Gabriela Montero: “Es una gran oportunidad para continuar la denuncia”

La pianista grabó un álbum con la YOA Orquesta de las Américas en la que destaca una composición propia conocida como “Ex patria”. También hizo una versión del Concierto para piano Nº 2 de Rachmaninov 

Gabriela Montero tiene cinco años sin venir a Venezuela, país al que dedicó el Grammy Latino que recibió hace dos semanas a Mejor Álbum de Música Clásica por Rachmaninov: Piano Concerto N° 2, Op. 18 – Montero: Ex Patria, Op. 1 & Improvisations, que grabó junto con la YOA Orquesta de las Américas.

Asegura no visitar el país por temor a su seguridad. También considera que su ausencia es una forma de protesta ante lo que considera está mal en el país.

—¿Haber ganado el Grammy Latino tiene un significado que puede repercutir no solo en su labor artística?

—La importancia de haber ganado este premio va mucho más allá del plano artístico. El disco existe, “Ex patria” existe, porque quise usar la música para darle aún más visibilidad a la tragedia de nuestro país. Como pianista y cónsul honoraria de Amnistía Internacional, siento que mi deber no solo es triunfar con mi música, sino también brindar mi voz para darle voz a los temas que nos afectan como venezolanos. Es una gran oportunidad para continuar la denuncia, mis actos de disidencia y de continuar propagando verdades sobre la horrible situación en la cual se encuentra nuestro abatido país y su gente.

—Ha dicho que considera el disco como un trabajo cercano al periodismo. ¿Cómo conjuga la música con el registro del contexto de lo que ocurre en el país?

—Creo firmemente que como artista y comunicadora, mis actos creativos sean a través de conciertos, improvisaciones o composiciones deben formar parte de la fotografía actual de quienes somos y de nuestro presente. El arte siempre ha servido para informar, para sensibilizar, para contar historias y es por eso que considero que lo que estoy haciendo es cercano al periodismo. El buen periodismo busca hacer lo mismo. Tenemos voces que el mundo escucha y hay que usarlas para hacer brillar luz sobre la oscuridad y ayudar a aquellos que se sienten sofocados y ahogados en un foso de estadísticas macabras, el cual parece interminable.

—¿Por qué eligió precisamente Concierto para piano Nº 2 de Rachmaninov?

—Porque es un concierto que amo y quise brindar un poco de desahogo a lo que es un disco sumamente fuerte con un mensaje contundente.

—Las obras de Rachmaninov fueron vetadas en la Unión Soviética. ¿Se siente identificada de algún modo con el compositor?

—¡Por supuesto!

Ed Calle, difícil de ubicar

Ed Calle asegura que es difícil tener el alma dividida. Nació en Venezuela, vivió parte de su infancia en España y desde los 10 años reside en Estados Unidos. Si su gentilicio es múltiple, también su hablar. Cuando habla en inglés pareciera nacido allá, pero cuando lo hace en español acentúa las zetas y su acento está influenciado por el de los cubanos.

En una historia de ficción sería fácil ubicarlo como espía, y en la actuación no se menospreciaría nada esa mezcolanza. Pero no, su vocación es la música y la demuestra con el saxofón.

“La gente que no me conoce como hispano, piensa que soy estadounidense. Pero los latinoamericanos me dicen que no tengo el acento caraqueño. Esa parte es difícil. Sin embargo, cuando la prensa me pregunta de dónde soy digo que venezolano, porque nací allá”, dice el músico, de padres españoles.

Hace dos semanas fue noticia cuando los medios lo reseñaron como el segundo venezolano que ganó el Grammy Latino en la reciente edición de los premios que entrega la Academia Latina de la Grabación. Su obra obtuvo el galardón como Mejor Álbum Instrumental por Dr. Ed Calle Presents Mamblue.

Eduardo Calle, su nombre de pila, ha sido músico de sesión de artistas como Frank Sinatra, Lenny Kravitz, Carlos Santana y los venezolanos Frank Quintero, Ricardo Montaner, Ilan Chester.

“Lo interesante de mi caso es que soy un saxofonista versátil. Es muy difícil que me definan en un género. No saben dónde ponerlo”, dice también sobre su labor como músico.

Este disco en solitario es una muestra también de los lugares importantes de su vida. Los nombres de las canciones dan señas de los orígenes del artista: “Arepa Bop”, “Rice & Beans”, “Biscayne Bay” y “San Sebastián”, este último en alusión al pueblo del País Vasco en el que vivió durante su infancia.

Es latin jazz, un género que considera hay que reivindicar. “Uno está cansado de que lo vean como gente del tercer mundo. Pienso que la música latinoamericana es muy fina y necesita grandes arreglos. Que no sea solamente un disco de descarga, que pasa tanto en nuestra música. Hace falta el refine”, indica el compositor.

 

  1. S. A./El Nacional