El camarógrafo se ganó la confianza de los trabajadores de la morgue con dos botellas de whisky, y logró entrar hasta la cámara 33 en la que yacía el cuerpo de la sex symbol más célebre del siglo XX
El 5 de agosto de 1962, Eunice Murray, la asistente de Marilyn Monroe, llamó a las autoridades y contó que había encontrado a la actriz inerte en su mansión de Los Ángeles. Al menos, eso cuenta la versión oficial. Desnuda, de costado y con golpes y moretones, el cadáver de la eterna sex symbol yacía en medio de una escena que había sido claramente alterada. Su vida siempre destiló un halo de misterio, pero aún más lo hizo su muerte.
Envuelto en conspiraciones, delirios, contradicciones, secretos y testimonios insólitos -y a veces inverosímiles…-, el relato certero de lo que ocurrió aquel día quizás nunca llegue a conocerse. Aquella fatídica noche, mientras crecía la expectación en el opulento vecindario, el cuerpo de la actriz fue trasladado a la morgue. Le asignaron el número de cadáver 81828 y la conservaron en la cámara número 33.
Sólo horas después, cuando la noticia ya saltaba vertiginosamente de una redacción a otra, un fotógrafo sagaz se acercó a la casa funeraria. Después de ganarse a los empleados con varios shots de whisky, Leigh Wiener se deslizó por los pasillos de la morgue, y consiguió que sus improvisados amigos le abrieran la cámara. En cuestión de minutos se halló frente al cadáver de la etérea actriz. Y aunque entonces tomó cinco rollos de fotografías, sólo tres salieron a la luz.
Leigh Wiener
Ni siquiera el hijo de aquel impávido fotógrafo sabe hoy dónde escondió su padre el resto de imágenes. Así lo confesó en un documental que emitirá este domingo Fox News Channel, titulado Escandaloso: la muerte de Marilyn Monroe.
«No era la primera vez que utilizaba un par de botellas de whisky para poder acceder a un área restringida«, narró el hijo del fotógrafo, Devik Wiener, para el documental. «Él les ofreció una bebida a un par de hombres, y lo siguiente que supo fue que estaba dentro [de la morgue]».
Una de las imágenes que Wiener captó con su reflector aquella noche, dio la vuelta al mundo. En el cuadro se veían los pies de la actriz, aún en el interior de su cámara funeraria. Él envió tres de los rollos a la revista LIFE, pero creyó que los otros dos no eran para consumo público.
«Los últimos dos rollos, que contenían imágenes que iban más allá de la etiqueta del pie, los llevó a su propio estudio y según dijo, los procesó, los examinó, y los colocó rápidamente en una caja de seguridad», relató Devik Wiener, que aseguró no saber dónde guardó su padre las fotografías. «De verdad, él murió con ese misterio», mantuvo.
Según su versión, el fotógrafo murió en 1993 sin compartir su gran secreto. Leigh Wiener no fue el único camarógrafo que logró entrar hasta las profundidades de aquella morgue. Otra imagen en la que Marilyn Monroe aparece tapada hasta el cuello por una sábana blanca, y muestra su rostro pálido y demacrado, impresionó al mundo.
El cuerpo de la protagonista de Cómo atrapar a un millonario (1953) permaneció más de 24 horas en la morgue sin que nadie lo reclamara, un hecho que también rememora la serie documental de tres capítulos.
Esta imagen fue tomada por Wiener, la noche en que logró colarse hasta la cámara número 33, después de ofrecerle alcohol a los trabajadores de la casa funeraria (Foto: Fox News Channel/Scandalous: The death of Marilyn Monroe)