Las 45.000 entradas gratuitas puestas hoy en circulación para asistir a una de las apariciones públicas que efectuará el papa Francisco durante su visita a Irlanda en agosto se agotaron en apenas cuatro horas, según fuentes de la organización.
EFE
El pontífice viajará a la isla los próximos 25 y 26 de agosto, al final de una semana en la que se celebra en Dublín el X Encuentro Mundial de las Familias, 39 años después de la visita de Juan Pablo II a este país, la primera y única de un papa hasta ahora.
Entre los actos programados figura una parada el domingo 26 en el Santuario de Knock, en la costa oeste, donde Francisco rezará el Ángelus ante las 45.000 personas que lograron hoy una entrada en la web del Encuentro Mundial de las Familias.
La solicitudes, llegadas desde todo el mundo, llegaron a alcanzar una demanda de 10.000 entradas por hora, lo que da una idea del interés que ha despertado la visita del pontífice.
Ese mismo día, el papa oficiará una misa al aire libre en el Phoenix Park de Dublín, para la que se han puesto hoy en circulación 500.000 entradas, también gratuitas, que se espera que se agoten en los próximos días.
Asimismo, la inscripción para algunos de los eventos programados durante la semana en el Encuentro Mundial de las Familias, que son de pago, está ya cerrada, después de una mañana en la que su web ha registrado una gran actividad, con miles de personas “en cola” para reservar entradas.
Según una portavoz del Encuentro, los peregrinos vendrán de todos los rincones del planeta y la cita será una de las más internacionales, con gran presencia, por ejemplo, de visitantes del Reino Unido y España.
Por ello, las autoridades irlandesas anunciaron la pasada semana que pondrán en marcha una batería de medidas para asegurar que los pases, sobre todo las gratuitos, no acaban en manos de los “reventas” y sean ofrecidas después “online” o en los lugares de los actos.
La expectación despertada por la visita es grande, a pesar de que la Conferencia Episcopal de Irlanda ha reconocido que Francisco llega ahora a un país “muy diferente”, en el que la Iglesia “lucha para encontrar un nuevo lugar” en la “sociedad y la cultura”.
Su viaje se produce después de que una amplia mayoría del electorado dijera “sí” a una reforma radical de la ley del aborto en el referéndum del pasado mes, del mismo modo que apoyó el matrimonio entre homosexuales en otra consulta celebrada en 2015 y el divorcio en 1995.
La Iglesia también ha perdido influencia y prestigio tras conocerse en los últimos años la existencia de miles de casos de abusos a menores cometidos durante décadas por sacerdotes, con la protección de las autoridades eclesiásticas y estatales.