«Chile cambió»
La frase se repitió una y otra vez entre expertos y líderes políticos mientras aparecían los resultados de las megaelecciones de este fin de semana en el país liderado por Sebastián Piñera.
Los candidatos electos para la Convención Constituyente —que tendrá la misión de redactar la nueva Carta Magna—, y para los cargos de gobernadores, alcaldes y concejales, dan cuenta de un cambio importante en la postura ideológica de la sociedad chilena.
Postulantes independientes y ajenos a los partidos políticos tradicionales fueron unos de los grandes triunfadores de la Convención. Contrario a lo que se esperaba, la derecha no logró ni de cerca obtener los 52 escaños (o un tercio de la asamblea) que se necesita para influir en el contenido de nueva Carta Fundamental y vetar artículos.
Mientras que la centroizquierda, unida en la lista Apruebo —que aglutina a buena parte de la ex Concertación, que gobernó Chile entre 1990 y 2010— ,obtuvo apenas 25 escaños, por debajo del resultado de la lista de izquierda Apruebo Dignidad, que reúne al Partido Comunista y el Frente Amplio.
Los resultados han sido leídos por analistas como un «castigo» a las fuerzas políticas tradicionales, y ya han aparecido los primeros mea culpa de varios de sus expositores.
«La frase simbólica que se instaló en las protestas de 2019, de que no eran 30 pesos sino que 30 años de injusticias, se hace realidad luego de estas elecciones. Chile cambió y probablemente será un país distinto después de este fin de semana», dice a BBC Mundo Roberto Isikson, director de Cadem, una empresa de estudios de mercado y opinión pública chilena.
A continuación, te presentamos 5 claves para entender los resultados de esta inédita elección en Chile.
1. Sorpresa de los independientes
Ninguna proyección o encuesta chilena adelantó la importancia que tendrían los independientes en la elección de la Convención Constituyente.
Todo lo contrario: analistas advertían de que el sistema electoral chileno beneficiaría a los candidatos afiliados a los partidos políticos y, por tanto, podría darse una suerte de «decepción» entre la gente que pidió una Constitución «escrita por el pueblo» en caso de que no obtuvieran los resultados deseados.
Sin embargo, rostros nuevos y debutantes en el mundo de la política se convirtieron en la primera fuerza de la asamblea, al obtener 48 de los 155 escaños.
Entre los independientes, llama la atención el amplio apoyo a la «Lista del Pueblo», que obtuvo 24 escaños, y que se organizó a partir de las protestas en Plaza Italia, en el centro de Santiago, en el marco del estallido social.
«Somos quienes hemos vivido y crecido en la inequidad y la desigualdad, somos quienes nos levantamos un 18 de Octubre (de 2019) para decir basta», dice en su declaración de principios.
La reconfiguración del mapa político se explica en gran parte por el fuerte estallido social que irrumpió en Chile en octubre de 2019, cuando la gente salió a las calles a protestar contra el sistema político y económico.
En paralelo, el rechazo a las fuerzas tradicionales fue aumentando cada vez más y una primera señal de aquello fue lo que sucedió en octubre del 2020 cuando casi el 80% de los votantes decidió cambiar la Carta Magna a través de una convención que no incluiría a miembros del parlamento ni del gobierno.
«Se esperaba que los independientes iban a llegar al tercio pero esto supera con creces ese resultado. Y creo que de alguna manera es un reflejo de que la élite, los medios de comunicación, el sistema político y las empresas no fuimos capaces de ver lo que estaba pasando», dice Isikson.
«Es un rechazo al sistema político actual, a toda la élite tradicional», agrega.
2. Derrota de la derecha (y castigo al gobierno de Piñera)
Si había algo de lo que había que estar atento apenas comenzaran a aparecer los primeros resultados de las elecciones en Chile, era si la derecha —que fue en una lista única llamada «Vamos por Chile»— lograba obtener al menos 52 escaños (o un tercio) de la Convención Constituyente.
