Don Juan Carlos, que asistió a la plaza de Illumbe acompañado por la infanta Elena y sus hijos, Felipe y Victoria Federica de Marichalar, recibió los tres primeros brindis de la tarde entre ovaciones
En el calendario vacacional del rey Juan Carlos había una fecha marcada en rojo: el 13 de agosto, importante día porque acontecería el regreso de los festejos taurinos a San Sebastián con motivo de la Semana Grande, donde se acumulaban tres años de inactividad tauromáquica. Ni don Juan Carlos ni su hija, la infanta Elena, quisieron faltar a la cita aprovechando que se encuentran pasando unos días en el País Vasco y haciendo su ruta gastronómica por los emblemáticos restaurantes vascos, como el Akelarre de Pedro Subijana o el de Juan Mari Arzak. Así que volvieron a dejar patente una vez más su apoyo manifiesto a la fiesta nacional en una ocasión clave por la vuelta de los toros a la capital guipuzcoana: “La fiesta de los toros es un activo de España que tenemos que apoyar”, afirmó don Juan Carlos en declaraciones a TVEsobre su presencia en uno de los reservados del callejón de la plaza donostiarra de Illumbe junto a 6.000 espectadores.
Don Juan Carlos y doña Elena, muy bien equipada para la ocasión con sombrero y la cámara, han sido testigos de lujo de una corrida en la plaza de Illumbre que tenía como protagonistas a Enrique Ponce, Manzanares y Alberto López Simón, en sustitución de Rivera Ordóñez, que evolucina de forma positiva, aunque poco a poco, tras la grave cogida que sufrió el pasado lunes en la plaza de toros de Huesca. El rey Juan Carlos disfrutó también de la compañía de los dos hijos de la Infanta, Felipe, trajeado, y Victoria Federica de Marichalar, con la emblemática trenza de su madre, quienes parecen haber heredado la gran afición a los toros y vibraron junto a su abuelo.
Al soberano le dedicaron los tres primeros brindis de la tarde entre ovaciones, mientras asomaba a las miradas de los maestros evidente orgullo. Enrique Ponce, que fue vitoreado en su entregada y ceremoniosa dedicatoria, reconocía posteriormente quesiempre era un honor brindarle un toro al rey Juan Carlos, pero que especialmente lo era en esta ocasión, porque «con su presencia, no sólo está apoyando la fiesta de los toros y nuestro arte, sino la historia, la tradición y la cultura» y, por encima de todo eso, «la democracia y la libertad», declaraba a El País.
Donosti ha recuperado las corridas taurinas tres años después de su prohibiciónpor el anterior gobierno local de Bildu. La coalición formada por PNV-PSE, a la que ha cedido el mando en el País Vasco, ha vuelto a autorizar el alquiler de Illumbe con la premisa de poder celebrar los clásicos y tradicionales festejos del mes de agosto. El espectáculo comenzó con una serie de disturbios en los aledaños de la plaza de Illumbe, donde varios animalistas se concentraron para realizar una protesta anti taurina y antimonárquica en la que la Ertzaintza tuvo que intervenir. Protestas que se perdieron entre miles de oles.