Nunca un premio tan importante resultó tan amargo. Eso es lo que ha vivido este sábado Nicole Kidman, quien había viajado de nuevo hasta el Festival de Venecia tras hacerse con el galardón a mejor actriz, cuando nada más aterrizar en la ciudad de los canales le transmitían la muerte de su madre.
La actriz australiana de 57 quedó completamente desolada y eso le impedía ir a recoger la Copa Volpi en la ceremonia de clausura del prestigioso festival. Por ello, ha sido la directora de su última película, la neerlandesa Haila Rijn, quien subió al escenario del Palacio del Lido en lugar de la intérprete y leía un comunicado en nombre de esta.
‘Babygirl’ director Halina Reijn accepts the #Venezia81 Best Actress award on behalf of Nicole Kidman, whose mother passed away upon her arrival to Venice pic.twitter.com/ig0Z6VpYC7
— Deadline (@DEADLINE) September 7, 2024
“Hoy llegué a Venecia para enterarme inmediatamente después de que mi maravillosa y valiente madre, Janelle Ann Kidman, acababa de fallecer», rezaba la nota. «Estoy en shock y tengo que estar con mi familia, pero este premio es para ella», añadía. «Ella me ayudó y me hizo ser como soy”, apostillaba. “Mi mayor gratitud es poder decir su nombre ante todos vosotros. Mi corazón está roto. Os quiero. Nicole”, sentenciaba.
La protagonista de Moulin Rouge y Los Otros estuvo en la presente edición del certamen, la 81ª, hace justo una semana cuando presentó su película Babygirl, por la que ha sido premiada y que protagoniza junto a Antonio Banderas. Entonces, la pareja de actores deslumbró en la alfombra roja y alabó el trabajo que se había hecho en este film, un thriller cargado de erotismo que ya cuenta con el favor de la crítica.