Esto le abriría las puertas para influir y negociar sobre las decisiones que se tomarán respecto a las nuevas normas pues, para que sean aprobadas, deben contar con el apoyo de dos tercios de sus miembros.
Sin embargo, no lo logró. Y, en cambio, obtuvo apenas 37 de los escaños. Este es un duro golpe no solo para los líderes de este sector político, sino también para el gobierno de Sebastián Piñera.
«La ciudadanía nos ha enviado un claro y fuerte mensaje al gobierno y también a todas las fuerzas políticas tradicionales: no estamos sintonizando adecuadamente con la demandas y con los anhelos de la ciudadanía y estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y por nuevos liderazgos», dijo el mandatario luego de que los resultados se hicieran públicos.
Por su parte, uno de los candidatos presidenciales de la derecha, Mario Desbordes, señaló: «No hay duda que estamos viviendo una derrota transversalmente, una derrota que nos tiene que hacer reflexionar. No hemos sido capaces de interpretar a la mayoría ciudadana que está pidiendo cambios».
En la misma línea, Joaquín Lavín, también postulante presidencial de la derecha, indicó que «hay que tener claro que estamos ante un nuevo Chile y la Convención que se está eligiendo es un mosaico de este Chile nuevo».
La posición de la derecha chilena es aún más compleja si se considera que la derrota también se trasladó a las elecciones de gobernadores, alcaldes y concejales.
Entre las pérdidas más importantes, está la gobernación de la región Metropolitana, donde su candidata (Catalina Parot) no pasó ni siquiera a segunda vuelta. Además, el actual alcalde de Santiago, uno de los municipios más importantes del país, Felipe Alessandri, fue superado por la carta del Partido Comunista, Irací Hassler.
También perdieron otras alcaldías clave como Maipú, Viña del Mar, Ñuñoa y Estación Central.
«Es el peor resultado de la derecha en mucho tiempo», afirma Roberto Isikson.
«Y el gobierno sin duda tiene mucha responsabilidad. Hay una alta correlación entre la aprobación presidencial, que se encuentra en un lugar muy bajo, y los resultados electorales», agrega.
De acuerdo con la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), publicada a fines de abril, el presidente Piñera cuenta solo con un 9% de aprobación entre los chilenos, el nivel más bajo durante su segundo mandato. La desaprobación, en tanto, alcanza el 74%.
Isikson, experto en encuestas, explica que los factores determinantes en el rechazo a la administración de Piñera tienen que ver con cómo manejó el estallido social, su oposición al retiro de las pensiones (una iniciativa altamente popular) y la percepción de que el gobierno nunca llegó con la ayuda necesaria para enfrentar la pandemia de coronavirus, entre otras cosas.
3. Decepción de la ex Concertación y triunfo de la izquierda
La centroizquierda de Chile, que gobernó el país entre 1990 y 2010 bajo el bloque denominado Concertación, tenía un reto importante en estas elecciones pues mediría su fuerza con la del eje de izquierda conformado por el Partido Comunista (PC) y el Frente Amplio (FA), una coalición que irrumpió hace un par de años y que ha venido a desafiar el poder de las fuerzas políticas tradicionales.
Así, el resultado que obtuvieran tanto en la Convención Constituyente como en el resto de los cargos regionales generaba una fuerte expectativa en el sector.
Pero esta vez la preferencia de los chilenos de izquierdas no estuvo de su lado: no solo obtuvieron menos escaños en la Convención Constituyente que la lista Apruebo Dignidad (que suma al PC y el FA), sino que también fueron superados en importantes gobernaciones y municipios.
Al contrario, candidatos del Frente Amplio sorprendieron al triunfar en lugares como la Región Metropolitana, o municipios como Valparaíso y Viña del Mar, fortaleciendo la idea de que la izquierda más radical gana terreno por sobre el centro.
