Miles de policías intervinieron en redadas el miércoles en buena parte de Alemania contra supuestos extremistas de ultraderecha que al parecer querían derrocar al gobierno en un golpe de Estado armado. Veinticinco personas fueron detenidas, según las autoridades.
Unos 3.000 agentes participaron en cateos en 130 lugares de 11 de los 16 estados de Alemania contra seguidores del llamado movimiento Ciudadanos del Reich. Algunos miembros del grupo rechazan la constitución alemana de posguerra y han llamado a derrocar al gobierno.
El ministro de Justicia, Marco Buschmann, describió los registros como una “operación antiterrorista” y añadió que los sospechosos podrían haber planeado un ataque armado a instituciones del estado.
El grupo actuaba “impulsado por fantasías de violentos golpes de Estado e ideologías conspirativas”, añadió el máximo responsable de seguridad del país.
Veintidós ciudadanos alemanes fueron detenidos bajo sospecha de “pertenencia a organización terrorista”, según la fiscalía. Otras tres personas, incluida una ciudadana rusa, eran sospechosas de apoyar la organización, añadió. Había otras 27 personas bajo investigación.
Según el semanario Der Spiegel, entre los lugares registrados estaban los barracones de la unidad alemana de las fuerzas especiales KSK en la localidad suroccidental de Calw. La unidad ha sido investigada en el pasado por la supuesta pertenencia de algunos soldados a grupos de ultraderecha.
La fiscalía federal declinó confirmar o negar si se habían registrado los barracones.
Además de las operaciones en Alemania, una persona fue detenida en la localidad austriaca de Kitzbuehel y otra en la ciudad italiana de Perugia.
Los detenidos están acusados de haber formado el año pasado una “organización terrorista con el objetivo de revocar el orden estatal actual en Alemania y sustituirlo con su propia forma de estado, que ya estaba en proceso de fundación”.
Los sospechosos eran conscientes de que su objetivo sólo podía alcanzarse por medios militares y por la fuerza, indicó la fiscalía.
Algunos miembros habían hecho “preparativos concretos” para asaltar el parlamento federal alemán con un pequeño grupo armado, según la fiscalía. “Los detalles (de este plan) aún tienen que investigarse” para determinar si alguno de los sospechosos puede ser acusado de traición, señalaron.
Supuestamente creían en un “conglomerado de teorías conspirativas consistentes en mensajes de los llamados Ciudadanos del Reich, así como ideología QAnon”, según el comunicado de la fiscalía. También creían que Alemania estaba gobernada por un “Estado profundo”, una creencia similar a las afirmaciones sin base expresadas por el expresidente de Estados Unidos Donald Trump sobre su país.
Los supuestos líderes del grupo fueron identificados sólo como Heinrich XIII P. R. y Rüdiger v. P., de acuerdo a las leyes alemanas de privacidad. Der Spiegel indicó que este último es un hombre conocido de 71 años, miembro de la nobleza menor alemana, mientras que el anterior es un exparacaidista de 69 años.
Heinrich XIII P. R., al que el grupo pensaba convertir en nuevo líder de Alemania, había contactado con funcionarios rusos para negociar un nuevo orden en el país una vez fuera derrocado el actual gobierno alemán, según la fiscalía. Supuestamente contó con la asistencia de una mujer rusa, Vitalia B.
“Según nuestras investigaciones actuales, sin embargo, no hay indicio de que las personas contactadas respondieran de forma positiva a su petición”, señalaron los fiscales.
Otra persona detenida el miércoles fue identificada como Birgit M.-W. Der Spiegel indicó que la mujer es juez y exlegisladora del partido de ultraderecha Alternativa por Alemania.
El partido, conocido por sus siglas en alemán AfD, se ha visto bajo un creciente escrutinio de las fuerzas de seguridad alemana debido a sus lazos con extremistas.
Los colíderes de AfD, Tino Chrupalla y Alice Weidel, condenaron los supuestos planes del grupo, que según dijeron habían conocido por la prensa.
“Tenemos plena confianza en las autoridades implicadas y pedimos una investigación rápida y en profundidad”, indicaron en un comunicado.
Rusia: “Es un problema interno”
Luego de que se conociera sobre los supuestos contactos entre los integrantes de la organización ultraderechista y que dos de los detenidos son rusos, el Kremlin remarcó que Berlín descartó que pueda tratarse de “una intervención rusa”.
El portavoz del Gobierno de Vladimir Putin, Dmitry Peskov, enfatizó que su país no tiene relación con las redadas ocurridas en el territorio alemán.
“Es un problema interno de Alemania. Ellos mismos han dicho que no se puede hablar de intervención rusa. Nos hemos enterado por los medios y no tenemos nada que decir al respecto”, sostuvo Peskov.
El diario local ‘Die Zeit’ reportó que el grupo incluso había comenzado un nominar ministros para un eventual gobierno de transición posterior al golpe, en el que uno de los sospechosos, la exdiputada de AfD Birgit Malsack-Winkemann, de 58 años, sería ministra de justicia federal.
El movimiento Reichsbürger cree que la Alemania moderna se encuentra dirigida por una conspiración de «estado profundo» que estaba a punto de ser expuesto por una alianza de agencias de inteligencia alemanas y militares de estados extranjeros, incluidos Rusia y EE. UU.