Carlota Casiraghi, la hija de la princesa Carolina de Mónaco, sigue sin suerte en el amor. La princesa monegasca sin título confirmó la cancelación de su matrimonial con el productor de cine Dimitri Rassan, en lo que la prensa francesa define como un efecto de la llamada “maldición de los Grimaldi”.
La ruptura se anuncia apenas dos meses del nacimiento de su hijo Balthazar.
Según la prensa francesa, la boda estaba programada para el primer trimestre de 2019 en Provenza, localidad francesa en la que habían decidido fijar su residencia. Carlota es la gran estrella mediática de la familia real de Mónaco, la gran perseguida de los paparazzi y la que imagen que los diseñadores al alta moda se pelean, por lo que el enlace ocupaba toda la atención de la prensa rosa en el país galo.
La nieta de Grace Kelly, la recordada actriz estadounidense convertida en princesa, decidió sin embargo dar marcha atrás con su compromiso porque, según publica la revista Hola! de España, la pareja tiene formas de entender la vida muy distintas.
A la pareja no le veía junta en público desde una fiesta en el palacio de Montecarlo el pasado mes de noviembre de 2018. Posteriormente se han visto imágenes de ella sola paseando su hijo, un bebé de escasos dos meses de vida.
Carlota y Dimitri, hijo de la actriz francesa Carole Bouquet, comenzaron a salir en marzo de 2017, y un año después, en el famoso Baile de las Rosas que reúne a la familia real monegasca, anunciaron su compromiso matrimonial.
Esta es la segunda boda que cancela Carlota Casiraghi. En 2011 empezó a salir en 2011 con el actor francés Gad Elmaleh y tras el nacimiento en 2013 de su primer hijo, Raphaël, se anunció (sin fecha) que la pareja se casaría.
Tiempo después, Carlota fue vista con su hijo abandonar el piso en el que vivía con el actor en París. Elmaleh inició entonces una gira de actuaciones por el mundo y nunca más se supo nada de la boda.
Con esta separación se alimenta aún más la leyenda de la “maldición de las Grimaldi” en lo que respecta a temas del corazón, y a la que las princesas Carolina y Estefanía han proporcionado incontables historias.
Según la misma, una gitana echó una maldición a un Grimaldi mujeriego y embustero. La amenaza verbal profería que ni él ni sus descendientes hallarían la estabilidad emocional si contraían matrimonio antes de los 50. Años después, los miembros de la familia Grimaldi acumulan hasta la fecha más de 17 fracasos amorosos, reseña Ronda