El informe de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de julio muestra un resultado devastador para Venezuela, al reportar una producción promedio de apenas 356.000 barriles por día (bpd) en junio, con una caída de 199.000 bpd en el período, como resultado de una paralización casi total de la actividad debido a los muy elevados inventarios de crudo y a los múltiples problemas de la infraestructura.
El gobierno de Nicolás Maduro reportó a la OPEP una extracción de 393.000 barriles diarios, apenas 37.000 bpd por encima de lo que informan las fuentes secundarias de la organización, e igualmente un resultado nefasto que reconoce una caída de 180.000 bpd en junio.
La administración chavista viene señalando reiteradamente que esta situación, que se viene haciendo patente desde 2013, es consecuencia directa de las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos a la industria petrolera venezolana.
Analistas como Luis Oliveros, por ejemplo, reconocen que efectivamente el bloqueo a las operaciones de Pdvsa contribuye a generar una mayor contracción de la producción, que ya se ubica en los mismos niveles de hace ocho décadas, pero no explica el fenómeno en su conjunto.
De acuerdo con el informe de la OPEP, la producción petrolera venezolana cayó en 368.000 barriles al cierre del primer semestre de 2020, si se la compara con la extracción promedio del cuarto trimestre de 2019, que ascendió a 724.000 barriles por día.
Según las cifras oficiales, la caída en el semestre remonta hasta 466.000 barriles diarios. Frente al promedio de todo 2019, la contracción sube hasta 620.000 bpd.
El gobierno creó una comisión reestructuradora de la industria, a la que denonimó «Alí Rodríguez Araque» en febrero pasado y puso al frente del sector al ministro Tareck El Aissami, así como instaló a Asdrúbal Chávez en la presidencia de Pdvsa.
Hasta ahora, este nuevo equipo ha permanecido atascado en paliar la crisis con el suministro de combustible y en la gestión de los problemas derivados de la pandemia de Covid-19, por lo que no ha habido ningún resultado concreto que indique un cambio positivo en el manejo del sector. Al inicio de la gestión de El Aissami se habló de un plan de acción más aperturista hacia la inversión privada y más realista en términos impositivos, pero sin decisiones concretas.
La producción general de la OPEP registró igualmente una caída histórica en junio, con una pérdida de 1.893.000 barriles por día, básicamente impulsada por Arabia Saudita, que redujo 923.000 bpd e Irak con una baja de 449.000 bpd.
Venezuela que está exenta de participar en la estrategia de recorte de producción de la OPEP+, fue sin embargo uno de los países que registró mayores caídas del bombeo al término de la primera mitad del año.