El día llegó. Finalmente fue el pasado jueves 11 de diciembre, cuando la dirigente de Vente Venezuela María Corina Machado hizo su primera aparición pública «fuera de la clandestinidad», en la que afirmó, permanecía desde el 9 de enero de 2025. Su equipo informó que estaría en Oslo, Noruega, pese a que no asistió a la ceremonia de la entrega del Nobel de la Paz, con el que ha sido galardonada por su «lucha por la democracia venezolana». Este hecho, representa un antes y un después para la llamada oposición democrática que tiene años empujando la salida de Nicolás Maduro del poder. En esta coyuntura, y ante la incertidumbre del nuevo año 2026, Francisco Rodríguez y Pablo Andrés Quintero coinciden en que estar fuera de las fronteras venezolanas le permitirá capitalizar mayor apoyo internacional, pero esto no significa que esté garantizado su regreso a Venezuela.
por El Cooperante
Si bien ha dicho que tiene «planes», Machado aseveró que buscará volver a Venezuela lo más pronto posible: «Mi vuelta a Venezuela será cuando pensemos que las condiciones son propicias en términos de seguridad y no depende de la salida o no del régimen, será lo antes posible», declaró en su primera rueda de prensa internacional, el viernes 12 de diciembre.
En entrevista con El Cooperante, el politólogo y sociodirector de LOG Consultancy Pablo Andrés Quintero expuso que al quitarse la capa de clandestinidad, Machado podría «reunir fuerzas políticas a nivel internacional, ganar más apoyo, recaudar fondos para activismo, para operaciones mediáticas y lobby y posicionar su mensaje en Estados Unidos», expresó.
Apuntó que no descartaría que la exdiputada a la Asamblea Nacional (AN) se reúna con Donald Trump o el secretario de Estado de EE .UU., Marco Rubio. «Estando en la clandestinidad, ella tenía muchas limitaciones y se sometía también a la propaganda política del Gobierno de Maduro, ahora será más difícil desmoralizarla estando afuera, pero su regreso al país es una incertidumbre porque ni Juan Guaidó ni Edmundo González han regresado», sentenció. «El apoyo que reciba de la comunidad internacional no debe traducirse ahora como una posibilidad inminente de su entrada al país. Son dos cosas totalmente distintas».
Por su parte, Francisco Rodríguez, investigador principal del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR) y profesor afiliado en la Universidad de Denver, expuso que si bien el premio Nobel representa un «espaldarazo muy significativo para Machado y el sector que ella representa» y reconoce el «importante rol» que desempeñó al «documentar la victoria de Edmundo González en las presidenciales del 28J de 2024», remarcó que es objeto de controversia que Machado haya sido galardonada con el premio de la Paz, cuando ha expresado posturas que «aumentan el sufrimiento de los venezolanos, como las sanciones económicas, el respaldo a la estigmatización de los venezolanos y las ejecuciones extrajudiciales en el Caribe».
«Esas posturas creo que no representan lo que quieren la mayoría de los venezolanos que adversan a Nicolás Maduro. El llamado a una intervención militar es algo que me parece muy problemático», enfatizó. «El uso de la fuerza nunca está justificado, contar con él apoyo de un militar o un aliado extranjero no puede estar justificado. Entonces, me parece contradictorio que este premio que se debería otorgar a una persona que aboga por la revolución pacífica de los conflictos, se le otorgue a Machado. Me parece que darle el Premio Nobel a María Corina sería como haberle dado este galardón a Fidel Castro», fustigó.
Seguidamente, Rodríguez coincidió con Quintero en que de ahora en adelante, Machado podría enfocarse en su campaña en el exterior. «Tras salir de Venezuela, esto le permite aumentar el apoyo que puede haber para la intervención militar por la que ella aboga en Venezuela. Entonces, ciertamente en el momento en que se convierte en una figura de referencia, en una figura que está siendo invitada por los distintos medios internacionales a hablar, ella se convierte en una vocero directa de esa causa. Creo que ese es su proyecto».
Sin embargo, estimó que este proyecto se dirigirá directo a un fracaso porque cree que no hay disposición en Estados Unidos de llevar adelante una invasión contra Venezuela.
«Estados Unidos no ha movilizado ni remotamente el número de tropas que sería necesario para una invasión de tierra de Venezuela. Entonces, en realidad lo que Estados Unidos puede hacer es escalar la presión, pero no una presión que puede forzar directamente la salida de Maduro, sino una presión que lo que hace es que termina haciendo más difícil la vida de los venezolanos. Y eso lo vimos, por ejemplo, ya un ejemplo de eso con el tema de la incautación del tanquero. O sea, si Estados Unidos comienza sistemáticamente a incautar tanqueros de petróleo venezolano, y Venezuela va a poder exportar menos petróleo. Y si Venezuela exporta menos petróleo y hay menos ingresos para la nación, la economía venezolana entra en recesión», argumentó.
