Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) entraron en una fase acelerada de negociaciones para alcanzar un acuerdo definitivo de refinanciación de una deuda por 44.500 millones de dólares, con objetivos fiscales y monetarios, programa que Buenos Aires intenta firmar sin ajustes ni freno al crecimiento .
«No tengo un cronograma en términos del acuerdo, pero estamos trabajando muy duro al igual que las autoridades argentinas», dijo el vocero del FMI, Gerry Rice, quien agregó que «buscaremos hacer esto lo más rápido posible».
Un vocero del gobierno argentino dijo a la AFP que «las negociaciones tocaron». El ministro de Economía, Martín Guzmán, había estimado que, desde el anuncio de un principio de acuerdo el 28 de enero, pasarían «alrededor de cuatro semanas» para elaborar los memorandos.
Rice dijo que se analiza «un enfoque realista y pragmático para diseñar un programa creíble que pueda abordar la estabilidad macroeconómica de Argentina».
El vocero del FMI no dio más detalles y tampoco contestó si se aceptaría aplazar un próximo vencimiento de deuda de unos 2.900 millones de dólares en marzo si el acuerdo definitivo no estuviera aprobado para ese momento.
El nuevo programa con el Fondo de facilidades extendidas, hasta 2034, es por otros 44.500 millones de dólares, con más desembolsos y diez revisiones por parte del organismo multilateral durante los próximos dos años y medio.
El acuerdo, según confirmaron las partes, incluye una reducción progresiva del déficit fiscal primario, del 3,5% del PIB en 2021 a 0,9% en 2024 e incluso alcanzar el equilibrio en 2025.
Sin embargo, quedan por precisar cuestiones como las tarifas de energía, el tipo de cambio, la emisión monetaria, el control de la inflación y la acumulación de reservas. «Estamos trabajando en ello», comentó Guzmán, durante una reciente visita a Rusia.
El presidente Alberto Fernández aseguró que «no hay planteo de tarifazo. El FMI lo sabe».
«Estamos buscando el modo de ajustar las tarifas con la mayor justicia. En eso se está trabajando para que paguen más los sectores más pudientes. Nuestra gente tiene que recuperar el ingreso real», dijo Fernández al canal C5N.
La directora general del FMI, Kristalina Georgieva, llamó a mantener «expectativas realistas» sobre un acuerdo. Dijo que la prioridad del organismo es «sacar a Argentina de este camino muy peligroso de alta inflación», que en 2021 fue de 51,3% y se proyecta en 55% para 2022, según analistas.
Reservas bajas
Tras los últimos pagos al FMI por más de 1.300 millones de dólares, las reservas netas del Banco Central -descontando pasivos, encajes bancarios y un swap de divisas con China- quedaron en febrero en unos 400 millones de dólares, su nivel más bajo desde 2011, según estimaciones privadas.
Un reciente informe de la consultora Moody’s consideró «probable» que el nuevo acuerdo con el FMI tenga problemas de ejecución, que «pueda requerir nuevas renegociaciones de los objetivos macroeconómicos» y que Argentina deba renegociar la deuda privada que había reestructurado en 2020, por 66.000 millones de dólares.
El Banco Central aceleró en 2022 el ritmo de depreciación de la moneda argentina, hasta llevarla a 111,5 pesos por dólar, pero la brecha con la cotización en el mercado paralelo, habitual termómetro de expectativas, roza el 100% (216 pesos).
Los analistas relevados por el Banco Central esperan un crecimiento del PIB de 3% en 2022, contra 10,3% de los primeros 11 meses de 2021, y un tipo de cambio nominal de 160 pesos por dólares para finales de este año.
Obstáculos políticos
El nuevo programa de facilidades extendidas debe ser aprobado por el Congreso, donde una facción de la coalición gubernamental liderada por Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner, ya adelantó que se abstendrá de votar.
La vocera presidencial, Gabriela Cerruti, aseguró que «el acuerdo va a ser aprobado en el Congreso muy rápidamente».
«Es el mejor acuerdo posible. Por primera vez en la historia el FMI no le requiere a Argentina ninguna reforma estructural, no pone en riesgo el crecimiento y garantiza un piso de gasto social», destacó.
Al menos dos líderes de la coalición opositora de derecha Juntos por el Cambio, Gerardo Morales y Elisa Carrió, anunciaron su disposición a «acompañar» al oficialismo.
Un punto muy debatido es la reducción de subsidios a la energía, que según Moody’s representa un 2,5% del PIB. El FMI los considera «bastantes generosos».
Guzmán propone reducirlos a 1,7% del PIB en 2022, pero limitando aumentos de las tarifas domiciliarias al 20%.
El acuerdo «necesita un apoyo más amplio de la sociedad que el que colapsó en 2018», dijo Georgieva, en alusión al préstamo que el FMI concedió al presidente liberal Mauricio Macri (2015-2019). AFP