
— Noticias Caracol (@NoticiasCaracol) June 8, 2020