«Acaban con todo. Es una plaga. Se reproducen y es una cosa impresionante».
Marco Antonio Ruibal, secretario de la cofradía de pescadores de Raxó (Poio, Pontevedra), pone voz a la preocupación del sector marisquero gallego por la proliferación de la que se ha convertido en su última gran amenaza: la estrella de mar. Su aspecto puede resultar engañoso. Es un depredador voraz que siente predilección por la almeja y el mejillón. El fenómeno, que en absoluto es novedoso, sí está alcanzando cotas especialmente acusadas en los últimos años en la ría de Pontevedra.
«Están por todos lados, afectan a todas las rías. Nosotros estamos ahora un poco más en el candelero», comenta Ruibal en conversación con este diario. La última semana ha sido de trabajo intenso para retirar el mayor número posible de estas voraces enemigas del marisco. El viernes, bajo el sol de las tres de la tarde, salió una embarcación con tres buceadores que se aplicaron a destajo. Sacos y sacos de estrellas se iban apilando sobre la cubierta. Las llevan a puerto y las retira una empresa autorizada. Otra firma, cuentan en la cofradía, las reciclaría para «darles una utilidad».
No es la primera campaña contra las estrellas de este año. El pasado mes de febrero ya pidieron el pertinente permiso a la Xunta. En total, estiman que lograron extraer casi cuatro mil kilos de equinodermos que se estaban cebando con los bancos marisqueros. «Las cofradías, con carácter anual, proponen planes de gestión de las zonas de explotación de bivalvos. No solo extracción; vigilancia, limpieza y también evitar incidencias de depredadores sobre zonas de explotación, porque disminuye el producto disponible», detalla a ABC Carlos Gabín, director del Centro de Investigaciones Marinas (CIMA), dependiente de la Consellería do Mar de la Xunta. Desde el Gobierno gallego, en todo caso, se rehúye el término «plaga». No disponen, argumentan, de «elementos» suficientes. «Mientras no se mida, no se puede hablar de plaga», afirma Gabín. Opta por la cautela a la espera de «algún tipo de cuantificación», pero admite que «una mayor presencia es preocupante».
Bulos en las redes
«No es una plaga», rebate igualmente Victoriano Urgorri, catedrático de zoología en la Universidad de Santiago de Compostela y especialista en zoología marina. «Se da en todas las rías, todos los años», remacha desde sus 45 años de experiencia. Cree que hay alto componente de exageración y censura los «bulos en las redes» sociales, en alusión a comentarios de que las estrellas atacan incluso las bateas. ¿Por qué, entonces, han proliferado tanto este año? «El mar tiene sus riquezas, sus épocas. Hay zonas muy ricas, con mucho marisco, y ellas buscan alimento», apunta Ruibal. « Si las áreas de producción tienen abundancia de moluscos, tienen la tendencia a ir a estas zonas», explica Gabín. «Si aparecen mejillones a cientos, son capaces de comerlos todos», amplía Urgorri desde la estación biológica marina que dirige en Ferrol.
Dos son las especies que esquilman las rías gallegas: la «Marthasterias glacialis», de color amarillento; y la «Asterias rubens», azul o granate. A cualquiera de ellas le han declarado la guerra los pescadores.
Devoradoras de moluscos
En Francia, antiguamente, los pescadores cortaban las estrellas y las volvían a lanzar al mar, ignorando que, con su capacidad regeneradora, de un ejemplar seccionado por la mitad salen dos. También fracasaron experimentos, relata el catedrático Victoriano Urgorri, utilizando alambres para amarrar los moluscos. «Se los comían. Agarra el mejillón con los pies, tira con las ventosas y abre los valvos. Solo necesita una décima de milímetro de separación. Mete el estómago entre los dos valvos y lo digiere». Una técnica tan sutil como letal. reseña ABC