Eyla Adrián: “Siempre he estado y estaré en Venezuela”

La presentadora se mantuvo bajo perfil durante siete años mientras criaba a sus cuatro hijos. La modelo recuerda la carrera de obstáculos y prejuicios que tuvo que vencer antes de consagrarse como la animadora que popularizó la seña de De boca en boca.  Desde el mes pasado conduce el programa radial “Mundo Eyla” en 88.1 FM

Iván Zambrano/El Nacional

Eyla Adrián conversa a una velocidad de cinco anécdotas por minuto. Se expresa con los ojos, con las manos y habla “hasta por los codos”. A ese ritmo la entrevista dura casi dos horas y, sin embargo, quedaron un montón de historias por fuera.

“Soy una periquita. Yo puedo hacer que una pared hable”. De hecho es así. Los muros de su casa también responden preguntas. En ellos cuelgan recuerdos de la modelo de publicidad de los noventa, del ancla de la sección de Arte y Espectáculos de El Observador y de la animadora que se consagró en De boca en boca.

También en las paredes están las pruebas de una vida plena fuera de las cámaras. Allí reposan los retratos de sus cuatro hijos y una placa en la que consta que en 1995 se casó con Andrés Amelinckx, un amor que se consolidó un año antes de que comenzara su carrera en RCTV.

Adrián recuerda sus inicios “20 kilos atrás” como modelo publicitaria. Con una cabellera que le llegaba a la cintura ingresó al Miss Venezuela, donde llevó la banda de su Táchira natal durante solo un mes, pues la agencia de modelaje que la representaba la llevó a Panamá. “Allí conocí a Jean Louis David, el dueño de la peluquería más franquiciada en Europa. Me perseguía por todos lados para cortarme el cabello. Me decía ‘pelo feo’. Accedí a que me hiciera el corte y cuando llegué a Caracas y me vieron el nuevo look me dijeron: ‘Tu carrera publicitaria se acabó”.

Pero no fue así. El director de un comercial de cigarros necesitaba una modelo de cabello corto y su currículo creció. Fue imagen, entre muchas otras, de Mi Vaca Descremada, Ligereza de Kraft y Stayfree, producto con el que obtuvo su nombre artístico el comediante Julián Eduardo, quien hacía una imitación de Eyla por ese comercial. “¿Tú puedes creer que Stayfree y yo no nos conocemos? Stayfree, mi amor, si estás leyendo esto búscame en Instagram”. Marieta Santana organizó un programa de  A puerta cerrada con modelos. “Todas las invitadas respondían ‘sí’, ‘no’, ‘o sea’, ‘hello’. Y yo mantuve una conversación más fluida. Luego de eso se me acercaron los vicepresidentes del canal para ofrecerme ser actriz”.

Pero para Adrián “un beso es un beso”, por eso rechazó la primera oferta de los ejecutivos. “Yo solo tuve un novio en bachillerato antes de mi actual esposo. Para ser actor hay que tener una sensibilidad especial, y yo no iba a comprometer una producción por negarme a hacer una escena de amor”.

La hora de animar le llegó un 29 de septiembre de 1996. Frente a 10 mil personas condujo el “Atardecer llanero” en Barinas junto con Nelson Bustamante. “Luego de eso me llamaron para hacer unas pruebas en El Observador. Tuve que salir a las 9 de la noche a Quinta Crespo a conocer al equipo, y al otro día arranqué. Esa fue una llegada difícil. Había prejuicios con ‘la modelo’. Pero resultó que ‘la modelo’ estaba preparada, con ganas de aprender y trabajar”.

Otro de sus retos fue lograr que el público la reconociera por su nombre y no como el rostro de un comercial. “Yo soy la única farandulera de mi familia. Los medios son un poder y cuando no tienes idea del mounstruo al que te enfrentas, te puedes sentir herido o frustrado”.

Siendo conductora de la sección de Arte y Espectáculos, ella misma fue víctima de la prensa rosa.  “Decían cosas que no eran ciertas, me empataban con gente. Una vez hicimos un viaje a México por un musical llamado Fama.  Los principales periodistas de farándula del país estaban allí. Una de ellas se me acercó y me dijo: ‘¿sabes que todo lo que haces o dejas de hacer lo estamos viendo?’. Y así fue como corroboraron que yo no era nada de lo escribían”.

