La familia real sigue en el ojo del huracán por todas las polémica que han generado desde 2019 y es que la salida de Meghan Markle y el príncipe Harry no fue lo único que generó malestar en el palacio de Buckingham, también las traversas del príncipe Andrés, el tercer hijo y segundo varón de la reina Isabel II del Reino Unido, han creado un gran desastre a nivel mundial.
Su relación con el pedófilo norteamericano Jeffrey Epstein, hallado muerto en su celda meses atrás, lo condenó al silencio. La familia real ya no quiere saber nada de él y hasta la boda de su hija peligra por la vergüenza que supone su presencia… Pero ahora, volvió a protagonizar un escándalo. Es que los medios británico sacaron a la luz otra polémica relación del príncipe con otro magnate acusado de pedofilia: Peter Nygard. El empresario de la moda canadiense, cuya fortuna asciende a casi 1.000 millones de dólares, está acusado de violar y drogar a varias adolescentes, además de formar parte de una red de prostitución con miles de clientes. Es más, se cree que su paradisíaca propiedad en Bahamas era una de las locaciones de esta trama de explotación de mujeres y menores.
Según detalló el Daily Mail, Nygard atraía a las jóvenes, muchas de ellas menores, al exclusivo complejo en Nassau con la falsa promesa de un trabajo en el mundo de la moda, pero una vez que llegaban a la mansión eran drogadas y obligadas a tener relaciones sexuales. Ya son diez las mujeres que lo denunciaron, y ocho de ellas eran adolescentes en el momento en que fueron explotadas.
De acuerdo con la información difundida en el medio británico, le príncipe Andrés visitó a Nygard en su fastuosa finca en 2000, después de que el diseñador de moda canadiense hubiera llegado a acuerdos extrajudiciales con tres empleados que lo acusaron de acoso sexual.
El príncipe no llegó solo al lugar donde ocurrían las violaciones, se hospedó allí con su entonces esposa, Sarah Ferguson, y con sus hijas Beatrice y Eugenie.
De acuerdo con la información difundida en el medio británico, le príncipe Andrés visitó a Nygard en su fastuosa finca en 2000, después de que el diseñador de moda canadiense hubiera llegado a acuerdos extrajudiciales con tres empleados que lo acusaron de acoso sexual.
El príncipe no llegó solo al lugar donde ocurrían las violaciones, se hospedó allí con su entonces esposa, Sarah Ferguson, y con sus hijas Beatrice y Eugenie.
El nuevo caso amenaza con avergonzar aún más a Andrés, que ya fue retirado por la Reina de la vida pública el año pasado.
Según una demanda de 99 páginas presentada en Nueva York, Nygard utilizó su mansión de diez habitaciones para organizar fiestas con las adolescentes reclutadas en centros comerciales y eventos de moda. Él y sus empleados les decían a las chicas que podían ser modelos, pero luego les daban vino y drogas antes de que Nygard las violara.
La acusación afirma que Nygard dirigió un “plan de tráfico sexual de décadas” que destruyó vidas inocentes. Aseguran, además, que usaba el jet privado de su compañía, apodado “N-Force”, para llevar a sus víctimas con él en visitas a Londres, Alemania, Italia y China, y las trataba como sus “sirvientas personales”.
Los demandantes aseveran que dos yates se utilizaban para transportar drogas y licores para las fiestas y se dijo que Nygard mantenía una base de datos de 7.500 posibles víctimas.
El caso tiene paralelos con algunas de las acusaciones contra Epstein, que utilizó su jet privado, conocido como el “Lolita Express”, para traficar con mujeres jóvenes y niñas. Una de las víctimas de Epstein, Virginia Roberts, afirma que fue traficada a Londres y obligada a tener relaciones sexuales con el Príncipe Andrés cuando tenía 17 años. El príncipe siempre negó las acusaciones.
“¿Qué es lo que el Príncipe Andrés encuentra tan atractivo en los multimillonarios extranjeros que poseen mansiones en el Caribe?”, se preguntan los medios británicos, sorprendidos aún con el nuevo escándalo.
Los edificios incluyen un casino, una discoteca (con cámaras debajo de la pista de baile, según se informa para tomar imágenes de los presentes desde abajo), un techo de vidrio que pesa 45 toneladas y el sauna más grande del mundo, una cabaña de 550 metros cuadrados hecha de troncos de pino canadiense.
En los terrenos hay un helipuerto, falsos volcanes que eructan hielo seco, una bandada de pavos reales, cobras de piedra que silban al atardecer, torres adornadas con cientos de antorchas encendidas y estatuas gigantescas de mujeres desnudas, supuestamente modeladas por las antiguas novias del propietario.
Andrés visitó el lugar a principios de 2000, para su 40 cumpleaños.