El desastre que generó la Sundde en carnicerías

carnicería sin carne

El 18 de octubre, el ministro de Economía y Finanzas, Ramón Lobo, dio a conocer que sostuvo un encuentro con los representantes de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), con el fin de “afinar detalles” para la fiscalización de precios de carnes de res y pollo.

Desde entonces, los funcionarios de la Sundde, han iniciado un recorrido en los 23 estados del país, para fijar el precio por kilo de estos alimentos cárnicos, que estaban siendo vendidos entre los Bs. 70 mil y los 100 mil el kg. De acuerdo con una nota de prensa de la Superintendencia, publicada por la Vicepresidencia de la República, hasta el 30 de octubre, fueron fiscalizadas un total de 611 carnicerías, siendo las distribuidoras de pollo en Miranda, las más abordadas con el plan.

Aunque el ente no ha sido completamente claro en cuanto a la aplicación de esta nueva medida, se conoció que en el estado Vargas, el kilo de pollo fue regulado en Bs. 16 mil, mientras que la carne de res, en Bs. 25 mil. La noticia, rápidamente prendió las alarmas en la población general y en los comerciantes, quienes en apenas un fin de semana, vendieron todo el contenido que guardaban en sus almacenes, ¿el resultado?, escasez de pollo y carne roja. Para confirmar esta versión que se rumoreaba en las calles y en las redes sociales, esta redacción recorrió un seriado de carnicerías y supermercados ubicados en Caracas.

Unos sí, otros no

En el recorrido a los supermercados, se pudo constatar que la carne roja está prácticamente desaparecida, no obstante, en donde aún hay el preciado alimento, el kilo se cotiza entre los Bs. 70 mil y 75 mil. En una breve conversación con una empleada de una conocida red de supermercados, se conoció que la carne fue vendida en su totalidad y que el emporio no tenía intenciones de volver a comprar a los distribuidores. “No puedo hablar de eso, pero no hay (carne) y no se sabe si van a traer de nuevo”, refirió la fuente. Del pollo, solo en un local, había en venta las alas, mientras que las demás partes, no se consiguieron.

Carnicerías vs. pescaderías

En un popular mercado del estre de la ciudad, las carnicerías, estaban prácticamente vacías, a excepción de dos que, efectivamente, estaban vendiendo pollo. “El kilo a 22 mil, pero es por número, y ya repartieron los números”, refirió una de las señoras que se disponía a comprar. Asimismo, había hígado de res entre los Bs. 54 mil y los 65 mil, y carne molida en un solo local, a Bs. 74 mil. “Hay que comprar lo que se consiga”, manifestó otro cliente en el lugar.

Entretanto, otras solo tenían a la venta chuletas, costillas y patas de cochino. Por su parte, las pescaderías estaban haciendo su agosto, siendo los variados tipos de merluza los más solicitados por la clientela. El kilo supera los 60 mil bolívares.

¿Otro plan fallido?

En marzo, la Sundde aplicó una medida igual en los locales panaderos, con el fin de combatir la “guerra del pan”. Inicialmente, el Gobierno anunció que la normativa que se haría cumplir a los comerciales panaderos, establecía que el 90% de la producción de los establecimientos debía ser exclusivamente pan, mientras que solo el 10% restante abarcaría otros derivados de la harina, tal como pastelitos, cachitos, pasta seca, entre otros. Sin embargo, luego de fiscalizar y expropiar panaderías, la escasez de pan se agudizó.

Ocho meses más tarde, el Gobierno no ha logrado resolver esta problemática. Las largas colas que se hacían anterior a la normativa en las afueras de los locales panaderos, desaparecieron, pero no por suficiente abastecimiento de pan, sino porque ya no se vende casi de ningún tipo.

¿Qué dicen los comerciantes?

El tema es tabú. No se habla en público de ello. Los consultados no quisieron dar declaraciones, y al preguntar que para cuando serían repuestas las reservas, solo respondían: “no lo sé”. La medida ha alarmado a los caraqueños, quienes se quejan por no conseguir carne. Ante esto, el pescado y los huevos se han convertido en un sustituto temporal, sin embargo, los altos costos de estos hacen cuesta arriba su adquisición.