Durante los primeros meses del 2025, la inestabilidad de precios y la brecha cambiaria han sido constantes.
Si bien Venezuela salió de la hiperinflación en el año 2021, luego de cuatro años de un ciclo que parecía ser interminable, las estimaciones económicas no son alentadoras. El Banco Central de Venezuela (BCV), elevó la tasa del interés anual para el cobro del déficit de encaje, penalizando a los bancos que incurran en impago del porcentaje de encaje legal que se mantiene en 73 %. Para el economista, profesor universitario y exgerente de Investigaciones Económicas del BCV, José Guerra, la reforma busca que los bancos inyecten capital propio y mantener al mínimo el crédito bancario.
El encaje es aquel porcentaje del total de captaciones de la banca que se destina como reservas en el Banco Central. Un mayor coeficiente de encaje legal corresponde a una politica monetaria más restrictiva, castigando la actividad crediticia y la intermediación financiera.
De acuerdo al texto una circular del BCV fechada el pasado 7 de febrero, el ente emisor fijó la tasa de interés base anual para el cobro de déficit de encaje (Tibacde) en 48,8 puntos porcentuales sobre la tasa establecida por el ente emisor para las operaciones de descuento, redescuento y anticipo.
Esta tasa es 39,8 puntos superior a la Tibacde anterior que era de 9%. Además, «dicha tasa será incrementada de acuerdo con los supuestos que a continuación se indican: a) en dos (2) puntos porcentuales adicionales, si se incurre en un déficit de encaje con una periodicidad de entre tres (3) y siete (7) veces en un lapso de treinta (30) días continuos, contados a partir del día en que ocurrió el primer incumplimiento».
«b) en cuatro (4) puntos porcentuales adicionales, si se incurre en un déficit de encaje con una periodicidad superior a las ocho (8) veces en un lapso de treinta (30) días continuos, contados a partir del día en que ocurrió el primer incumplimiento», como penalizaciones por déficit de encaje persistentes.
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En medio de la crisis política tras las elecciones presidenciales el 28 de julio, el Gobierno nacional asomó una serie de medidas que parecen estancadas en su aplicación. El 29 de agosto, la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, dijo que ordenarían un descuento del encaje legal, el cual será acordado entre el Banco Central de Venezuela (BCV) y la banca.
La disminución de la tasa del encaje legal del 85 % a 73 % el 7 de febrero de 2022, fue insuficiente. En entrevista con este portal, Guerra afirmó que en ningún país del mundo, el encaje legal supera el 15 %.
En este escenario, estimó que los indicadores económicos -PIB, tipo de cambio e inflación- serán muy desfavorables respecto al 2024.
Desde 2019, el Gobierno usa el encaje legal para evitar el multiplicador del dinero bancario y por ende la inflación, a fin de cuentas. El coeficiente de encaje en 2025 sigue siendo enorme: 73 %. Tomando en cuenta que ya no hay préstamos baratos: ¿tiene algún sentido mantener esa política monetaria tan restrictiva vía encaje?
La política de encajes elevados tiene un solo propósito, mantener el crédito al mínimo, porque el encaje elevado significa menos créditos bancarios, con la idea de que a menor cantidad de crédito se genere una menor expansión de la cantidad de dinero y con eso, se aliviaría la presión del tipo de cambio. Eso ha llevado a la destrucción de la intermediación financiera en Venezuela, porque si los bancos no pueden prestar lo que captan porque el encaje es muy elevado, evidentemente el crédito queda destruido.
El crédito como porcentaje del Producto Interno Bruto en Venezuela, pasó de un 25 % a 30 % en el año 2000, a apenas un 3 % en la actualidad.
El encaje legal ha traído consecuencias nefastas en la banca. Por citar un ejemplo, la tasa overnight llegó a un pico máximo en enero de 375 puntos, promedio mensual de 163,61 puntos, y un monto negociado de 55 mil millones de bolívares en suma. Es decir, los bancos se endeudan entre sí para poder cumplir con el encaje y, sin embargo, hay déficit. ¿La tasa overnight y los montos, al menos de enero, son evidencia del fracaso de la política de encaje?
