Karla Jacinto. Ese es el nombre de la mexicana que, cuando apenas contaba 12 años, vivió un calvario después de que un joven la raptase y la obligase a prostituirse durante más de cuatro años. Según ella cree, un total de 43.200 veces. Así lo ha afirmado la mujer en declaraciones recogidas por la « CNN» donde explica que, aunque los cálculos no son exactos, no distan mucho de la realidad. Y es que, cada día mantenía relaciones sexuales con un mínimo de 30 hombres.
Así lo reseña abc.es
La triste historia de Karla comenzó cuando contaba con 12 años. Por entonces era una niña maltratada, pues sus padres le pegaban constantemente e, incluso, sufría abusos sexuales por parte de uno de sus parientes. Sin embargo, todo cambió para ella cuando, mientras esperaba a unos amigos cerca de una estación de tren, un chico de unos 22 años se le acercó y ambos estuvieron hablando durante varios minutos. Según dijo, él también había sido maltratado durante su infancia.
Karla quedó prendada de él inmediatamente gracias a sus buenos modales y a su simpatía. A su vez, la chica no pudo evitar sentirse atraída por su coche. «Cuando vi el coche no me lo podía creer. Me quedé muy impresionada. Era muy grande y fue muy emocionante ir en él», explica la joven en declaraciones a la «CNN». Había caído, sin embargo, en las redes de un proxeneta sin tener ni idea de ello.
Con promesas de quererla y tratarla mejor que sus padres, el joven logró llevársela a una casa cerca de Puebla. «Me fui con él. Viví con él durante tres meses y me trató muy bien, me amaba, me compraba ropa, zapatos, flores, chocolate…», explica la joven. Pero todo cambió a las pocas semanas, cuando la pequeña se percató de que no era la única chica que vivía en la casa del joven, sino que sus presuntos «primos» acudían constantemente con más mujeres.
Al poco, su novio le dijo la verdad: todos ellos traficaban con mujeres. «Unos días más tarde, empezó a contarme todo lo que tenía que hacer con los clientes, las posiciones en la cama, lo que tenía que cobrar, cuánto tiempo tenía que estar con el cliente y cómo tenía que tratarlos para que me dieran más dinero», completa la mujer. Había empezado su infierno particular, pues durante cuatro años fue obligada a mantener relaciones sexuales 30 veces por jornada y siete días a la semana.
«Empezaba a las 10 de la mañana y acababa a medianoche. Algunos hombres se reían de mi porque yo lloraba. Tenía que cerrar los ojos para no ver lo que sucedía. Llegó un momento en el que no sentía nada», añade Karla. Las violaciones empezaron a ser constantes y, a los 15 años, la niña tuvo una hija. Un bebé que sirvió para que estuviera más atada todavía a aquella situación. Con todo, ni eso detuvo la maldad de sus captores. «Me golpeaban con una cadena, con los puños, me pateban, me tiraban del pelo, me escupían en la cara…», completa.
Con todo, Karla logró huir de aquella pesadilla en 2008, cuando las autoridades la rescataron a ella y a otras tantas chicas (muchas de tan solo 10 años) en una operación contra el tráfico de personas en Ciudad de México. Desde entonces, recorre el país dando charlas para que no se olvide lo que, día tras día, sucede en su país.