Uno de los entrevistados aseguró que hay mucha incertidumbre entre los migrantes venezolanos, y que muchos han abandonado la ciudad de Miami para trasladarse a otros pueblos remotos, evitando ser deportados por las autoridades: «Esto porque nadie se siente seguro, entran a los centros comerciales, los condominios y revisan para llevarse a quienes estén ilegales. Es una pesadilla»
El viernes 21 de marzo, el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense confirmó que revocará el «parole humanitario», un permiso migratorio que permite residir y trabajar temporalmente en EE. UU., a cerca de 530.000 personas migrantes provenientes de Cuba, Haití, Venezuela y Nicaragua. Washington advirtió que el beneficio expirará el 24 de abril. En este interín, cientos de venezolanos deben cambiar su estatus lo antes posible, buscar asesoría legal especializada o «irse» antes de ser deportados. Tres venezolanos en Miami expresaron a este portal, cómo han tomado la noticia. Dos de ellos afirman que la situación es angustiante y que sienten que se han quedado sin nada, mientras que, otro dijo que tuvo que pagar unos 3 mil dólares para cambiar el parole por la solicitud de asilo.
El parole humanitario fue creado por el antecesor de Trump, el demócrata Joe Biden y permitía a los ciudadanos de estos cuatro países residir y trabajar temporalmente en Estados Unidos. Para acceder al programa, tenían que tener el patrocinio de alguien que residiera legalmente en el país. Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional del Gobierno de Donald Trump, confirmó la semana pasada que, aquellas personas afectadas por la decisión de la dependencia que lidera perderán ese beneficio el 24 de abril, abriendo la puerta a una nueva oleada de deportaciones en masa en las próximas semanas.
“El permiso humanitario es inherentemente temporal, y el permiso por sí solo no es una base subyacente para la obtención de cualquier estatus de inmigración”, mencionó el Departamento de Seguridad Nacional en un comunicado anunciando la medida y añadiendo que aquellos afectados «deben irse» antes de que expire su permiso.
Patricia Briceño es una venezolana de 37 años, nacida en el estado Falcón, llegó a Estados Unidos el 29 de julio del año 2023 y aseveró que el proceso fue «sencillo».
«Mi prima fue mi patrocinador, llenó la solicitud y en un mes recibí la aprobación. Ahora después de todo este tiempo trabajando y aprovechando al máximo los frutos de trabajar duro, día y noche, me siento angustiada, con mucha incertidumbre y por supuesto, mucho miedo. A diario se ven noticias sobre deportaciones de personas que han cometido delitos, pero también de personas inocentes. La situación es realmente agobiante».
Briceño precisó que su parole vence el 25 de julio de este año, lo que le da un margen de maniobra escaso. Destacó que teme ser deportada, pero también ha estado evaluando alguna de las alternativas que tiene en sus manos: «Debería cambiar mi status migratorio a través de una visa de trabajo, de talento, u otros».
A su juicio, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca no ha beneficiado a los migrantes y lamentó que «le resbale el daño que está haciendo a millones de personas porque los venezolanos, y ciudadanos de otros países somos quienes mantenemos nuestros hogares en las tierras donde nacimos. Todo esto ha sido una pesadilla. En definitiva, pienso que las políticas de Donald Trump no han sido positivas porque estamos siendo afectados y discriminados», fustigó.
«Pese a todo esto, sigo creyendo que el sueño americano es real, en dos años pude lograr aquí lo que nunca pude lograr en mi país. Sin que me quede nada por dentro, te digo que no volvería a Venezuela si fuere deportada, me iría a otro país».
En una situación similar, se encuentra José Higuera, nacido en San Martín hace 32 años y quien hoy reside en la ciudad de Kansas, tras haber emigrado a finales de 2023. En contacto telefónico con este portal, sostuvo que salió de Venezuela buscando un mejor futuro tras haber trabajado durante más de cinco años en la administración pública.
