Unos 80 venezolanos que vivían como refugiados en Roraima, estado fronterizo en el norte de Brasil, regresaron hoy a su país en autobuses fletados por Venezuela debido a la tensión generada por el linchamiento que sufrió el jueves un inmigrante acusado de haber asesinado a puñaladas a un brasileño.
La repatriación fue coordinada por autoridades consulares de Venezuela en Brasil, que ofrecieron los autobuses a quienes quisiesen regresar por libre y espontánea voluntad a su país, admitieron algunos de los inmigrantes que aceptaron la propuesta.
Los inmigrantes que regresaron a su país vivían en viviendas improvisadas con maderas y plásticos en una barriada pobre de Boa Vista, la capital del estado de Roraima y que se ha convertido en el principal destino de los venezolanos que ingresan a Brasil.
Los refugiados que viven en esta barriada han manifestado temores de sufrir represalias tras el linchamiento sufrido por un venezolano acusado de haber asesinado a un brasileño que lo perseguía tras supuestamente haber practicado un hurto.
La víctima del linchamiento, identificada como José Rodríguez, de 21 años, fue acusada por sus agresores, unos seis hombres, de haber asesinado a puñaladas a un brasileño en Jardín Floresta, un barrio en la zona oeste de Boa Vista, y fue golpeado en la cabeza hasta la muerte con objetos contundentes.
El hecho ocurrió en la noche del jueves a pocos metros de la barriada en la que viven en precarias condiciones cerca de 250 refugiados venezolanos y diez días después de que el Gobierno brasileño autorizara el uso del Ejército para contener la violencia en Roraima y los incidentes entre brasileños e inmigrantes.
De acuerdo con las autoridades, el incidente agravó el clima de tensión y de hostilidad hacia los venezolanos de parte de la población de Boa Vista.
Algunos vecinos relataron que dos hombres pasaron en la noche del viernes por la calle que da acceso a la comunidad e hicieron disparos desde una motocicleta.
El temor a represalias llevó a decenas de inmigrantes que vivían en las calles a invadir uno de los abrigos montados por el Gobierno brasileño para los refugiados y que son custodiados por el Ejército.
“La situación está crítica. Estamos corriendo peligro, no podemos ni dormir y tenemos que estar corriendo para protegernos”, afirmó una venezolana que se identificó como Lenin Tamaronis, de 18 años, en declaraciones citadas por el portal de noticias G1 y al explicar su decisión de regresar a Maturín.
El linchamiento ocurrió diez días después de que el presidente de Brasil, Michel Temer, anunciara la movilización de 3.200 soldados para reforzar la seguridad en la región fronteriza y en Boa Vista, tras una ataque de parte de la población local contra campamentos de inmigrantes venezolanos.
En esas protestas violentas, los vecinos de la localidad de Pacaraima, único paso fronterizo entre Brasil y Venezuela, quemaron tiendas de campaña y objetos personales de algunos inmigrantes.
La tensión vivida en Pacaraima provocó que al menos 1.200 venezolanos decidieran regresar a su país al día siguiente.
De acuerdo con los datos oficiales, desde 2017 han entrado a Brasil 154.920 venezolanos vía terrestre por la localidad de Pacaraima, pero algo más de la mitad (79.402) ya han abandonado el territorio nacional, de los cuales 54.560 salieron por fronteras terrestres y los otros 24.842 tomaron vuelos internacionales.
De los que decidieron quedarse en Brasil, cerca de 5.200 están en alguno de los abrigos construidos en Boa Vista y dependen actualmente de la ayuda humanitaria, y otros 1.507 han sido trasladados desde Roraima a otras ciudades del país.
Este proceso de reubicación es una iniciativa del Gobierno para reducir la presión migratoria sobre Roraima, uno de los estados más pobres del país y cuyos servicios públicos se han visto desbordados ante la llegada de venezolanos. EFE