“¿Ronaldo? Vale más que el Salvator Mundi de Da Vinci (la obra más cara de la historia)” titulaba el Corriere della Sera el miércoles pasado, haciendo alusión a la cifra récord que la Juventus ha desembolsado por el jugador —400 millones de euros sumando todos los conceptos que engloban este tipo de operaciones— frente a los 380 millones que pagó un coleccionista por la pintura del genio del renacimiento. En su nueva vida en Turín las cifras astronómicas serán una constante. Su llegada no solo ha revolucionado la liga italiana de fútbol, también el mercado inmobiliario de la capital piamontesa y a la prensa. Los pormenores de su nueva vida al pie de los Alpes empiezan a ser vox populi.
Los medios italianos han hallado el que dice será el futuro hogar del futbolista en la burguesa e industrial Turín. Aunque aún no está cerrada la operación, todos apuestan por una inmensa residencia de ensueño, a la altura de la dolce vita que le espera en Italia. Se la conoce como “la villa más cara del mundo”. Se trata de una mansión de tres pisos y 1.000 metros cuadrados con ocho habitaciones, una piscina cubierta, spa, gimnasio, baño turco y una entrada principal más dos secretas para sortear las miradas indiscretas. Está situada sobre la Colina Turinesa, desde la que se divisa toda la ciudad, cercada por los Alpes, de inviernos gélidos y veranos moderados. Apacible y tranquila, pero llena de vida y con una oferta cultural desbordante; de amplias avenidas que se deslizan entre soportales, edificios señoriales y plazas imponentes.
La propiedad se hizo famosa en 2006, cuando el grupo irlandés U2 rechazó alojarse allí después de un concierto por su precio desorbitado. Los 40.000 euros de alquiler diario de entonces ofrecen una idea del poder adquisitivo necesario para comprarla ahora.
Si se decanta por esta finca sus vecinos también serán de lujo. A pocos metros vive John Elkann, el príncipe de los Agnelli, la familia símbolo de Turín y propietaria de la Juventus y de las multinacionales Fiat y Ferrari. Además, otras estrellas que pasaron por el mismo equipo en el que jugará Cristiano como Zidane y Cannavaro ya vivieron en la misma casa.
Los medios también hablan de que el jugador se ha interesado por una mansión de 700 metros cuadrados, que cuesta entre dos y cuatro millones de euros, en el espléndido parque de La Mandria, cerca del estadio; y por una casa de lujo en Alba o Pinerolo, localidades aledañas a Turín, donde su privacidad estaría más garantizada.
Su mudanza será diferente esta vez. Cuando se trasladó a Madrid, con él viajaron su madre, Dolores Aveiro, su hermana Katia y su entonces novia, la modelo rusa Irina Shayk. Ahora, casi diez años después, la familia ha aumentado y en la nueva casa deberá haber espacio para sus cuatro hijos, su nueva pareja Georgina Rodríguez y la hermana de esta, Ivana, que también se instalará con ellos. También se espera que se muden a Turín la madre y hermanas de jugador con sus respectivas parejas. Todo lo que rodea el futuro de Cristiano en la ciudad es motivo de conjeturas. «Podría inscribir a su primogénito en un club de fútbol ubicado en los alrededores del histórico castillo de la Venaria y llevarlo el primer fin de semana que tenga libre al parque acuático de Gardaland», aseguran algunas publicaciones que ven en el jugador y los suyos en una especie de familia real que dará que hablar.
Georgina Rodríguez, hasta ahora desconocida en Italia, ya ha despertado expectación y sus fotos se mueven por todas las cabeceras de medios de comunicación. Turín es una excelente ciudad para relanzar su carrera como modelo. La ciudad es conocida en Italia por su estilo y elegancia y puede convertirse en una ventaja y catapultarla al éxito. Además está a apenas 150 kilómetros de Milán, la capital italiana de la moda.
Con medio país revolucionado por el fichaje del astro portugués, que ya fue imagen de Armani, los expertos en moda consideran que su llegada va a ser un revulsivo para el sector. A Cristiano le interesa este mundo — tiene su propia firma de ropa— y a los diseñadores les interesa la imagen que proyecta; además es una máquina de hacer dinero. El jugador es uno de los influencers más importantes del mundo. Como prescriptor supera siete veces a cualquier deportista. Su ejército de más de 323 millones de seguidores convierten sus redes sociales en una mina de oro. Cada uno de sus movimientos genera importantes beneficios para sus patrocinadores. Según Hookit, una plataforma que evalúa y analiza patrocinios deportivos, cuando el futbolista publica algo en sus perfiles desencadena 2,3 millones de interacciones y 1,15 millones si aparece alguna de las marcas de las que es imagen. Esto se traduce en un ingreso de 1,5 millones de euros para Nike, Herbalife, Tag Heuer o Abbott Labs por cada publicación del portugués. Con cifras como estas, no es de extrañar que las marcas italianas se peleen por sacarle partido.