La situación económica de Venezuela apunta a que la dolarización transaccional y financiera se acentuarán, las restricciones fiscales van a continuar y una nueva reconversión monetaria es bastante previsible.
De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), que analiza los datos presentados por la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional opositora, los niveles de inflación que registre el país durante este año dependerán del financiamiento monetario del Banco Central de Venezuela al fisco y de si el ente emisor logra o no estabilizar la tasa de cambio.
Según cifras del Parlamento venezolano, en 2020 la economía venezolana cerró con una inflación acumulada de 3.713%, por lo que el país se mantiene en la espiral hiperinflacionaria en la que entró en el año 2017.
El OVF en sus perspectivas económicas 2021 prevé que va a aumentar la dolarización transaccional de la economía y se incrementará la dolarización financiera.
Los últimos anuncios del presidente Nicolás Maduro dan cuenta de una intención de incorporar a la banca en el proceso de dolarización de la economía. Según cifras del Gobierno, alrededor del 30% de las transacciones comerciales en el país se hacen en divisas, por lo que las autoridades prevén autorizar a la banca a activar productos financieros que faciliten a los usuarios el pago en moneda extranjera.
De igual forma, la Administración de Maduro asegura que Venezuela va rumbo hacia una economía 100% digital mientras que el bolívar en efectivo va a desaparecer.
En ese orden, el economista y diputado José Guerra, aseguró que es previsible una tercera conversión monetaria para facilitar las operaciones comerciales en bolívares, a lo que añadió que digitalizar toda la economía implica un esfuerzo monumental. «No lo veo factible porque siempre hay una transacción que se tiene que hacer en efectivo, hasta en el país más avanzado», expresó.
Asimismo, el OVF estima que se mantenga en el país una restricción fiscal importante, como consecuencia de la caída de fuentes genuinas de financiamiento: la contribución fiscal petrolera ha desaparecido y la recaudación fiscal no petrolera ha declinado significativamente debido a la contracción de la economía y el cierre de empresas. En consecuencia, las finanzas públicas seguirán comprometidas y el BCV seguirá financiando el déficit fiscal, generando un mayor índice de inflación.
Sobre el abastecimiento de combustible, Guerra apuntó que hay una dolarización creciente en el pago pues la gasolina subsidiada prácticamente ha desaparecido. Estima que los problemas de distribución y abastecimiento van a persistir pues no hay recursos para financiar la repotenciación de las refinerías.
Finalmente, el Observatorio de Finanzas prevé que el comportamiento de la actividad económica va a reflejar un estancamiento o caída sensiblemente inferior al de 2020, debido a que el año pasado la declinación de la producción petrolera fue anormalmente elevada, como consecuencia de la pandemia de COVID-19.
Añade que, de acuerdo con analistas del mercado petrolero, la producción de crudo estará por el orden de los 370.000 barriles diarios.