Sobre Noruega, el Nobel y Machado
Francisco Rodríguez apuntó un elemento clave sobre la institución que otorga el premio que se otorga desde el año 1901, en Oslo. Explicó que el Nobel de la Paz es el único premio que «no entrega una academia», sino un comité nombrado por el Parlamento noruego.
«El parlamento noruego es, como todos los parlamentos, una organización política, y eso quiere decir que la orientación del Comité Nobel representa la orientación política del parlamento. La composición del Comité Nobel se ha visto afectada por un movimiento político en Noruega hacia la derecha en las últimas décadas, incluyendo el crecimiento de partidos de extrema derecha, como el Partido del Progreso. Esto ha generado un sesgo. De la misma forma en que el Comité Nobel, más bien, hace unas décadas tenía un sesgo de izquierda, ahora ese sesgo se ha movido hacia la derecha, indiscutiblemente».
En este escenario, siguió, durante los últimos años, ha tendido a premiar «movimientos de resistencia, a gobiernos autoritarios, que se encuentran en contraposición, en conflicto con occidente».
A su juicio, esta politización intrínseca es crucial para entender el significado del premio. Para Rodríguez, el trasfondo político en Noruega es una de las razones por las cuales «no es sorprendente que el Comité Nobel haya escogido a una persona tan controversial».
Para Pablo Quintero, es una posibilidad que Noruega esté usando la premiación a Machado como un «pretexto» para desescalar el conflicto en Venezuela por parte de los «radicales» que promueven una intervención militar.
«A María Corina Machado, tener un nobel le genera ciertas limitaciones, incluso discursivas. Un Nobel de la Paz, por lo general, no habla abiertamente de intervención armada, sino que se aleja de esas posiciones», acotó. «Por eso creo que se va a cuidar de evitar caer en esas trampas, porque comprometen su historial reputacional teniendo en cuenta este premio. En paralelo, creo que los noruegos van a seguir apoyando el diálogo, la negociación».
Sin embargo, destacó que hay que tener claro que Noruega no tiene representación diplomática en Venezuela, lo que constituye una desventaja si los noruegos llevan la agenda de cambio político.
«Debido a esto, los canales están limitados o cerrados temporalmente. Entonces, eso es algo que hay que ponderar dentro del análisis, y hay que esperar a ver en el transcurso del próximo año cuál será la participación de los noruegos en la política, y si van a volver a apostar a la negociación y al diálogo».
MCM no es Guaidó, pero será difícil que regrese a Venezuela
Quintero advirtió que las promesas de un cambio o una transición inminente podrían verse mermadas, pues la población venezolana mantiene sus ojos en la economía cotidiana y las dificultades básicas, especialmente en la época decembrina. La salida de Machado, aunque estratégica a nivel internacional, es vista por una parte de la población dentro del país como un acto de debilidad o de unión a la «fila del exilio» de Edmundo González Urrutia y Juan Guaidó.
Pese a ello, descartó igualar la imagen de Machado con la del líder de Voluntad Popular o el excandidato presidencial de la MUD.
«Como ganadora del Premio Nobel de la Paz, María Corina no va a quedar ni como Edmundo González ni como Juan Guaidó. Esto es algo que está a la vista. Juan Guaidó es un actor político con mucho desprestigio, cuestionado por casos de corrupción, además su popularidad ha mermado y ha decantado significativamente. Es un actor político, diríamos al día de hoy, impopular, tan impopular que no fue invitado a Oslo», estimó.
Opino que Guaidó no se apareció en Oslo como lo hicieron Carlos Ocariz, David Smolansky, Miguel Pizarro y Freddy Guevara, pese a que ellos también tienen una «popularidad disminuida».
«Todos estos son actores que están muy desprestigiados, y que no son bienvenidos en esta coyuntura. Para VP, Leopoldo López, Juan Guaidó y todo su tren de dirigentes, esta es una puerta que se cierra. Este es el momento de María Corina Machado y ella va a tratar de alguna manera de consolidar su imagen y la de su equipo. Evitar que figuras del extinto gobierno interino empañen su desarrollo en el exterior, sus actividades, sus reuniones, sus trabajos de gestión política».
En sus palabras, Pablo Andrés Quintero consideró «mezquino» igualar a María Corina con Guaidó: Ella es un Nobel de la Paz y él no. Ella no está acusada de casos de corrupción, él sí.
«El único punto en común que tienen María Corina Machado, Juan Guaidó y Edmundo González es que todos están fuera de Venezuela. Que les va a costar regresar a Venezuela siempre y cuando el chavismo está en el poder. Entonces yo creo que de momento ni ella, ni Juan Guaidó, ni Edmundo González tienen posibilidades de ingresar al país. Ni siquiera a corto y a mediano plazo», remarcó.
