Los comerciantes solían decorar en noviembre las fachadas de sus tiendas por las fiestas navideñas y afinar la planificación del fin de año y el venidero. Este año, la realidad se ha convertido en un duro portazo para el sector empresarial pues la hiperinflación ha cumplido 12 meses, la producción sigue en picada y las autoridades gubernamentales son espectadoras del retroceso, sin voluntad de tomar acciones de freno al descalabro, publica Correo del Caroní.
Por María Ramírez Cabello
“Se estima que en los próximos días haya nuevo aumento de salario. No queremos subsidio para que nuestros negocios operen, sino condiciones para operar y libertad cambiaria para que el sector primario pueda invertir para garantizar la oferta de bienes”, destacó el presidente de la Cámara de Comercio e Industrias del municipio Caroní (Camcaroní), David Bermúdez.
El subsidio gubernamental vigente desde septiembre equivalía a un salario mínimo de Bs. 1.800, que si bien representó un aumento de más de 5.000% con respecto al salario mínimo previo, se volvió pronto sal y agua por los efectos de la hiperinflación que el Fondo Monetario Internacional proyecta en 1.370.000% al cierre del 2018.
La remuneración mínima legal equivale a un día de gasto en alimentos, de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) que difundió el lunes que la canasta alimentaria saltó a Bs. 52.322,32, de modo que una familia necesita Bs. 1.744,07 diarios para comer, 0,96 salarios mínimos.
“Nos preocupa el panorama porque después de ese aumento vino una escalada inflacionaria que en nada contribuyó a disminuir los índices de variación de precios, porque hubo mayor liquidez monetaria comprando menos productos y eso tiende a aumentar los precios”, resaltó Bermúdez, quien destacó que los aumentos de salario deben obedecer a la eficiencia, productividad y generación de ganancias. “Esos aumentos han sido unilaterales y el petitorio en las reuniones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es que se cumplan las reuniones tripartitas”, dijo.
Aunque el salario mínimo se ha desdibujado en la hiperinflación, Bermúdez teme que el cese del subsidio tendrá efecto en la estructura de costos de las compañías inscritas para la obtención del aporte y, por ende, en la hiperinflación. “Las empresas que ahora deben asumirlo van a tener una incidencia en la estructura de costos. Además, cambiaste el espectro de cálculo de las prestaciones, eso se incrementó exponencialmente generando un pasivo laboral que no estaba previsto”, agregó.
Necesario ajuste salarial
Frente a la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos, el diputado de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, Rafael Guzmán, sostuvo que el salario así como el subsidio gubernamental no representan nada. “Se necesita un salario diario para poder tener la cesta alimentaria, el subsidio no alcanza para nada, no representa nada. El Gobierno debe aumentar ya el salario mínimo porque el poder adquisitivo del salario es el mismo que teníamos antes de la reconversión”.
Aseveró que el retroceso del poder de compra es producto de la hiperinflación causada por el propio gobierno que sigue emitiendo dinero inorgánico y siendo espectador de la caída de la producción petrolera y así en todas las áreas de producción de las empresas públicas.
“Ante esto el gobierno no tiene ninguna medida de recorte fiscal, sigue emitiendo dinero inorgánico para entregar los bonos. Hay problemas de importación de las cajas CLAP, es un gobierno en completo impago de su deuda financiera y comercial (…) El gobierno sabe las medidas económicas que debe tomar y no las toma”, dijo.
Cementerio de tiendas
La falta de correctivos ha significado el cierre de comercios e industrias. Conindustria precisó que de 3.200 empresas registradas en el país, 704 cerraron durante el segundo trimestre de este año, es decir, el 22% “debido a la crisis económica”, reseñó el diario El Universal.
De acuerdo con la encuesta cualitativa de coyuntura industrial, correspondiente al segundo trimestre de 2018, el 77% de las empresas considera la posibilidad de cierre en un lapso menor a dos años. “Esto refleja la disminución de las inversiones más allá de operativas (reposición de inventarios)”, explicó el gremio.
El presidente de Camcaroní manifestó que los resultados del estudio de Conindustria son un reflejo de la realidad del sector comercio. “Basta con dar un recorrido por centros comerciales para ver la cantidad de negocios en inventario desde hace más de seis meses. Los centros comerciales se están convirtiendo en una especie de cementerio de tiendas”, expresó.
Bermúdez sostuvo que ni el Plan de Recuperación Económica, ni la reconversión monetaria ni el supuesto anclaje del salario mínimo al petro han tenido efecto en el sector productivo. “Solo se rompió el mito de la falsa creencia de que se cobraba más caro por punto de venta que por efectivo; pero seguimos viendo que la oferta es insuficiente, vemos negocios más grandes porque se vacían los estantes”, puntualizó.