Al menos 591 personas fallecieron por dengue en Brasil desde enero hasta el 24 de agosto de este año, el cuádruple que en el mismo periodo de 2018, informó el miércoles el Ministerio de Salud, que examina otras 486 muertes sospechosas.
Los casos diagnosticados de dengue en el país se multiplicaron por siete en ese periodo, 1,4 millones de frente a 205.791 del año pasado (+599,5%). En 2018 se registraron 141 decesos.
A pesar del incremento, la incidencia del dengue -una enfermedad transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti- se mantiene por debajo de los 1,7 millones de casos y las 986 muertes registrados en todo 2015, la marca más alta de la serie histórica iniciada en 1998.
Las regiones con mayor variación este año son el sur y el sureste, donde el número de casos tuvo un aumento de 3.225% y 1.713% respectivamente.
El informe señala un incremento de la letalidad por dengue en las personas mayores de 60 años, que responden al 29,6% de fallecidos por esta enfermedad.
Según el Ministerio de Salud, entre las causas del aumento este año están: el volumen de las lluvias, las altas temperaturas y el gran número de personas susceptibles a contraer el virus, luego de años con menor incidencia y cambios en el serotipo predominante.
Los mosquitos que transmiten el dengue a los humanos suelen proliferar en zonas urbanizadas, calientes y húmedas, donde hay agua estancada en abundancia.
Según el documento, el chikungunya también está en aumento en comparación con 2018. Si bien las cifras son más conservadoras, hasta el 24 de agosto se registraron 110.627 casos (+44,2%), con 57 muertos, 47 de ellos en Rio de Janeiro. Otros 65 decesos se están investigando.
Hasta el 10 de agosto, se identificaron además 9.813 casos probables de zika (+47,1%), principalmente en el nordeste.
Las autoridades de salud han confirmado hasta ahora dos muertes por zika, una enfermedad que en 2015 se convirtió en una epidemia y fue asociada a malformaciones congénitas como microcefalia. Brasil decretó el fin de la emergencia en 2017.