Tres mil millones de dólares son una de las principales razones que explican por qué la Administración Biden ha denunciado un fraude en las elecciones de Venezuela y ha declarado ganador al opositor Edmundo González el 28 de julio, pero no ha tomado una sola medida concreta de penalización hasta ahora.
Esta cifra representa la deuda que Chevron espera recuperar del régimen venezolano antes de finales de 2025. Esa petrolera californiana ha estado operando en Venezuela desde que la Casa Blanca le otorgó una licencia especial en noviembre de 2022. Ahora, otras petroleras internacionales, como la india ONGC, han solicitado permisos similares, lo que podría estabilizar aún más el mercado petrolero venezolano y proporcionar más recursos al régimen.
Los años de embargo práctico, entre mediados de 2019 y mediados de 2022, bloquearon la participación de EE.UU. y países aliados en el mercado petrolero de Venezuela. La Administración Trump sumó sanciones hasta reducir a cero las importaciones de crudo venezolano, que pasaron de 213 millones de barriles en 2018 a ninguno en 2020. Respecto a la exportación a Venezuela de materiales para extraer y refinar crudo, pasó de 45 millones de barriles en 2018 a menos de 90.000 en 2020, todo esto según cifras oficiales de la Administración Energética de EE.UU.
Postura republicana
Joe Biden y su equipo levantaron el embargo de forma paulatina a partir de 2022, buscando un compromiso para que la dictadura permitiera unas elecciones libres en las pasadas presidenciales. Se dio la circunstancia, como recalcó a este diario el que fue enviado especial de EE.UU. para Venezuela con Trump, el embajador Elliott Abrams, que los republicanos defendieron privar a las empresas americanas de ingresos que procedieran de recursos controlados por el régimen de Maduro, mientras los demócratas cedieron a los lobistas de esas mismas petroleras, que desde 2021 intensificaron sus esfuerzos para poder volver al mercado venezolano, aduciendo que su prioridad era recobrar la deuda contraída. Chevron en concreto, esperaba recuperar 750 millones a finales de 2023 y aquellos 3.000 millones hasta fines de 2025.
En abril, tras la inhabilitación de María Corina Machado, y las evidencias anticipadas de que las elecciones no iban a ser libres, Biden reimpuso sólo parcialmente las sanciones al crudo venezolano. Rescindió una licencia que permitió hacer negocios con Pdvsa, la petrolera estatal venezolana, pero mantuvo los permisos para otros negocios, incluido el de Chevron.
En el mes que ha pasado desde las elecciones venezolanas, el Gobierno norteamericano ha denunciado fraude y ha proclamado ganador a Edmundo González, pero lo ha hecho con declaraciones de altos funcionarios o diplomáticos, sin anunciar medidas concretas ni detallar cuál es su plan, si es que tiene alguno, para aumentar la presión sobre Maduro. En las diversas declaraciones de esos mismos funcionarios, estos han dejado claro que a diferencia de la era Trump, quieren avanzar de forma conjunta con México, Brasil, Chile y otros socios.
Eso no está siendo fácil. La Casa Blanca puso sus esperanzas en una condena a Maduro sometida al Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos el 1 de agosto. Fracasó, por el boicot activo de México y las abstenciones de Brasil y Colombia. Sin siquiera una condena del resto del continente, la Casa Blanca no ha recibido mayores presiones para anunciar medidas concretas contra el dictador.
Los republicanos, mientras, no pueden hacer más que expresar su condena, pues son minoría en el Senado y tienen una mayoría exigua en la Cámara de Representantes. Un proyecto de ley que reimpondría sanciones al crudo venezolano, otro embargo, está condenado al fracaso por la falta de apoyos entre los demócratas. Cuando controlaban el gobierno, con Trump en la Casa Blanca, los republicanos aplicaron el embargo, que tampoco logró la evacuación de Maduro. Según un informe de enero de 2021 del síndico gubernamental de EE.UU., esas mismas sanciones agravaron la crisis económica venezolana, afectando a toda la población.
«Efecto Chevron»
Los analistas de mercados petroleros han acuñado para Venezuela el término «efecto Chevron», que alude al impacto positivo pero limitado que ha tenido la reanudación de las operaciones de la empresa en la producción y exportación de petróleo del país, después de que recibiera la licencia especial en 2022. Aunque Chevron ha ayudado a aumentar la producción y las exportaciones, alcanzando una producción de aproximadamente 125.000 barriles diarios en el segundo trimestre de 2023, esto representa solo el 16% de la producción total de Venezuela, y la mejora es muy limitada. Según ha explicado Luis Vicente Leon, de la consultora venezolana Datanalisis, las acciones de Chevron son insuficientes para compensar los problemas estructurales más amplios a los que se enfrenta la industria petrolera venezolana, como los varios escándalos de corrupción en Pdvsa y las dificultades para atraer inversiones debido a las sanciones y la falta de un marco legal accesible.
De momento, EE.UU. ha reconocido a González ganador, pero a diferencia de lo ocurrido en 2019 con Juan Guaidó, no ha reconocido al opositor como representante legítimo o presidente encargado frente al régimen chavista.