El salario mínimo en tiempos de Maduro

La paradoja está en el mayor empobrecimiento en la medida que sube el salario mínimo

El gráfico nos muestra una gran verdad del comportamiento del salario mínimo, y en general de los salarios en periodos de hiperinflación. En periodos de inflaciones normales (bajo cierto control) como ha vivido Venezuela durante 30 años, los incrementos del salario mínimo, pueden compensar pero sólo parcialmente, a nivel de limosna,  el impacto de la inflación pasada, del periodo anterior, aunque efectivamente  los ingresos en salario mínimo no resuelven la caída del poder de compra del bolívar (salarios) fenómeno que aquí además pierde efectividad por el ritmo incesante de la inflación, que reduce la capacidad de empleo de las empresas de tamaño mediano y pequeño porque para ellos esos costos en periodos inflacionarios no pueden ser mantenidos a riesgo de tener que cerrar sus empresas.

Por Alexander Guerrero | lapatilla.com

Ese fenómeno  ha estado presente en la economía venezolana por varias décadas, el impacto inicial del incremento en los salarios mínimos además de no compensar la inflación pasada ni pagar la inflación esperada, produce desempleo particularmente en aquellos sectores laborales no calificados del mercado laboral, en otras palabras, el individuo o la familia pobre cada vez tienen menos posibilidades de salir de la pobreza. El fenómeno toma tiempo en hacer un impacto social profundo

La situación se hace realmente insostenible en periodos de hiperinflación  lo que hemos visto en el 2015, cuando en medio de una hiperinflación (causada por un descomunal déficit fiscal por expansión del gasto público y caída de los ingresos fiscales petroleros por reducción  de la renta del petróleo y caída de la producción de petróleo) se han aumentado cuatro veces los salarios mínimos y lo que vemos es un fenómeno absolutamente perverso.

¿Y qué nos lo dice la gráfica? En hiperinflación los incrementos de salario mínimo no sólo no recuperan el poder de compra del bolívar (salario) pasado sino que no traen compensación alguna en la inflación de mañana domingo por ejemplo. Como podemos verlo, el impacto no toma el tiempo en periodos de baja inflación, sino que es de impacto inmediato que trae empobrecimiento absoluto.

Este fenómeno ha sido exacerbado por el propio gobierno, culpable de la hiperinflación y además por imponer políticas inadecuadas para resolver la caída del poder de compra del bolívar que produce la hiperinflación. En periodos hiperinflacionarios no hay otra que permitir que salarios y precios se indexen libremente, es decir, que los gobiernos no suban los salarios por decreto y eliminen los controles porque éstos son herramientas para el empobrecimiento rápido. Permitiendo que los salarios se indexen a la hiperinflación debe ser parte de un acuerdo político nacional para detener el ritmo de empobrecimiento.

Este fenómeno visto en el mundo desde la hiperinflación de la República del Weimar en Alemania en los años 20 del siglo XX, trae varias enseñanzas, la hiperinflación se resuelve con liberación de controles lo cual trae de inmediato un arreglo político nacional que imponga las reformas para adecuar el sistema económico a sus libertades y crear el ambiente para que la gentes se ponga a trabajar y eliminar la invasión de la propiedad y el deterioro de los derechos de propiedad.

Solo tenemos que ver la caída del PIB, producto territorial, y el respectivo per cápita para ver en pleno movimiento y de modo comparativo, el empobrecimiento del venezolano causado no sólo por la hiperinflación, sino también por la carencia de voluntad  política que ha preferido mantener el poder a todo evento y bajo un régimen de represión social, económica y política negándose a exponer su propia irresponsabilidad, que convocar al país a un acuerdo para terminar este atroz ritmo de empobrecimiento.

 

Latam PIBperCapita

 

No olvidemos que la hiperinflación es un fenómeno estrictamente monetario, sale de las impresoras digitales y de papel –billetes- del Banco Central de Venezuala por imposición del gobierno para financiar su déficit fiscal, políticamente inducido. El Maravilloso Mago de Oz de la literatura juvenil americana y de los tiempos del populismo a finales del Siglo XIX, dibuja en el Mago de Oz al populista excelso, que hoy lo tenemos en Maduro y otros del gobierno pero también en la oposición. Sus líderes pertenecen a esta cosecha del populismo socialista, a este tiempo no de oro o plata como han pretendido hacer ver en su discurso populista, sino de lata o papel!!

 

Alexander Guerrero es PhD en Economía

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