El país vive una crisis económica y social profunda, donde 92% de los venezolanos destina 90% del ingreso a comprar comida, afirmaron expertos, publica El Nacional
La situación económica y social de Venezuela empeora por la persistencia del gobierno de implantar un modelo que ocasiona hiperinflación y la caída generalizada de la productividad en instituciones tan importantes como la industria petrolera, señalaron expertos que participaron en el foro Superando Desafíos, realizado en la 74ª Asamblea Anual de Fedecámaras en Caracas.
El analista de políticas públicas Michael Penfold, director de la firma Strata Apoyo Empresarial, destacó la falta de productividad de Petróleos de Venezuela, que se evidencia en la caída de la producción de crudo a 1,4 millones de barriles diarios ante los problemas operativos y financieros de la petrolera.
“Pdvsa no puede ni cumplir los compromisos con sus socios, excepto con Rusia pero para proteger a Citgo como colateral”, declaró el directivo al referirse a la situación de que la petrolera rusa Rosneft posee 49% de las acciones de Citgo, filial de Pdvsa en Estados Unidos.
Destacó que el modelo del socialismo del siglo XXI, impulsado por los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, “ya no se puede financiar, pues el país se quedó sin activos y sin acceso a financiamiento”.
El deterioro de la industria petrolera venezolana, la única que actualmente genera ingresos al país, “es tan grande que es probable que pierda sus principales activos en el extranjero”, dijo y agregó que por primera vez en la historia petrolera de Venezuela el problema está en la productividad, en la cual el control político de la renta petrolera crea mecanismos que no permiten el quiebre.
La mayoría de la población vive en condiciones precarias debido al efecto de la hiperinflación, la falta de Estado de Derecho y el colapso de los servicios públicos (transporte, electricidad, agua, telefonía y salud, entre otros), indicó Penfold.
Alertó sobre el crecimiento de la pobreza, pues 92% de los venezolanos destina 90% del ingreso a la compra de alimentos.
La economista Tamara Herrera, directora de Síntesis Financiera, declaró que la economía se encuentra en una situación de inoperancia: no hay rendición de cuentas y con tasas prolongadas de caída del PIB, en la que los años de retraso con respecto a los países con economías sanas se multiplican por dos. “Venezuela se ha quedado muy atrás”.
Recordó que el control de cambio ininterrumpido del gobierno en los últimos 15 años, los controles de precios y de ganancias de las empresas, y las expropiaciones ocasionan la casi parálisis del aparato productivo nacional con escasez y la hiperinflación que se torna crónica.
Ante la tasa de aumento de los precios de 200%, registrada en junio pasado, se calcula que la hiperinflación llegará a 6 dígitos al cierre de 2018, esto es, 800.000%. “Estamos en la fase de colapso”, sostuvo.
Herrera insistió en la urgencia de implantar los correctivos macroeconómicos en una transición que implica la reingeniería de Pdvsa con la entrada de inversiones para el crecimiento petrolero, afianzar la seguridad social, refinanciar la deuda externa y restablecer el Estado de Derecho.
La economista señaló que hará falta el apoyo internacional con el financiamiento multilateral. Resaltó que el desafío para las empresas es sobrevivir a la hiperinflación, por lo que es indispensable la flexibilidad y agilidad en las decisiones y medidas que se adopten.
Caída del aparato productivo
El presidente de Fedecámaras, Carlos Larrazábal, afirmó que el modelo impuesto en el Plan de la Patria ha destruido el aparato productivo, la generación de empleos y el salario digno, lo que ha sumido a la población en la pobreza y la desesperanza.
En la clausura de la asamblea anual de la institución, Larrazábal destacó que Venezuela lleva 15 años de control cambiario y de precios, fuertes restricciones en la actividad productiva y una hiperinflación anual que ya superó 25.000%, en números conservadores.
La producción nacional cubría 70% del consumo de alimentos del país, pero hoy es 25%, pues el gobierno en nombre de una supuesta “soberanía alimentaria” se apropió de más de 5 millones de hectáreas de tierras productivas, en su mayoría sin indemnizar a sus propietarios, y que hoy prácticamente no producen nada, recordó.
Refirió que desde 1998 se perdió 40% del tejido empresarial y el parque industrial venezolano produce a 24% de su capacidad instalada con el resultado de una sociedad impactada por la pobreza y el profundo deterioro de su calidad de vida, a lo que suma la falta de medicinas.
Insistió en la necesidad de promover una visión compartida de país entre todos los sectores de la sociedad. ”La invitación es a resistir y luchar. Venezuela nos necesita”
Cambio en la percepción del país
El economista Leonardo Buniak, consultor en planificación estratégica y calificador de riesgo, manifestó que Venezuela requiere un cambio de la percepción internacional de riego país por las implicaciones geopolíticas de que el gobierno sea amigo de regímenes peligrosos para la estabilidad mundial como Siria e Irán por sus connotaciones religioso fanáticas o Rusia por su expansionismo.
Explicó que la recuperación económica en una transición exige superar la imagen de Estado fallido, recuperar la institucionalidad y convertir en la norma la estabilidad política.
Buniak destacó que la recuperación económica y social de Venezuela demanda la aplicación de medidas de estabilización macroeconómica mediante un plan de emergencia con auxilio financiero, ya que el país ha pasado de la crisis al cataclismo humanitario.
Al abordar el desafío ético del país en el foro de Fedecámaras, Luis Ugalde, sacerdote jesuita y ex rector de la Universidad Católica Andrés Bello, expresó: “Como nación y empresa no logramos la victoria si no jugamos. Con un objetivo común nos descubrimos triunfando juntos”.