Ashton Kutcher se veía preocupado tras enterarse que podía ser citado a declarar en el juicio que se inició contra del asesino de su ex novia.
El aspecto del actor de Hollywood de 41 años lucía demacrado cuando los paparazzi lo fotografiaron saliendo de su auto en Beverly Hills, el miércoles pasado.
La noticia de que su nombre estaba en la lista de los 200 posibles testigos para declarar en el juicio de Michael Gargiulo tomó a desprevenido a Kutcher.
Gargiulo, quien ha sido apodado como el «Destripador de Hollywood», fue acusado acusado de asesinar a tres mujeres, incluida la ex novia del actor del «Efecto Mariposa», Ashley Ellerin.
El cadáver mutilado de la entonces modelo y estudiante fue encontrado al interior de su departamento en febrero del 2001.
El expediente señaló que Gargiulo, un reparador de aire acondicionado, irrumpió en su apartamento y la mató a puñaladas.
Kutcher iba recogerla esa noche para llevarla a una fiesta de los Grammy, pero nadie contestó cuando llamó a la puerta.
El actor, que en ese momento estaba en That 70s Show, miró por la ventana y vio lo que creyó era vino tinto derramado en el suelo.
En su declaración, el intérprete le dijo a la policía que pensó que Ellerin no le había respondido porque estaba molesta con él por llegar tarde. Así que se fue.
Al día siguiente, la roomie de Ellerin encontró su cuerpo mutilado en el apartamento.
Las manchas que Kutcher confundió con vino tinto en realidad eran la sangre provocada por las 47 puñaladas que recibió la chica, algunas de hasta seis pulgadas de profundidad, infligidas en su cuello, pecho, estómago y espalda por un intruso que empuñaba un cuchillo y la atacó mientras se estaba bañando.
Kutcher, según sus amigos cercanos, tuvo «pesadillas» durante varios años.
Los amigos de Ellerin no tardaron en señalar a Gargiulo, quien vivía cerca y había realizado trabajos de reparación en el calentador de su apartamento, según CBS.
Le dijeron a los detectives que habían visto su camioneta afuera de la casa de Ellerin a altas horas de la noche. Pero la policía no pudo aportar pruebas suficientes para acusar a Gargiulo y su asesinato se convirtió en un caso sin resolver.
Misma historia ocurrió cuatro años después con el asesinato de María Bruno, quien se había separado recientemente de su esposo y se había mudado a un apartamento de Los Ángeles en el mismo complejo donde vivía Garguilo. El 1 de diciembre de 2005, apareció sin vida y mutilada en su cama.
Ambos crímenes siguieron sin poder resolverse durante años, hasta que el 28 de abril de 2008, Michelle Murphy despertó en su cama en Santa Mónica con un hombre encima de ella acuchillándola brutalmente.
Su atacante hundió el cuchillo 17 veces, pero, a pesar de los terribles cortes en el pecho, los hombros y el brazo derecho, Murphy tuvo fuerza para defenderse.
El ADN de Gargiulo coincidió con las muestras recabadas en los dos casos anteriores y de inmediato fue arrestado.
Los fiscales calificaron a Gargiulo como un asesino serial sistemático de mujeres hermosas que probablemente sentía placer sexual al manipular, apuñalar y matar a sus víctimas.
Durante casi 11 años, Gargiulo ha estado tras las rejas mientras la policía y los fiscales reunían cuidadosamente las pruebas que esperan lo condenen por dos asesinatos y un intento de asesinato.
Ahora, finalmente se enfrenta a juicio. Un jurado fue seleccionado en los últimos días y el jueves los abogados de la fiscalía y la defensa darán sus declaraciones de apertura.