Ricardo Hausmann habla de cómo parar a Venezuela: 100.000 millones de dólares

Ricardo Hausmann es tal vez uno de los venezolanos más respetados en todo el mundo. Fue, entre otras cosas, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, Presidente del Comité de Desarrollo del FMI-Banco Mundial y, entre 1992 y 1993, ministro de Planificación de Venezuela. Hoy enseña en la Kennedy School of Government de la universidad de Harvard y además, brinda asesoramiento a diversos países. Uno de sus temas de estudio preferido es el desarrollo económico.

Pese a esos antecedentes, desde 2013 Hausmann no puede pisar Venezuela. La autodenominada revolución bolivariana lo acusa de traidor a la patria.

El mes pasado, Hausmann publicó un devastador informe sobre la crisis económica pero sobre todo humanitaria que está arrasando a los venezolanos. El título de ese trabajo habla por sí solo: “El colapso de Venezuela no tiene precedentes”.

Su trabajo causó conmoción en la opinión pública mundial. Hausmann junto a otros investigadores recopiló información como para concluir que casi no hay antecedentes en la historia moderna de lo que está ocurriendo en su país, con una caída del PBI cercana al 40% en apenas 4 años, el derrumbe de un 88% en la caída del poder adquisitivo de los trabajadores, el desplome total de las prestaciones de salud, el aumento de la mortandad infantil y serios problemas de alimentación en buena parte de los venezolanos. Sobre este punto, Hausmann afirma que el 74% de los venezolanos perdió, en promedio, 8,6 kilos de peso de manera involuntaria, es decir, por la imposibilidad de procurarse alimentos.

De paso por Sri Lanka, el viernes por la tarde dialogó con Clarín.

– ¿Mirando hacia adelante, ha pensado en qué encontrarán el día que deban empezar a reconstruir Venezuela, el día que, como buena parte del mundo espera, caiga Nicolás Maduro?

– Sí, claro hemos estado trabajando en el día después. Es un grupo grande formado por todas las partes de la oposición. Tenemos claro que para poner en marcha al país hay que recuperar la capacidad de importar. Venezuela necesita recuperar un nivel de importaciones de 35.000 millones de dólares. Lo que ocurrió es que las importaciones de bienes y servicios per cápita cayeron en un 75% en términos reales entre 2012 y 2016 y ese declive ha sido aún mayor en 2017. Para poder importar hay que reestructurar la deuda soberana, no hay otra salida. Y además, por supuesto, vamos a necesitar de todo el apoyo internacional concreto.

– ¿Cuánta plata calcula que necesitará Venezuela para ponerse en movimiento?

– Creemos que la deuda más o menos documentada ronda los 118.000 millones de dólares. Y hay otros 60.000 millones que se acumulan por obligaciones impagas y retrasos diversos. En total, estamos cerca de los 178.000 millones de dólares. Y nuestras exportaciones se han desplomado a 26.000 millones de dólares. Somos el país más endeudado del mundo según la relación entre deuda y exportaciones. Creemos que vamos a necesitar unos 100.000 millones de dólares, la mitad por un shock de liquidez y la otra mitad postergando y reestructurando los pagos de la deuda. Lamentablemente, Venezuela ha sido arrasada y, cuando llegue el momento de iniciar la reconstrucción, será un país terriblemente pobre.

– ¿Cree que las sanciones económicas, como las trabas que impuso Estados Unidos a las transacciones con bonos venezolanos, pueden acelerar un desenlace?

– Hay muchas formas de presión internacional. Gracias a las sanciones contra los jerarcas del gobierno le encontraron cuentas con 500 millones de dólares al vicepresidente Tareck El Aissami. La fiscal general Luisa Ortega Díaz con sus denuncias está provocando la principal ruptura interna en el chavismo. Yo espero que vengan más sanciones. Sin dudas, la última sanción que impuso el gobierno de Estados Unidos tiene mucho sentido. Hoy Venezuela no puede tomar fondos en los mercados financieros y eso le da a la comunidad internacional un argumento que hasta ahora no tiene. Es más efectiva esa sanción que dejar de comprarle petróleo a Venezuela. Fíjese que ya no será posible una colocación como la que hizo Goldman Sachs, que colocó deuda a una tasa del 50% anual.

-¿Apuesta a una fractura interna del régimen?

– Creo que si se acumulan las sanciones, los militares van a tener que decidir si están con la constitución o no. Tenemos el problema de que la cúpula militar está sometida a un mecanismo de supervisión de los cubanos, que los tienen totalmente vigilados. Es una decepción que se hayan convertido en esto.

– Cómo están jugando en esta crisis, a su criterio los gobiernos de Rusia y China?

– Rusia apoyó a la dictadura hasta hace poco, pero desde abril y mayo ha mostrado cierto distanciamiento. Sobre China hay rumores de todo tipo. Lo cierto es que reestructuró la deuda y aceptó posponer pagos y hay versiones de que estarían prestando nuevamente fondos. Pero imagino que deben estar disgustados, porque se han metido irresponsablemente a prestarle a Venezuela, en medio del boom petrolero, cerca de 56.000 millones de dólares. Son préstamos por fuera del presupuesto y sin control del Congreso. No sabemos a dónde fue ese dinero, pero sí sabemos que las obras públicas que se prometieron no están.

-¿Está en juego la propiedad de PDVSA, la petrolera estatal?

La propiedad estatal de PDVSA está garantizada por la constitución. Es cierto que empresas rusas han recibido concesiones muy generosas. Precisamente el estallido de represión de los últimos meses ha sido por las protestas en contra de una decisión del Tribunal Superior de Justicia de dar concesiones mineras y petroleras a los rusos y chinos, sin aprobación de la Asamblea Nacional. El Gobierno trató de hacerse de dinero vendiendo las joyas de la corona.

– Cómo juega el narcotráfico, hay en esa actividad una fuente de fondos para el Gobierno?

– Claro. En Venezuela el narco tomó al Estado y lo controla. Venezuela está controlada por el narco y por Cuba. Cuba le da la tecnología al chavismo para mantener una dictadura sin apoyo del pueblo.

– Usted es partidario de que la oposición compita en las próximas elecciones. ¿Por qué?

Tenemos el problema de que como oposición, nos preparamos para luchar con las reglas de la democracia. Dicho esto, no podemos decirles a los partidos que no participen, porque le estaríamos dando un argumento a la dictadura. Es más movilizador para nosotros participar y obligar a que nos roben el resultado, para debilitarlos y hacerlos más frágiles ante la comunidad internacional.

– ¿Imagina que el final está cerca?

Estoy demasiado involucrado emocionalmente como para pensar que soy bueno haciendo predicciones. La situación económica es catastrófica y ha ingresado en un camino perverso. El país no va a ningún lado, pero el gobierno ha mostrado una capacidad de mantener el control político a través de la masiva represión. Hasta ahora los mecanismos normales no han funcionado.

– Hugo Chávez primero y Nicolás Maduro después, lo consideran un traidor a la patria.

Así es. En septiembre de 2014 recibí la primera acusación, reiterada en octubre de 2015 y diciembre de 2016. Desde 2013 no he vuelto a Venezuela. Me recomiendan no ir. Y por ahora no lo haré. No les voy a dar el gusto de que me silencien.

El Clarín

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