Llegó la noche en la que brillaron las estrellas, con la gala de la 91º edición de los premios Óscar, la cual trajo consigo algunas sorpresas, pues aunque todos los caminos apuntaban a la Roma del mexicano Alfonso Cuarón, fue Green Book, con su temática sobre la tolerancia racial la que se impuso como Mejor Película.
La película de Peter Farrelly, quien irónicamente no estuvo nominado en el rubro de los cineastas, tuvo una modesta pero contundente racha con tres estatuillas, siendo las otras dos por Mejor Guion Original, el cual estuvo coescrito por Farrelly y Mike Villalonga, hijo del verdadero Tony Lip de la cinta; y Mejor Actor de Reparto, el cual desde el principio, tuvo tallado en piedra el nombre de Mahershala Ali.
Y aunque no pudo hacerse con la joya de la corona, Cuarón pudo cerrar por lo grande esta temporada con su segundo Óscar a Mejor Director, entregado nada más y nada menos que por su amigo y compatriota Guillermo del Toro en un gesto de «back to back». Igualmente, el mexicano alzó el premio a Mejor Cinematografía, siendo el primer director en ser nominado por fotografiar su propia cinta, y ganarlo; y no menos importante, Roma conquistó la categoría de Mejor Película de habla no inglesa.
En su discurso, Cuarón agradeció a las actrices Marina de Tavira y Yalitza Aparicio por interpretar a las dos mujeres más importantes de su vida: Su madre y su nana, a la vez que señaló que con Roma, se visibilizó no solo el drama de las etnias indígenas en México, sino de las 70 millones de empleadas domésticas del mundo que laboran en condiciones degradantes, y que en el cine, siempre habían ocupado un segundo plano.
«Nuestro trabajo como directores es ver donde otros no ven, en especial en tiempos donde otros nos animan a mirar a otro lado», dijo.
Sin dudas el gran ganador de la noche fue la biopic Bohemian Rhapsody, que se hizo con cuatro estatuillas por Mejor Edición de Sonido, Mezcla de Sonido, Edición fílmica, y el más importante de todos, Mejor Actor principal, para Rami Malek. Aunque la competencia era ruda con contendientes como Christian Bale, Viggo Mortensen y Bradley Cooper, Malik hizo valer el favoritismo que le acompañado en los Globos de Oro, los Bafta, SAGy Satellite.
«Gracias a Queen, por dejarme ser un pequeña parte de su fenomenal legado», destacó el actor.
En la parte femenina, la favorita de la Academia fue Olivia Colman, quien con un discurso tan neúrotico como su interpretación de la reina Ana de Gran Bretaña, levantó el Premio de Mejor Actriz, y siendo el único galardón que obtuvo The Favourite, que se desinfló a pesar de sus 10 nominaciones. También la comedia negra de Adam McKay, Vice, patió compitió en ocho divisiones y solo ganó en una, la de Mejor Maquillaje.
Una película que sí salió bien parada de la ceremonia fue el éxito taquillero de superhéroes Pantera Negra, que ganó Mejor Diseño de vestuario, Diseño de producción y Banda sonora. Otra sorpresa la dio la no tan exitosa cinta de Damien Chazelle, First Man, que después de pasar sin pena ni gloria en todas las premiaciones, al menos recibió la estatuilla de Mejores Efectos visuales.
Regina King también probó que su éxito en la temporada de premios como Mejor Actriz de Reparto pueden repetirse en el Óscar, por su poderosa actuación en Si la calle Beale hablara, un drama sobre la sociedad afroamericana, con la cual Hollywood parece tener ahora una predilección especial, pues Infiltrado en el kkklan, de Spike Lee, también ganó a Mejor Guion Adaptado. Lee no desaprovechó la oportunidad para hacer campaña al respecto.
«La elección presidencial está por venir. Vamos a movilizarnos y a ponernos del lado correcto de la historia», opinó en clara oposición a la administración de Donald Trump, quien aspira a la reelección en 2020.
En materia musical, la gala destacó por unas magníficas puestas en escena para tocar cada uno de los temas nominados a Mejor Canción Original, sin embargo, la más simple de todas resultó ser la que se robó todos los suspiros de la audiencia: cuando Lady Gaga y Bradley Cooper se levantaron de sus asientos para subir al escenario y dar una conmovedora e intensa interpración de Shallow, en uno de los momentos más bonitos de la noche, y por el que a nadie extrañó cuando su canción resultó ganadora de la categoría.
En animación, Sony Pictures logró con Spiderman: Un nuevo universo, destronar la hegemonía de Disney, aunque no del todo, pues el imperio del ratón pudo mantenerse a través de su filial Pixar, que ganó Mejor Cortometraje animado por Bao.
Netflix demostró que llegó al mundo del cine para quedarse, y no solo con su producto más notable de la ceremonia como lo fue Roma, sino también en con Period. End of sentence, dirigido por la joven directora recién graduada Rayka Zehtabchi, y que ganó Mejor Cortometraje documental. National Geographic también hizo lo propio en documental de larga duración con Free Solo, mientras que el israelí Guy Nattiv obtuvo Mejor Cortometraje de ficción.
Sin dudas, una noche de altos y bajos en el teatro Dolby de Los Ángeles.