El economista José Guerra expresó este lunes su desacuerdo con las sanciones impuestas a Venezuela desde su inicio, argumentando que estas medidas «no han servido porque afectan al pueblo, no al Gobierno».
En una entrevista con el periodista Vladimir Villegas, Guerra se refirió específicamente a las sanciones individuales aplicadas por motivos políticos, señalando que, aunque la reciente imposición de sanciones a 16 funcionarios del Gobierno generó cierta «alegría» entre muchos venezolanos, no está convencido de que estas acciones contribuyan a una mejora en la situación del país porque a su juicio, «los unifica más».
Asimismo, el economista se manifestó sobre la situación actual de Venezuela, catalogando al país como «inviable» dadas las circunstancias políticas y económicas. Guerra argumenta que Venezuela «no puede alcanzar un crecimiento sostenido» debido a diversas razones, siendo una de las más importantes la dependencia del petróleo, que «no es suficiente» para impulsar la economía.
En su análisis, Guerra destacó la falta de un sistema financiero robusto, a pesar de la existencia de bancos en el país. Según él, el encaje legal elevado «limita la capacidad de los bancos para otorgar crédito», lo que a su vez frena el desarrollo económico. «Hay bancos, pero no hay sistema financiero. Y no hay crecimiento económico sin sistema financiero», afirmó.
Adicionalmente, Guerra señaló que la migración ha afectado gravemente a sectores vitales como la ingeniería y las ciencias básicas, lo que limita aún más las oportunidades de progreso en el país. También criticó el aislamiento de Venezuela en el ámbito financiero internacional, lo que ha «impedido su acceso a los mercados», y destacó que el país «se ha quedado atrás» en la revolución tecnológica que actualmente está teniendo lugar en el mundo.
También mencionó que competidores como Guyana están ganando terreno en la industria petrolera, lo que podría amenazar aún más la situación económica de Venezuela. «Venezuela es un país con potencialidad, pero en este momento es inviable bajo las actuales circunstancias políticas», subrayó.
Guerra cuestionó la capacidad del Gobierno de Nicolás Maduro para «prescindir de acuerdos con empresas internacionales como Repsol y Chevron», sugiriendo que la falta de inversión y las sanciones podrían llevar a una crisis aún más profunda. «El ambiente no es propicio para el crecimiento», aseveró, recordando la reciente controversia sobre la supuesta expulsión de compañías petroleras.
Además, el economista se mostró escéptico respecto a la influencia de los BRICS, argumentando que la economía venezolana es equivalente a la de naciones mucho más pequeñas, como Honduras o Guatemala, y que el país no cuenta con la relevancia necesaria para formar parte de esas grandes ligas del comercio mundial.
José Guerra añadió que «un gobierno por la fuerza no se va a sostener en Venezuela», advirtió, dejando entrever que el país se enfrenta a un futuro incierto si no se abordan las raíces de su crisis política y económica.
Sobre las elecciones del 28 de julio
José Guerra destacó los logros alcanzados por la oposición tras los recientes comicios en Venezuela, subrayando la importancia de la organización y el reconocimiento internacional del triunfo. Sin embargo, también hizo hincapié en la necesidad de más acciones políticas internas, sugiriendo que se «debería haber agotado todas las instancias legales disponibles para defender el proceso electoral y cuestionar la actuación del Consejo Nacional Electoral (CNE)».
Guerra reconoció que desde el exterior es complicado evaluar las decisiones tomadas por los líderes políticos venezolanos. Enfatizó que a pesar de las limitaciones a las que se enfrentaron, se debe «seguir agotando las vías legales para defender la legalidad y la democracia en el país», aunque advirtió sobre los riesgos de recurrir a instancias judiciales en Venezuela, donde el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) «está influenciado» por el actual partido de gobierno.
El economista también se pronunció sobre las recientes afirmaciones de Diosdado Cabello respecto a la «captura de mercenarios y armamento», señalando que considera estas declaraciones «poco creíbles y más bien producto de la desinformación». Rechazó la idea de depositar la esperanza de cambio en grupos armados extranjeros, argumentando que esto no conduciría a una solución efectiva.