A la mayoría de los empleados les dieron la facultad de decidir si van a trabajar, ante la posibilidad de fallas en el sistema de transporte público
Amanda Gómez/El Nacional
Ante eventuales dificultades con el transporte público, muchos comercios en la ruta de la marcha de hoy abrirán solo si sus empleados pueden llegar a sus puestos de trabajo. «Yo no tengo ganas de venir porque vivo muy lejos y por mi casa hay rumores de paro de transporte. Además, tengo que pasar por el centro y si hay rollos es muy complicado salir de allí», dijo Giovanni González, encargado de una licorería en la avenida Libertador. Aseguró que los demás empleados se encuentran en situaciones similares a la suya y que el dueño les dio la libertad de decidir. Algo similar refirió la dependienta de una perfumería en Chacao. «A nosotros los jefes no nos han dicho si venir o no, sino que observemos cómo está el transporte y decidamos».
La dueña de un kiosco a la altura de Chacao, en la avenida Francisco de Miranda, aseguró que pondrá su mayor esfuerzo por llegar. «Yo vengo de la avenida Río de Janeiro y me dijeron que desde temprano van a cerrar, por eso no sé si pueda abrir». En la zona casi todos los negocios consultados afirmaron que no trabajarían, pues desean unirse a la marcha opositora. «No trabajaremos porque tenemos que dar nuestro apoyo», expresó la encargada de un puesto de perros calientes. Ivone Lucena, empleada de una tienda de ropa femenina, está de acuerdo. «No abriremos. Tenemos que respaldar la marcha».
A la altura de El Marqués se presenta una situación similar: «No vamos a abrir porque este es uno de los puntos de concentración. Además, quiero ir a marchar», afirmó Karina Iglesias.
En Los Cortijos, las panaderías y lugares para desayunar aún no sabían qué hacer. «Estamos por decidir, pero probablemente vamos a abrir. Si vemos que la cosa no está muy bien, entonces no trabajamos», expresó el dueño de una panadería.
Algo parecido dijo el dueño de una lunchería: «Mañana sería bueno abrir porque es un día de trabajo normal, pero si la situación en la calle no se ve estable entonces permaneceremos cerrados».
En un puesto de comida los empleados mostraron su deseo de trabajar. «Si marchamos, no comemos. Si trabajamos, comemos», indicó uno de los trabajadores, mientras sus compañeros concordaban.
Sin embargo, en la avenida Río de Janeiro los ánimos eran distintos. Allí, la mayoría de las tiendas estarán cerradas para evitar conflictos «No voy a abrir. ¿Qué voy a hacer? ¿Esperar a que me rompan un mueble?», se preguntó la dueña de una mueblería. «No vamos abrir porque no sabemos qué puede pasar», dijo la encargada de una piñatería. No obstante, algunos restaurantes sí trabajarán para aprovechar las posibles ventas. «Vamos a trabajar como siempre para venderle comida a la gente», señaló el empleado de un puesto de comida.