El luto embarga la industria de la belleza carabobeña, tras conocerse el fallecimiento del legendario Juan Carlos Pineda, ‘el mago de las reinas’ y productor general del Miss Earth Venezuela.
Pineda falleció a los 58 años la mañana del pasado viernes 3 de mayo, en la clínica IEQ de Los Mangos, Valencia. El productor murió tras meses de ardua lucha por recuperar su quebrantada salud.
Durante las últimas semanas familiares y amigos solicitaron donaciones de sangre tipo O positivo para él. Sus restos mortales son velados en la funeraria Santa Rosa. Las exequias tendrán lugar a las 7 am en el campo santo situado en el municipio San Juaquin, será cremado.
El productor, el mago y artífice de reinas
El nombre de Juan Carlos Pineda está anclado a la industria del espectáculo en Carabobo desde hace mucho. Su nombre real era Edgar, pero como artista visionario, se creó un avatar: “Juan Carlos”, un nombre más ajustado a sus sueños de grandeza.
El glamour y la belleza fueron su objeto de deseo desde adolescente. Y con perseverancia se labró su carrera a pulso. Así fundó la academia Juan CPinedaInternational Model Agency, la cual se convirtió en la antesala a su rol como hacedor de reinas.
Trabajó con los mejores, incluso con el mismo Osmel Sousa y más recientemente con Prince Julio César. Además se involucró en varios certámenes de belleza durante su trayectoria, tales como: el concurso Chica 2001, Miss Playa, Reina Nacional del Turismo, Miss Venezuela y Miss Earth Venezuela.
Las misses de Pineda
Tres cosas caracterizaban a este personaje; su agudo sentido del humor, su vocación a la excelencia y un ojo clínico para la belleza.
Bajo su tutela se alzaron imponentes mujeres dentro del showbitz nacional: Jackeline Aguilera, María Laura García, Isabela Ramos, Gabriela Ferrari, Grabiela Concepción, Romina Palmisano, Faddy Halabi y Stephanie de Zorzi.
Detrás de él se erige un legado atemporal, incluso inmortal. Las condolencias por su partida no han cesado, al demostrar que una vida dedicada con fevor a una causa es la fórmula del éxito, reseña El Farandi