El columnista del Miami Herald y conductor del programa «Oppenheimer Presenta» que se transmite por la CNN, dijo que «Mauricio Macri tiene una oportunidad de oro, porque no hay estrellas en el mundo de los países emergentes». Dijo que el gran desafio del presidente electo es subir a la Argentina a la innovación y la sociedad del conocimiento. Sobre las repercusiones en la región y el contendiente del triunfo de Macri, no dudó: «Se romperá el eje Buenos Aires-Caracas».
—¿Cuál es tu primera evaluación del ballotage argentino?
—Como lo comenté hace dos semanas en mi columna del Miami Herald y en mi programa en laCNN, se trata de un cambio de época. Lo dijo, incluso, el presidente electo, y es cierto, porque cambia el mapa político de América Latina. Creo que Macri recibe un país quebrado, con enormes problemas económicos, con una economía estancada, con una enorme deuda social, pero al mismo tiempo tiene una oportunidad de oro, oportunidades extraordinarias, por un motivo muy sencillo. Hoy en día, en el mundo, hay un vacío de estrellas económicas en el mundo emergente. Brasil está por el piso, la economía brasileña va a contraerse un tres por ciento este año, es de las peores crisis en Brasil, Rusia con los precios del petróleo está en la lona, China está desacelerada, crecía el 10 y crecerá el 6 por suerte, México e India no terminan de arrancar, entonces hay un vacío de estrellas emergentes y los banqueros, los inversionistas, en Londres, en Wall Street, en Shangai, que siempre están a la búsqueda de algún país en que depositar sus esperanzas, creo que con toda la agenda terrible que recibe Macri, un país con una enorme deuda social, con pésimos resultados en materia educativa, tiene esa oportunidad de aprovechar esa oportunidad en el mundo de estrellas emergentes en el mundo en desarrollo y ocupar ese lugar hoy mismo.
—Es auspicioso que Argentina haya encontrado este camino de superación de un gobierno de tipo populista, cosa que Brasil no. En relación a la confirmación que hizo Macri en su conferencia de prensa de hoy, que anunció que buscará que se aplique la cláusula democrática en el Mercosur, ¿tendrá consecuencias regionales?
—Por supuesto. Para ser preciso, Macri me dijo en mi programa que va a aplicar esa cláusula democrática del Mercosur si Venezuela no cumple con dos condiciones. Primero, permitir elecciones limpias y sin fraude el 6 de diciembre, cuando habrá elecciones legislativas. Segundo, liberar a los presos políticos, incluyendo a Leopoldo López. Esto producirá un cambio total, se romperá el eje Caracas/Buenos Aires, cambiando el eje en América del Sur y posiblemente en toda América Latina. Según me dijeron Macri y sus asesores, van a encarar un acercamiento con Brasil para integrarse conjuntamente a la alianza del Pacífico, que es el grupo compuesto por México, Chile, Perú y Colombia. Brasil antes no quería, porque estaba demasiado embanderado con Caracas, pero hoy en día, con la crisis política y económica que tiene, necesita abrirse a nuevas inversiones, y no sería nada raro que Macri lo logre y que conjuntamente con Brasil empiecen a hablar, tal como propuso Bachelet y que Cristina no aceptó, o sea, la integración del bloque del Pacífico con el Mercosur. Cambia el mapa político de América Latina.
—Es muy esperanzador lo que decís Andrés. También sé que previendo este resultado electoral el grupo de política exterior que acompaña a Macri ya tomó contacto con los equipos de distintos presidentes de América Latina, por ejemplo, el mexicano Peña Nieto. ¿Se rompe aquí, entonces, esta dicotomía de izquierda-derecha, en el sentido de que Macri sería líder de derecha, y Cristina una líder de izquierda? ¿Se abre también una oportunidad o superación en ese sentido?
—Yo no lo pondría en términos de derecha e izquierda. Porque es muy discutible si Cristina condujo un gobierno de izquierda. Lo que condujo fue un gobierno populista, caudillista, corrupto, pero no sé si de izquierda, porque la pobreza creció en el gobierno de Cristina Kirchner, según datos del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, que dice que desde el 2007 hasta hoy aumentó un punto. Yo dudo mucho que este haya sido un gobierno de izquierda. Lo que se rompió es la dicotomía entre el pseudo-progresismo, el pseudo-izquierdismo, que era una forma disfrazada de caudillismo, de presidentes que en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador, en Argentina se aprovecharon de un enorme boom de las materias primas para realizar políticas populistas, repartir rodeándose de una verborragia de izquierda, pero que en realidad, fue con un proyecto caudillista y autoritario para perpetuarse en el poder. Eso no es la izquierda, para mí la izquierda inteligente es la de Ricardo Lagos en Chile, la de la propia Michelle Bachelet, con sus ideas y venidas, la de Fernando Henrique Cardoso en Brasil. Para mí el eje es entre presidentes democráticos contra presidentes populistas que se arroparon con un lenguaje izquierdista para perpetuarse en el poder, inventando enemigos que en un 90 por ciento eran ficticios para justificar sus abusos de poder.
Ese ciclo se está acabando. De todos modos, hay que ser realistas, y trabajar para que este tiempo que viene ahora, que será un ciclo pragmático, no sea pasajero. Porque los países que progresan son los que apuestan a la continuidad, a la seriedad, a la educación, a la tecnología. El gran desafío de Mauricio Macri es no solo abrirse al mundo diplomáticamente como dijo, sino abrirse al mundo en el tema de la innovación, insertarse de lleno en la economía del conocimiento, porque Argentina por más que exista una percepción de que este gobierno saliente hizo mucha ciencia y tecnología, lo que hizo fue aumentar los sueldos, que está muy bien, pero en materia real de insertar a la Argentina en el mundo de la innovación, hizo muy poco. El gran reto de Macri será no solo insertar a la Argentina en la economía mundial, y en la diplomacia mundial, sino en esta economía de la innovación, que es la que va a salvar o va a hundir a los países en los próximos años.
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