La tasa overnigth y las fluctuaciones de esa tasa lo que están reflejando es que hay poca liquidez porque los bancos están constreñidos, obligados a mantener posiciones de reservas, porque el encaje es demasiado elevado. Y en consecuencia, los bancos que tienen problemas transitorios de liquidez tienen que pagar esas tasas obligatorias en el mercado overnight.
El BCV, como si fuera poco, acaba de emitir una circular en la que señala que “la tasa de interés base anual para el cobro de déficit de encaje” será de 40,8 puntos. No conforme con eso, la tasa se incrementará en 2 puntos si el déficit ocurre “con periodicidad de entre tres y siete veces en 30 días” y se incrementará 4 puntos si el déficit ocurre más de 8 veces en un período de 30 días. ¿Qué busca el BCV con esto más allá de castigar a los bancos morosos? ¿Absorber más dinero del que puede o es que el nivel de morosidad comienza a ser grosero?
Lo que busca es que los bancos traigan recursos propios o inyecten capital propio al sistema, porque pedir prestado o sobregirarse por encaje no solo es prohibido, sino que termina siendo confiscatorio por la elevada tasa que se va a cobrar, y además encarece las operaciones de crédito interbancario.
Es un golpe muy duro al crédito bancario.
¿Cuál es el nivel de encaje adecuado para una economía que pide créditos a gritos? ¿O es que el BCV, como se ha dicho, ya no tiene otra forma de maniobrar con la política monetaria?
No hay un nivel adecuado de encaje, pero generalmente los países tienen un encaje al 10 % por prácticas, no porque ninguna teoría lo establezca. El encaje fue una medida de protección a los depósitos bancarios cuando se creó, porque la banca estaba obligada a mantener esa porción no prestada por si acaso, o en el caso de que hubiese retiro, luego se descubrió que era un mecanismo de política monetaria.
No hay una regla, pero lo que sí está claro es que un encaje de más de 20 % carece de sentido. Ningún país en el mundo tiene un encaje superior al 15 %.
Visto el fracaso de la política de inyecciones en las mesas bancarias (que por cierto están excluidas de pagar penalidad, al igual que los títulos de cobertura), es evidente que viene un problema de inflación. El BCV se esforzó en todo el 2024 para contener el tipo de cambio paralelo y ahora en 2025 se le fue de las manos. ¿Cuál es la solución “de librito” que usted le recomendaría, no digamos al BCV, sino al propio gobierno con relación a este tema en particular?
El tema de la inflación ya se ha vuelto crónico y el tipo de cambio ha sido el ancla, lo que pasa es que esa ancla ya se rompió desde septiembre porque el BCV decidió devaluar continuamente con minidevaluaciones y eso hace que la tasa de inflación vaya atada al dólar. Algunas veces al paralelo o al oficial, pero con tasas de devaluación de más de 1 % prácticamente por día, lo que le da un piso muy alto, de más de 100 % a la inflación.
Si la Administración Trump no renueva la licencia a Chevron: ¿tendríamos un problema mucho más serio del que ya tenemos con el tipo de cambio?
Si la administración Trump no renueva la licencia Chevron el 31 de marzo, claro que el problema será más serio porque se eliminaría una de las fuentes principales del abastecimiento de dólares del mercado paralelo.
El BCV emite títulos de cobertura en bolívares desde hace años. ¿A usted le parecen eficaces estos títulos?
Los títulos de cobertura son mecanismos para protegerse de la devaluación, la idea era que con eso estabas cubierto contra la inflación, pero vemos que no ha sido el caso.
Finalmente, profesor, lo pregunto porque esto al final del día termina convirtiéndose en un tema de economía política: ¿Cómo avizora la situación macro del país, al menos en el primer cuatrimestre de este año, si Maduro se mantiene en el poder como está ocurriendo?
La macroeconomía de Venezuela arrancó muy mal, con una fuerte depreciación del bolívar que es la pieza clave, las ventas del comercio están retraídas porque la devaluación está disminuyendo el poder adquisitivo y no hay un panorama alentador comparado con 2024. Lo que se avizora en cuanto a PIB, tipo de cambio e inflación en 2025, será muy desfavorable respecto al año pasado.