Luego de 10 años Servando y Florentino se presentaron en Caracas, viernes 1 de abril. El reloj marcaba las 9:30 de la noche cuando la terraza del CCCT quedó en penumbras. Miles de asistentes esperaban desde horas de la tarde reencontrarse con los hermanos Primera y sus voces se oyeron gritar al unísono por primera vez.
En las pantallas se reprodujo un videolyric de «Venezuela» y las almas que estuvieron presentes corearon a todo pulmón el himno sentimental del país, para luego celebrar a los venezolanos que han dejado huellas en el mundo que se mencionaron en un audiovisual que dio pie al espectáculo de los hermanos Primera.
Las expectativas se rebosaron. El escenario que alojó a los famosos cantantes, sus 15 músicos e invitados especiales, dio vida a un show de más de dos horas impecable: sonido, pantalla, luces y pirotecnia hicieron una combinación explosiva con los grandes éxitos de Servando y Florentino.
Fue con «Los hermanos Primera» que los exSalserín bajaron del techo, subidos en una plataforma. Mientras que «Serva» apareció vestido con camisa negra y pantalón del mismo color en textura patente, chaleco gris y zapatos amarillos patentes, «Floren» hizo lo propio con pantalón ancho de color negro y camisa blanca. Ambos decidieron usar lentes de sol para este primer cambio al que le siguieron dos más, uno más llamativo que el otro.
El setlist
En principio eran 22 las canciones que los intérpretes acordaron cantarles a sus fans enamoradas y enamorados, repartidas entre charlas, anécdotas y la invitación a escenario de uno de sus más fieles amigos, Yasmil Marrufo, con quien Servando se tomó unos instantes para conversar sobre su carrera y salirse del protocolo para entonar temas que no estaban ni ensayadas ni en la lista; entre ellas «Robando azules» de Yordano, a quien recordaron con especial cariño.
No hubo tema que no estuviera acompañado por los coros de la audiencia, que se maravillaba ante un performance que dejó la vara es muy larga que será difícil de igualar, por lo que los productores de los próximos conciertos deberán trabajar desde ya para poder ofrecer un evento memorable o, al menos, comparable.
«Primer amor», «Muchacho solitario», «Te regalo la luna», «Rumba en mi corazón» (con la que se permitieron improvisar un buen rato), Una canción que te enamore» fueron parte del primer set. Para el segundo llamaron a tres mujeres del público (se sumó una cuarta persona, una niña) a subir a tarima, donde instalaron una cama.
Entre risas también llamaron a sus «fans enamorados», pero admitieron que el «chalequeo mañana no será fácil», así que se quedaron con las damas.
La ocasión sirvió para reírse de los memes, de los chistes e imágenes virales que ruedan en las redes sociales sobre ellos, sobre todo el que los compara con los hermanos Valentinos y el de la cara de Servando perfecta para pedir un reposo.
«Si yo fuera tú», «Bendita madre», «Los cachos», «Tengo un corazón» siguieron, siendo especialmente coreadas «Fan enamorada», «Estás hecha para mí», «Dímelo» y «De sol a sol».
Recta final
Cerca del final del evento, cuando el reloj indicaba las 11:45 de la noche, comentaron que con parte del dinero que dejaría el concierto brindarían recursos para reparar canchas. Resaltaron que, de esa forma, estarían «transfiriendo la luz» que significaba presentarse en su «vientre, que es Caracas».
Los recursos irán a parar en unas canchas de El Valle, parroquia donde crecieron y se criaron, así como también al tratamiento «de un chamito de Guanare, de 12 años, que padece de una enfermedad que no se merece».
«No es el final» y un popurrí que incluyó «No importa», «Un amor como el nuestro», «Yo sin ti» y «De sol a sol» le pusieron punto y fin a la cita, que vino con la promesa de un nuevo encuentro con los temas que quedaron por fuera.
Recordar es vivir
Tal como lo prometieron, montaron una carpa y con el nombre de «Museo de Primera» hicieron un viaje por su carrera que, en un abrir y cerrar de ojos, está por cumplir 30 años.
Al sonido de Alí Primera, cantante y patriarca de un clan de artistas, ayer viernes y este fin de semana los asistentes pueden hacer un repaso de la vida artística de los «Chamos de El Valle»: la simulación de una habitación llena de afiches, fotos, postales, cartas de los seguidores, premios y reconocimientos que se han adjudicado a lo largo de este tiempo.
También hay objetos personales de Servando y Florentino, que deja ver un lado más personal de unos artistas que siguen enamorando a los fans.
Especial atención merece también la nutrida audiencia que se apostó a las afueras del CCCT. Cientos de personas bordearon el centro comercial capitalino para no perderse la oportunidad de reencontrarse con sus ídolos, quienes no entonaban ni una canción desde hace 10 años.
Sin envidiar a quienes sí pudieron pagar la entrada, los «polizones» se gozaron los grandes éxitos que los hermanos más famosos de Latinoamérica ofrecieron.