Kirk Douglas, el último gran icono masculino de la edad de oro de Hollywood, cumple hoy 101 años sin grandes fastos pero rodeado por sus seres más queridos y tras haber conocido recientemente a Judi Dench, que recibió el premio que lleva el nombre del actor en el Festival de Cine de Santa Bárbara.
Douglas y Dench, realeza de Hollywood, se vieron en la residencia del intérprete en Los Ángeles (California) un día antes de que la dama británica recibiera el galardón a la excelencia en su carrera el pasado 30 de noviembre en Santa Bárbara, según detalló la revista People.
«Nunca olvidaré este momento», reconoció la actriz. «Es una leyenda en nuestra familia», añadió Dench, que comparte fecha de nacimiento con Douglas, aunque su caso hoy llega a los 83 años.
Douglas, junto a la también centenaria Olivia de Havilland, forma parte del selecto y escaso grupo de estrellas de la época clásica de Hollywood aún vivas.
En noviembre se le pudo ver en una ceremonia donde su nuera, Catherine Zeta Jones, recibió el premio Anne Douglas (esposa de Kirk) entregado por La Misión de Los Ángeles, pero son contadas las ocasiones en que el actor acude a eventos públicos.
Sin embargo, en abril, Douglas se sinceró en una entrevista con el diario USA Today, acompañado por Anne, su esposa desde hace 63 años, a quien definió como la mujer «más complicada» que había conocido en su vida.
«Yo era una gran estrella del cine. La invité a cenar y me dijo que no, que gracias pero que estaba cansada», rememoró Douglas, quien conoció a su mujer en el rodaje de «Act of Love», cuando ella ejercía como publicista en la película.
«Como no había romance a la vista, dejé de intentar impresionarla. En vez de eso, dejé de hablar para mí mismo y comencé a escucharla», detalló Douglas en el libro «Kirk and Anne: Letters of Love, Laughter, and a Lifetime in Hollywood», de la editorial Running Press.
A sus 101 años, Douglas maneja con soltura el iPad que le regaló Anne por su centenario y no hay día que perdone un pequeño trago de alcohol.
«Cada noche tenemos lo que llamamos ‘la hora mágica’ y después cenamos. Durante ese rato cada uno se toma algo y hablamos sobre lo que hemos hecho durante el día», indicó Anne al periódico.
EFE