Este escenario, dijeron los analistas, no estaba ni entre los peores cálculos de la ex Concertación.
«La ex Concertación murió y se enterró hace tiempo y eso ha quedado muy claro en esta elección», dijo Heraldo Muñoz, uno de los candidatos presidenciales de la centroizquierda.
Para Isikson, «la única coalición que logró cumplir con sus expectativas es el Frente Amplio y el Partido Comunista».
«No mejoró su resultado con respecto a la representación parlamentaria pero, dado que fue la única coalición que logró sostener su resultado, evidentemente es ganadora», dice Isikson.
Los resultados de esta elección tienen una consecuencia esperada: la definición de las candidaturas presidenciales.
En Chile, históricamente las elecciones de alcaldes y concejales han sido una especie de «termómetro» para medir las preferencias políticas del electorado de cara a los comicios presidenciales, que siempre se realizan poco tiempo después.
Así, a seis meses de que Chile elija al próximo jefe de Estado en noviembre de 2021, las tendencias marcadas este fin de semana serán particularmente relevantes para quienes piensan postular a la presidencia.
En el bloque de izquierda salió fortalecido el candidato del Partido Comunista, Daniel Jadue, mientras que en la centroizquierda están evaluando a quién van a apoyar pues las cartas que tienen hasta ahora no parecen sumar el apoyo necesario.
En la derecha, en tanto, tienen varias cartas presidenciales posibles. Uno de los análisis post elecciones apunta a que deberían elegir a un candidato que esté más conectado con el electorado de hoy y no a una figura encasillada en la derecha tradicional.
4. Paridad de género
Chile se convertirá en el primer país del mundo en crear una Constitución con paridad de género.
Esto, gracias al sistema electoral aplicado para elegir a los 155 miembros de la Convención Constitucional, que garantizó que estuviera conformada de manera igualitaria por hombres y por mujeres.
Para ello, se implementaron mecanismos de correción que evitaron la sobrerrepresentación de un sexo.
Pero, al contrario de lo que se esperaba, hubo algunos casos en los que las mujeres tuvieron que cederle sus cupos a los hombres, pues obtuvieron mayores resultados.
Esto sorprendió ampliamente a analistas y expertos en Chile.
«La paridad no solo instaló la necesidad de tener una convención paritaria, sino también impulsó a los electores a preferir mujeres por sobre hombres y en muchos distritos fueron finalmente las mujeres que tuvieron que ceder sus cupos para los hombres», dice Isikson.
De esta manera, la nueva Constitución chilena podría tocar temas que históricamente han quedado pendientes como la igualdad de salario, la repartición de carga de los cuidados o el acceso igualitario de las mujeres al poder.
5. Tibia participación
Con un 43% de participación, según el Servicio Electoral del Chile (Servel), la convocatoria para estas elecciones estuvo lejos de ser alta.
Para el plebiscito realizado en octubre del 2020, donde los chilenos aprobaron por una amplia mayoría cambiar la actual Constitución, la participación llegó a un 50,9%. Este número representó la mayor votación desde 2012, cuando comenzó a regir el voto voluntario en el país.
En las últimas dos elecciones presidenciales (2013 y 2017), la participación en la segunda vuelta estuvo cerca del 49%.
Las elecciones de alcaldes y concejales, sin embargo, siempre han tenido una menor votación, alrededor del 34%.
Dada la importancia de estos comicios, donde se elegían a quienes van a escribir la nueva Constitución, había expectativa que de que la convocatoria fuera mayor de lo que terminó siendo.
Y muchos se preguntan dónde quedó el electorado que le dio el triunfo a Sebastián Piñera por más de un 54% en 2017.
«Es evidente que el mundo que votó por Piñera en 2017, en un porcentaje muy significativo, no fue a votar», explica Isikson.
Así, una vez más, en Chile queda sobre la mesa la discusión sobre revocar el voto voluntario y volver a instalar uno obligatorio.
BBC Mundo