Los últimos días del 2021 fueron una pesadilla para Boris Johnson. Los escándalos de las varias fiestas celebradas en Downing Street, su residencia y oficina, mientras el resto del país vivía un estricto confinamiento, han hecho mella en su credibilidad y autoridad.
Sus explicaciones sobre las fiestas que se celebraron mientras el país estaba en confinamiento siembran cada vez más dudas. El Premier podría enfrentar una consulta interna de su partido que lo dejaría fuera del cargo, mientras que un 56 % de la población pide su renuncia.
Por si fuera poco, también se supo que celebró otra fiesta en las vísperas del funeral del príncipe Felipe, por lo que tuvo que disculparse formalmente ante la reina de Inglaterra, Isabel II.
Aunque negó en repetidas oportunidades haber asistido a esas fiestas que se habrían celebrado ilegalmente en el 2020, tuvo que confesar que rompió la ley que él mismo creó. No tenía opción: un correo electrónico enviado por su propio secretario privado, Martin Reynods, lo dejó en evidencia.
Johnson, en el Parlamento, pidió disculpas a medias. Justificó romper la ley porque pensó que era un “evento de trabajo”, pese a que el tono de la invitación de su mano derecha evidenciaba un evento social al que había que llevar bebidas alcohólicas.
Las disculpas del Primer Ministro convencieron a pocos. El partido Laborista y otros en oposición exigieron su renuncia al no tener la autoridad moral para seguir liderando el país.
Pocas horas después, el diputado Douglas Ross, jefe de los Conservadores en Escocia, y otros diputados del mismo partido se sumaron a las voces que le piden al premier que de un paso al costado.
Johnson tiene, por ahora, el apoyo de su partido, que está sujeto también al resultado de una investigación que realiza un funcionario de servicio civil sobre las fiestas ilegales.
¿Sobrevivirá políticamente a este escándalo?
“Su posición es mucho más débil que hace tres meses. Parece bastante dañado, pero Johnson, como dicen otros, es la persona que se las arregla para ignorar las dificultades que ciertamente derriban a otros primeros ministros”, explicó en entrevista con France 24 la analista política Jill Rutter.
En total, la prensa local ha revelado más de doce fiestas ilegales, con grandes cantidades de trago y comida, que se habrían celebrado en el 2020, no solo en Downing Street sino en otras oficinas del gobierno y del partido Conservador.
Hasta el momento, Johnson ha reconocido haber estado 25 minutos en la del 20 de mayo del 2020, con su esposa Carrie, organizada por su mano derecha.
Pero no fue un evento cualquiera. Fue un encuentro masivo, cuando el país estaba bajo un estricto confinamiento y miles, por ejemplo, no pudieron asistir a funerales de familiares o amigos o visitarlos en los hospitales.
Aunque el Premier no necesariamente habría asistido a todas esas celebraciones, lo evidente es que en su gobierno había una cultura imperante de que las leyes de la pandemia aplicaban solo de puertas para afuera.
El resultado de una investigación interna sobre estas fiestas ilegales es clave y será determinante para el futuro político del primer ministro. Sin embargo, es inevitable que surja una duda: ¿qué tan independiente puede ser una investigación contra el jefe realizada por un funcionario público cuya carrera depende del gobierno?
La escandalosa remodelación de Downing Street
El Premier también ha tenido que dar explicaciones por el pago de más de 100.000 libras esterlinas por la remodelación del apartamento en el que vive, en el número 11 de Downing Street, con su nueva esposa y dos hijos.
En mensajes de WhatsApp es evidente que Johnson pidió al donante de su partido, David Brownlow, que pagara por la costosa remodelación a cargo de una diseñadora.
Además, el pago no fue declarado en su momento a la Comisión Electoral que obliga a que todas las donaciones a los partidos sean públicos para evitar que los donantes reciban beneficios del gobierno.
Sin embargo, no enfrentará una investigación de la comisaria de normas parlamentarias.
En la puerta del Comité 1922
Johnson solo será removido de su cargo si su partido lo quiere. Los conservadores podrían tomar esa decisión si sienten que el laborismo, sus principales opositores, podrían arrebatarles el poder en una próxima elección a raíz de los escándalos del primer ministro.
Otras voces sugieren que, tras aceptar en el Parlamento que rompió las reglas del confinamiento,mientras exigía al resto de la población cumplir la ley, marcó su destino y su salida debe esperarse más temprano que tarde.
Dentro de los conservadores ya hay voces que critican a su líder. Roger Gale, veterano copartidario, lo ha llamado “políticamente un hombre muerto caminando”. Otro miembro del partido, Douglas Ross, ha dicho que enviará una carta al Comité 1922 expresando su falta de confianza en Jonhson.
Si se reciben 54 cartas, se convocará a una consulta interna para preguntar a los diputados conservadores si Johnson debe seguir siendo el líder del partido y, por ende, primer ministro.
El número de cuántas cartas han sido recibidas permanece secreto y se cree que han sido varias, aunque insuficientes aún para retar el liderazgo de Jonhson.
La analista Jill Rutte cree que el político todavía no corre tanto riesgo, pero el verdadero examen serán las elecciones locales de mayo. “Si eso va muy, muy mal, entonces puede tener muchas dificultades en el verano. No estoy segura de que la gente necesariamente quiera desencadenar un concurso de liderazgo ahora que todavía tenemos problemas con la pandemia”, afirma.
Pese a que en el Reino Unido no hay elección directa de gobernantes, el descontento de la población crece. Según una encuesta de YouGov, el 56 % de los consultados piden la renuncia de Johnson.
“No es apto para ser Primer Ministro”
Desde que inició su gobierno en 2019, Johnson ha sido protagonista de varios escándalos que van más allá de sus labores. Varios han salpicado incluso su vida privada.
La polémica ya antecedía al cargo: son ilimitadas las historias de sus tiempos como periodista y como corresponsal en Bruselas, la sede de la Unión Europea. Las acusaciones más atrevidas revelan que incluso se inventaba declaraciones, hecho que le costó el puesto en el prestigioso periódico The Times.
El veterano y reconocido periodista Max Hastings, quien fue jefe de Johnson en el Daily Telegraph, predecía en 2019, en una demoledora columna en The Guardian, que “es casi seguro que su mandato revelará un desprecio por las reglas, los precedentes, el orden y la estabilidad”.
«Tengo el presentimiento de que Johnson se arrepentirá de haber obtenido el premio por el que ha luchado durante tanto tiempo, porque la experiencia del cargo de primer ministro pondrá al descubierto su absoluta incapacidad para ello”, escribió en su momento Hastings.
Mientras Boris Johnson carga el peso de sus propios errores, poco a poco sus posibles sucesores han empezado a asomar la cabeza y otros a tomar distancia de él.
Un ejemplo es su ministro de finanzas, Rishi Sunak, quien prefirió un viaje laboral a Devon, en uno de los extremos de Inglaterra, a ser visto cerca de Johnson, quien podría tener sus días contados. AFP