«Salí de Venezuela porque el salario no me alcanzaba para nada; pensaba en que si algún día quería ser un padre de familia, tener esposa e hijos, no sería en Caracas que pudiera darles calidad de vida. Mi tía tiene toda su vida viviendo en Kansas y fue quien patrocinó mi parole. Durante todos estos meses solo me he dedicado a trabajar, a ahorrar y ayudar a mis padres que viven en San Martín», relató.
Precisó que sus documentos vencen en noviembre y asumió sentirse «sin nada seguro».
«Trabajo hasta 14 horas al día, a veces tomo otros turnos en el restaurante donde mi puesto es de mesero, y así se pasan los días más rápido. Todo esto me tiene muy preocupado porque no estoy seguro por ningún lado. A lo mejor me toque salir de Estados Unidos, dependiendo de si me renuevan o no mi permiso de trabajo. Metí la solicitud de asilo el año pasado».
Es urgente cambiar su estatus lo antes posible
En medio del rechazo que ha generado la medida entre la población migrante, organizaciones recomiendan consultar a un abogado para que ayude a explorar las opciones que existen para ajustar el estatus migratorio en Estados Unidos.
La abogada experta en inmigración, fundadora y directora de Isa Law, P.A. ubicada en Miami, Isadora Velázquez expuso a El Cooperante que, la medida de Trump podría generar demandas ya que esta orden ejecutiva elimina el estatus legal a personas que entraron legalmente.
«Las implicaciones directas son que las personas que entraron con parole humanitario de Cuba, Haití, Venezuela y Nicaragua perderán dicho estatus el 24 de abril, aun si el mismo estaba destinado a durar más según la fecha detallada en su documento I-94. Las demandas son de esperarse y podrían llegar a frenar el eliminar el estatus legal de las personas que entraron con el parole humanitario a través de un “injunction” en las cortes inferiores como se está tratando de conseguir para el TPS venezolano el cual está sujeto a terminar el abril 2, pero a la fecha todavía no hay una decisión».
Remarcó que se estima que más de 500,000 personas sean afectadas por esta medida.
«Las personas que estén en esta situación deben buscar cambiar su estatus lo antes posible, antes del 24 de abril cuando se espera que el parole humanitario termine. Deben aplicar a una visa o a una residencia», acotó.
Trámites cuestan unos 3 mil dólares
La medida no es una sorpresa. Donald Trump firmó una orden ejecutiva el primer día de su mandato anunciando que pondría fin a este programa CHNV, alegando que Biden abusó de este beneficio. Aseguró entonces que no se recibirían nuevas peticiones y que quienes estaban esperando una respuesta, no la recibirían.
Fue precisamente la llegada de Donald Trump a la presidencia lo que impulsó a Blanca Martínez a cambiar su estatus a través de abogados expertos en migración.
«Después de tanto nadar no estábamos dispuestos a perder lo que tanto trabajo nos ha costado. Fue por eso que hace unos meses, decidimos contratar a unos abogados especialistas y ellos nos ayudaron a cambiar nuestro parole por una solicitud de asilo», dijo vía telefónica a este portal.
Blanca tiene 32 años y nació en Propatria, llegó en 2024 a Estados Unidos junto a su esposo Erick Medina tras cruzar dos veces el Darién. La primera estuvieron recluidos en un centro para migrantes en México y luego expulsados. Trabajaron durante varios meses en Costa Rica, donde reunieron e hicieron un plan para volver a Estados Unidos y cumplir el «sueño americano».
Tras pasar tres meses viajando de una ciudad a otra, durmiendo en las calles y pasando necesidades, mientras esperaban la cita del CBP ONE, lograron ingresar a Estados Unidos a través del parole humanitario. Hoy, ambos trabajan en Miami y dicen estar «a la espera de que todo salga bien». En los abogados para ambos, gastaron unos 6 mil dólares.