Adrián libró la batalla contra los estereotipos de lo que era un comunicador social para la época. “Al principio me exigieron que tuviera actitud como la de Albani Lozada, quien debe ser elegante hasta cuando pasa coleto. Yo soy distinta y lo que fue mi mayor debilidad ahora es mi mayor fortaleza. Ahora es común escuchar a gente con tonos de voz como el mío, agudos. Pero cuando yo empecé no era común, la gente decía: ‘Esa niña se tragó un pito”.

Recordó el consejo que le dio Marieta Santana: “Tienes que ser tú misma”. Su osadía aumentó y para una pauta la animadora se disfrazó de cavernícola en el Jardín Botánico de Caracas. “Se me acercaron unos periodistas y me dijeron ‘Eyla está muy cómico, pero no te van a tomar en serio’. Resulta que ese bochinche empezó a calar hasta que nació De boca en boca”.

Fue ella quien inventó la popular seña del programa. “No sabía que eso luego se convertiría en un fenómeno pop que identifica a una generación. Me conmueve cómo la gente todavía se me acerca y me dice “yo te veía cuando era chiquita”.

En de De boca en boca cumplía el rol de periodista-fanática del artista al que entrevistaba. “Yo miraba a la cámara como si estuviera en contacto con el televidente. En ese entonces tenías que mirar al entrevistado porque si no era de mala educación. El gesto fue tan atrevido que me imitaron en Radio Rochela por eso. Ya al ver a Gladiuska Acosta parodiándome, yo me sentía una superestrella”.

U2, Tom Cruise, Martin Scorsese, Johnny Depp, Orlando Bloom, Salma Hayek, Sofía Vergara y Arnold Schwarzenegger conforman la lista de artistas con los que pudo conversar en RCTV. “Me quedé mocha con dos: Juan Gabriel y Luis Miguel, quien más nunca vino a Venezuela”.

Acepta que pulió su inglés, una herramienta fundamental en la fuente, a lo largo de su carrera. “No importaba si yo hacía mi pregunta toda loca porque yo le iba a poner el voice over en español. Pero eso fue al principio. Luego me puse a leer cancioneros, ver películas, pulir el idioma. Las cosas hay que hacerlas bien, no puedes andar por ahí machucando. Mi dominio del inglés me ayudó a posicionarme. En ese entonces nadie hablaba inglés en televisión”. Vivía un buen momento, pero no quería que la edad le pasara factura. “Yo estuve embarazada como 500 años. Yo no quería ser la matrona que hacía un programa para chamos. Dedicarme a la maternidad era algo que tenía en mente. La decisión la terminaron de tomar por nosotros con el cierre del canal. Estuve en pantalla hasta un 24 de agosto y al día siguiente di a luz a mi cuarto hijo”.

Durante casi 7 años estuvo alejada de los medios de comunicación. “Mucha gente asumió que me había ido del país. Siempre he estado y estaré en Venezuela. Decidí asumir el perfil más bajo posible luego de que me salieran unos numeritos con la inseguridad del país. Pero aquí nos quedamos y nos vamos para apagar la luz”.

Su nombre reapareció sorpresivamente en TV con una participación como jurado en Vitrina. “Televen es un mini RCTV. Allá me reencontré con un montón de gente querida. Por los momentos no hay un proyecto concreto para volver a la pantalla. Solo me dedico a la radio. Estoy con Mundo Eyla en 88.1 FM”.

La animadora considera que la falta de presupuesto en los canales de televisión no es excusa para desmejorar la calidad de los programas. “De boca en boca se hizo con las uñas. Nos ganamos a pulso las invitaciones que eran costeadas por las compañías cinematográficas. El tema de que no hay presupuesto no es excusa para no usar la creatividad, para tratar de hacer las cosas lo mejor posible y para dejar a un lado la chabacanería. La televisión era algo aspiracional. Si vuelvo a la TV tiene que ser en algo bien hecho”.